Teorías De La Educación
Enviado por Patty_Silver • 8 de Octubre de 2013 • 2.704 Palabras (11 Páginas) • 225 Visitas
Introducción
En este ensayo daré a conocer algunas de las principales ideas dentro de las teorías educativas, las cuales han servido para el desarrollo de la transmisión de conocimientos en la humanidad.
Para Jonh Locke, la mejor educación se da dentro del hogar, bajo la guía de un preceptor y no en la escuela pública, es por eso que le daba gran importancia al juego, ya que para él, es un factor educativo de enorme importancia, pues permite al niño ser libre y enseña a medir las propias fuerzas, a dominarse, a actuar con provecho sobre el mundo externo, por lo que debe tomarse en cuenta en la educación intelectual.
Locke decía que el estudio debe organizarse de modo que resulte natural, placentero y apto para satisfacer la curiosidad natural y los intereses del niño, por ello, su ideal de formación intelectual es preparar al niño de forma que absorba cualquier ciencia a la que desee dedicarse y sea capaz de libertad de pensamiento, sin reglas y nociones dudosas.
Para Freinet, la educación debía de partir de las necesidades del niño, de sus intereses, su curiosidad y su contacto con el medio real, y a partir de ello, tomando a la palabra como instrumento de expresión del mundo, formación de la personalidad y la aplicación de los conocimientos. La libertad del trabajo del niño, era uno de los principios que Freinet desarrolló. El niño debía de tener los medios para poder hacer uso de su libertad. Y en base esos principios, estableció una escuela que da la palabra a los alumnos, una escuela crítica, creativa y por tanto investigadora. Una escuela con un claro sentido de la formación integral de los niños.
Para Aristóteles al creer que nuestros conocimientos se van estructurando por extracción de la forma o esencia de un objeto al experimentar los casos particulares del mismo, prefiere el método inductivo de razonamiento que empieza con los hechos particulares y pasa a generalizaciones basadas en ellos.
Él afirmaba que se requiere un salto intuitivo final para alcanzar la conclusión apropiada (esto es, por lo que denominan el acto de la razón intuitiva).
Una de las tareas fundamentales del maestro, por ende, es proporcionar al niño las experiencias concretas necesaria para realizar ese juicio reflexivo final que conduce al conocimiento definitivo.
Es evidente que Aristóteles también se dio cuenta de que es posible el razonamiento deductivo y tuvo mucho que decir sobre la naturaleza del silogismo (que es la forma básica del argumento deductivo); pero sobre todo subrayo que el método inductivo era el primordial, tanto en aprender como en enseñar.
La educación ideal del hombre, según Fröebel, comienza desde la niñez, considerando el juego como el medio más adecuado para introducir a los niños al mundo de la cultura, la sociedad, la creatividad y el servicio a los demás, sin dejar de lado el aprecio por la naturaleza en un ambiente de libertad.
Froebel, afirmaba que el profesor está obligado a respetar al discípulo en toda su integridad y el educador debía manifestarse como un guía experimentado y amigo fiel que, con mano flexible, pero firme, guía al discípulo. Sin embargo, el docente no es sólo un guía, sino también un sujeto activo de la educación: da y recibe orientación, pero deja libertad, aun cuando propone la actividad.
El maestro debe conocer los diferentes grados de desarrollo del hombre para llevar a cabo su tarea con éxito, las etapas de desarrollo como son la infancia, niñez, pubertad, juventud, madurez.
Froebel fue el primer educador en hacer hincapié en el juguete y la actividad lúdica para aprender el significado de la familia en las relaciones humanas.
Para Dewey la educación es una constante reorganización o reconstrucción de la experiencia y a partir de esto su principal preocupación fue poder desarrollar una educación que pudiera unir la tradicional separación entre la mente y el cuerpo, entre la teoría y la practica o entre el pensamiento y la acción, ya que él pensaba que al hacer esta separación, llamada “natural” la educación, para él tendía a ser académica y aburrida, alejada de los intereses reales de la vida y decía: “Cada vez tengo más presente en mi mente la imagen de una escuela; una escuela cuyo centro y origen sea algún tipo de actividad verdaderamente constructiva, en la que la labor se desarrolle siempre en dos direcciones: por una parte, la dimensión social de esta actividad constructiva, y por otra, el contacto con la naturaleza que le proporciona su materia prima”.
Para este mejoramiento de la educación pensaba el autor que esta no se podía lograr con una mejor educación de los maestros, sino con una mejor educación de los padres y los funcionarios escolares ya que para él, ellos son la última palabra y el carácter de esa palabra dependía solamente de la educación que ellos hubieran recibido: “Una persona que recibiera educación será una que la entregue”.
Afirmaba también que los niños no llegaban a la escuela como limpias pizarras pasivas en las que los maestros pudieran escribir las lecciones. “Cuando el niño llega al aula ya es intensamente activo y el cometido de la educación consiste en tomar a su cargo esta actividad y orientarla”.
Para Montaigne la educación de su tiempo sufría de grandes vicios. Era libresca, llena de pedantismo, alejada de la vida y propensa a sancionar a los niños con castigos corporales. La instrucción era una moneda falsa, que no tenía otro valor que el de una ficha para cortar o sostener los naipes. Él decía que el conocimiento que venía de los libros, merecía el mayor desprecio, ya que no tenía nada que ver con la vida real del individuo. El que abusaba de enriquecerse con la acumulación de tantos conocimientos no sería nunca listo ni brillante.
Por lo que corresponde a los castigos corporales, indicaba que no hay nada mayor que perjudique a la naturaleza bien nacida que la violencia y la fuerza. Los azotes incrementaban la cobardía y la terquedad maliciosa.
El ideal educativo de Montaigne, es el hombre de mundo. El objeto de la educación es formar el hombre completo, en cuerpo y alma; el hombre que conoce el difícil arte de vivir la vida. Para ello, hay que educar el juicio del alumno más que llenar su vida de palabras. En vez de decir todo, el preceptor debe mostrarle al alumno las cosas, por hacérselas agradables, hasta que aprendiera a comprender y a elegir por sí mismo. Que el maestro no sea el
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