Teoría Estructural Del Psicoanálisis, Punto De Vista Genético, Estructural Y Adaptativo
Enviado por gloriabi • 3 de Abril de 2014 • 8.509 Palabras (35 Páginas) • 1.300 Visitas
TEORÍAS ESTRUCTURALISTAS DEL PSICOANÁLISIS
(punto de vista genético, estructural y adaptativo)
Freud no inventó exactamente el concepto de mente consciente versus mente inconsciente, pero desde luego lo hizo popular. La mente consciente es todo aquello de lo que nos damos cuenta en un momento particular: las percepciones presentes, memorias, pensamientos, fantasías y sentimientos. Cuando trabajamos muy centrados en estos apartados es lo que Freud llamó preconsciente, algo que hoy llamaríamos “memoria disponible”: se refiere a todo aquello que somos capaces de recordar; aquellos recuerdos que no están disponibles en el momento, pero que somos capaces de traer a la cosnciencia. Actualmente, nadie tiene problemas con estas dos capas de la mente, aunque Freud sugirió que las mismas constituían solo pequeñas partes de la misma.
La parte más grande estaba formada por el inconsciente e incluía todas aquellas cosas que no son accesibles a nuestra consciencia, incluyendo muchas que se habían originado allí, tales como nuestros impulsos o instintos, así como otras que no podíamos tolerar en nuestra mente consciente, tales como las emociones asociadas a los traumas.
De acuerdo con Freud, el inconsciente es la fuente de nuestras motivaciones, ya sean simples deseos de comida o sexo, compulsiones neuróticas o los motivos de un artista o científico. Además, tenemos una tendencia a negar o resistir estas motivaciones de su percepción consciente, de manera que solo son observables de forma disfrazada. Ya volveremos más adelante con esto.
MODELO GENÉTICO
Se ocupa del desarrollo evolutivo del sujeto, en concreto de sus procesos inconscientes. A este proceso evolutivo se le denomina desarrollo psicosexual que va progresando en fases; fases que pueden alterase por exceso o defecto de gratificación (nociones de fijación o regresión a una fase). La fase inicial, que ocupa el primer año es la "oral" relacionada con las actividades de succión y chupar y con la zona erógena de la boca:
Los comportamientos adultos de fumar, beber, etc.- se relacionarían con ella. Le sigue la fase "anal", segundo año, donde el centro de gratificación es la zona anal y las actividades de retención y expulsión de heces. La fijación en esta fase produciría síntomas como el estreñimiento, enuresis, o rasgos de conducta como la avaricia o el despilfarro. La tercera etapa, la "fálica", entre los tres y cinco años, se relaciona con la zona erógena de los genitales, y la superación de la misma se relaciona con la resolución del "Complejo de Edipo". La última fase es la fase "genital" que se relaciona con la capacidad orgásmica y actividades de recepción y expresión de sensaciones sexuales y afectivas agradables.
El ser humano llega al mundo con toda la libido fijada a sus órganos y al propio yo y, del mismo modo en que se relaciona con su medio ambiente, así también se desarrolla su libido en el sentido que desde ese estado que se denomina período narcisístico primario tiende a transformarse en libido que recubre objetos y a la cual, por esta razón, se le llama libido objetal.
Dinámicamente se distingue un narcisismo primario de uno secundario: el primario corresponde al estadio temprano, cuando todavía la libido no ha recubierto a los representantes internos de los objetos. El narcisismo secundario se produce cuando, por algún motivo, la libido objetar abandona los objetos y vuelve a tomar al yo como único objeto.
Zonas erógenas: aquellas regiones del cuerpo en las que la estimulación condiciona la satisfacción libidinosa.
* ETAPAORAL (0 a 2 años)
Se caracteriza por la obtención del placer por la zona de la boca.
La satisfacción sexual se realiza en forma simultánea con la actividad autoconservadora, que es la que relaciona al niño con el mundo exterior (doble función enunciada por Freud). El instinto sexual se separa pronto del nutritivo y busca independientemente su satisfacción.
La etapa oral ha sido dividida en dos fases: la primera, de succión (0 a 6 meses), cuya satisfacción está dada por el chupeteo. En la segunda fase, sádico-oral o canibalística (6 meses a 2 años) la forma del placer cambia con la aparición de los dientes, sustituyendo el placer del chupeteo por el placer de masticar y devorar. Si bien en la primera fase oral el niño encuentra bastante satisfacción en su propio cuerpo, en la fase canibalística la actividad instintiva exige un objeto y de la relación psíquica con él.
Durante la etapa oral se hace evidente la ambivalencia; así, por ejemplo, en su segunda fase oral, simultáneo al deseo de devorar un objeto, existe el deseo de ser comido por éste, evidenciando el deseo de establecer una conexión más íntima con este objeto y destruirlo como un ente del mundo exterior. Su presencia ha llevado a Abraham a dividir la evolución libidinosa en: preambivalente (oral primaria); ambivalente propiamente tal (oral secundaria) y postambivalente (etapa genital).
Si el individuo quedara fijado a la esfera de los deseos orales, mostrará en toda su conducta una gran resistencia a la adquisición y a la ganancia y un intenso deseo de ser mantenido por otros. Las tendencias sádico - orales se evidencian en personas que ruegan y solicitan demasiado, sin desprenderse del objeto. Formaciones reactivas son las alteraciones del comer y una exagerada escrupulosidad. La sublimación puede realizarse a través del canto, al afán de saber, estudio de idiomas, etc.
* RELACIÓN ENERGÉTICA ENTRE EL PEZÓN Y LA BOCA DEL LACTANTE
Es tanto o más importante que el estado morfológico o fisiológico del seno, el estado de la carga bioeléctrica del pezón como elemento perturbador, dentro de la relación temprana del niño con su madre.
Cuando las madres rechazan conciente o inconcientemente a sus hijos, generarían cargas bioeléctricas en el pezón, llevando a sus hijos a trastornos alimentarios. Podría hacerse una clasificación de las causas capaces de provocar esta reacción:
Causas reales, o secundarias a un conflicto emocional: lesiones en el pecho, sangramiento, etc.
Angustia no vinculada al bebé: conflictos familiares, económicos, falta de descarga genital.
Angustia vinculada directamente al bebé: culpa por el placer de la succión, odio conciente o inconciente al niño, reactivación del sadismo oral de la madre.
No siempre puede argumentarse un rechazo al pezón por carga negativa, también ese rechazo se puede producir por los mecanismos psíquicos internos del lactante.
El
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