Trabsferencia Y ContratransferenciA
Enviado por Monserratte12 • 4 de Marzo de 2014 • 1.710 Palabras (7 Páginas) • 377 Visitas
La neurosis de transferencia y su importancia dentro las terapias psicodinámicas.
Como ya se ha dicho en la relación terapéutica, como en toda relación significativa, el paciente inicia procesos transferenciales difusos. Dentro del marco del psicoanálisis o una terapia psicoanalíticamente orientada, estos procesos son intencionalmente intensificados con el fin de descubrir los mecanismos infantiles subyacentes a la neurosis del paciente. A esta reproducción de la neurosis infantil en la relación con el analista de un modo artificial se le denomina neurosis transferencial.
La transferencia es un fenómeno derivado del desplazamiento y la regresión. Para lograr el establecimiento de la neurosis transferencial es necesario que el ambiente terapéutico facilite estos procesos a través de algunos factores, tales como la serenidad y constancia del ambiente, el silencio del analista, la asociación libre y la escasa información que tiene el paciente acerca del terapeuta que permite con mayor facilidad la proyección de sus figuras internas sobre él (Fenichel, 1974).
La importancia de establecer la neurosis transferencial radica en que permite conocer y dirigir a la figura del terapeuta los mecanismos y conductas neuróticamente estereotipadas de modo tal que éste pueda atacar las resistencias neuróticas mediante las interpretaciones de la transferencia, logrando una reestructuración de la personalidad del paciente que lo llevaría a una mejor adaptación.
Es importante destacar que esta neurosis transferencial no es fomentada en las psicoterapias breves debido a que, en primer lugar, el encuadre o setting de la terapia no es el apropiado para lograr los fenómenos regresivos característicos de la neurosis transferencial y, en segundo lugar, no se pretende cambiar la estructura de personalidad del paciente sino lograr insight sobre aspectos de la vida cotidiana del paciente.
Transferencia positiva y transferencia negativa.
En términos generales podemos decir que la transferencia positiva surge cuando el analizado siente ciertas gratificaciones por parte del analista y se dispone hacia él con una actitud de amor, distinta a la cooperación consciente producto de la alianza terapéutica. Por otra parte, también podemos hablar de una transferencia negativa, la cual se produce cuando el paciente revive en la transferencia conflictos que vivió en su infancia en la figura del terapeuta; normalmente, el terapeuta va a frustrar los intentos del paciente por actualizar los impulsos, de manera tal que éste active sus defensas, respondiendo con hostilidad y agresión.
La transferencia positiva es el móvil más importante para superar las resistencias, o sea, hacer consciente lo inconsciente. Cuando la transferencia se vuelve negativa o sexual, se convierte en una resistencia y su análisis y disolución adquieren una importancia esencial para poder continuar el trabajo. Mientras la transferencia resulta de este modo un gran peligro para el tratamiento, se constituye al mismo tiempo en su instrumento más importante, pues la vuelta de los procesos infantiles en la transferencia hace de ella el mejor medio para hacer recordar aquellas vivencias reprimidas (Racker, H. 1990). De este modo, el hablar de resistencia positiva o negativa tiene, actualmente, una connotación más bien técnica que valórica, en tanto el análisis y la elaboración de ambas son útiles para el trabajo terapéutico.
La Transferencia y su relación con la resistencia.
Si en el curso de la terapia psicoanalítica la transferencia se vuelve negativa, está se transforma en una resistencia; en general, se consideran resistencias todas aquellas conductas, emociones, pensamientos, impulsos y fantasías que entorpecen el análisis, dificultando los procesos de recuerdo e insight, impidiendo el cambio.
Freud se percató prontamente de esta relación entre las resistencias y ya en su libro de 1912, "La dinámica de la transferencia", señala la aparición de patrones infantiles de relación que entorpecían el análisis y estableció que la transferencia era una forma de resistencia, en la cual se repiten formas de actuar defensivas para no recordar hechos ansiógenos. Posteriormente, comprendió que la transferencia era un fenómeno mucho más amplio, en el cual se podía incluir tanto los sentimientos infantiles positivos como los negativos actualizados en el terapeuta. De este modo, en "Más allá del principio del placer" (1920), Freud manifiesta que también se puede considerar como transferencia el contenido resistido; el ello canalizaría transferencialmente sus impulsos hacia el terapeuta y el yo repetiría las defensas que ocupó en la infancia para protegerse de éstos, oponiéndose ambas instancias reviviendo el conflicto que causó la neurosis.
Estos dos modos de entender la transferencia han dado lugar a la formación de dos grupos de psicoterapeutas. El primero expresa que la transferencia es principalmente resistencia, ya que ella daría cuenta de repetición de ciertos impulsos infantiles, que ocuparían el lugar del recuerdo; la labor del terapeuta sería eliminar esta transferencia, para lograr lo esencial del proceso analítico, el "recordar" (hacer consciente) la infancia reprimida. El peligro de este enfoque está en considerar que lo rechazado sea el pasado, siendo que para el inconsciente (regido por el proceso primario) no existe diferencia entre pasado y presente. Lo rechazado es algo doloroso, que nunca se transforma propiamente en pasado y que se vive como presente en la relación transferencial.
Para el segundo grupo la transferencia es lo resistido y lo fundamental en la terapia es la transferencia
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