Toma De Decisiones

Día a Día podemos ver cómo la gente realiza sus metas, cumple sus sueños y lleva acabo ese proceso para lograr sus objetivos para poder triunfar. ¿Cómo logran esto? Aprendiendo a tomar decisiones.

Tomar una buena decisión consiste en trazar el objetivo que se quiere conseguir, reunir toda la información relevante y tener en cuenta las preferencias del que tiene que tomar dicha decisión. Si queremos hacerlo correctamente, debemos ser conscientes de que una buena decisión es un proceso que necesita tiempo y planificación.

Por ello la única manera de tomar una buena decisión es a través de la aplicación de un buen procedimiento, o modelo de toma de decisiones, el cual nos ahorrará tiempo, esfuerzo y energía.

Cuando era niña pensaba que las cosas eran fáciles y que nada podía ser difícil o duro.

La verdad, pensaba que toda la vida mis papás estarían para mí, que yo estaría siempre con ellos y que nadie me daría órdenes más que ellos, aunque en este aspecto, en el algún momento quise ser mayor para que yo misma pusiera mis propias reglas.

Luego, estando en el kínder, era muy emotiva: siempre me dejé llevar por lo que los demás decían de mí, que si estaba gorda yo lloraba, que si era fea me enojaba y lloraba, siempre era el mismo resultado; recuerdo mucho cuando iba en 2 de kínder y teníamos una actividad en la alberca de la escuela, obviamente todos llevábamos traje de baño, mi amor platónico Martín me dijo que me veía gorda, fue mi trauma de por vida. En ese momento decidí que no volvería a usar traje de baño. Solo tenía unos 5 años y ya me había marcado para toda mi existencia. Y lo dicho fue cumplido. Pasó mucho tiempo hasta que yo volví a entrar en una alberca.

Un año más tarde, en mi último curso del jardín de niños, la maestra me eligió para dar un discurso de un concurso (me imagino que porque yo era la mejor alumna) pero yo tenía mucho miedo. Mi mamá me ayudó a realizar dicho discurso y yo solo tenía que leerlo. Y realmente tenía la motivación de que tendría muchos honores y todos me querrían más si me veían más grande que ellos (hablando de un escalar de triunfos) y, sobre todo, que mi mamá se sentiría muy orgullosa de mí. Sin embargo, yo moría de miedo a equivocarme-fracaso-, nervios, frustración, pero quería hacerlo. Al final, no recuerdo exactamente por qué, pero no lo hice y la niña que yo creía que era mi mejor amiga por muchos años dijo el discurso; yo me sentí meramente decepcionada y queriendo estar en su lugar.

El resultado era indiscutible: había tomado una mala decisión, opuesta a lo que yo quería, lo cual descubrí en el momento que a ella la vi más “grande” que los demás y que yo.

Pienso que eso fue una buena experiencia para entender que debo hacer las cosas que quiero, sin miedo a fracasar, y si lo hago, será una buena experiencia y podré lograr cosas mejores con ellos. Mayores logros o metas que me proponga.

El efecto Pigmalión es algo que recuerdo haber sentido muy bien. Soy una persona religiosa realmente, creo que algunas cosas que me llegan a suceder son un tipo de castigo de Dios, una recompensa o simplemente el destino. Por eso es que recuerdo muy bien la vez que perdí mi teléfono. No podía creerlo, tenía dos semanas que haberlo comprado,

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