Trastornos De La Conducta Alimenticia

I. Introducción

En el presente trabajo se abordarán los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), específicamente la bulimia y anorexia. Estos trastornos engloban varias enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas, entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, un gran temor a subir de peso y la influencia de una serie de valores (impuestos socialmente) a través de una imagen corporal. Pero además de los factores sociales, entre los cuales está el estereotipo de belleza, viéndose influidas especialmente las mujeres; existen otras causas que influyen significativamente en el desencadenamiento de estos trastornos, como son los factores biológicos y el factor familia, que a pesar de ser menos predisponente, no se debe dejar a un lado. Es de suma importancia que los jóvenes, quienes son los más vulnerables a padecerlos consecuencia de la actual globalización, estén informados para prevenirlos y tratarlos a tiempo, pues entre menos tiempo se tenga de padecer un trastorno alimentario, mayor será la probabilidad de superarlo.

II. Trastornos de la conducta alimenticia

Para comprender lo que es un trastorno de la conducta alimentaria, es necesario profundizar en la definición de “trastorno” y los criterios que deben cumplirse para identificar el mismo.

La palabra trastorno representa un “giro en el sentido contrario o giro anormal, invirtiendo el orden natural de las cosas”. Se deriva de dos palabras latinas, estas son: trans (al otro lado” y tornare (girar). El término “trastorno” es aplicable a cualquier ámbito en el cual se altere el orden natural de las cosas, pero se utiliza generalmente en el terreno de la salud mental.

Para afirmar que una persona padece un trastorno debe identificarse un patrón disfuncional de comportamientos o anormalidades psicológicas o biológicas clínicamente significativos. En otras palabras, un trastorno afecta todos los ámbitos de la vida de la persona que lo padece.

Po tanto, los trastornos de la conducta alimentaria están referidos a conductas anormales en la forma de ingerir alimentos. Las personas que padecen un trastorno de este tipo, pueden llegar a sufrir diversas enfermedades a causa de la falta de vitaminas, minerales, proteínas y nutrientes en general.

Un trastorno de la conducta alimentaria puede desencadenar un sinnúmero de enfermedades crónicas y progresivas. Según la American Psychological Asociation (APA), entre los síntomas asociados a estos trastornos están la pérdida del cabello y masa ósea, la anemia, interrupción de la menstruación o amenorrea, esofaguitos, entre otros.

Un dato impactante, arrojado por la Agencia de Investigación de Cuidados de la Salud, en Estados Unidos, es que entre el año 2006 los trastornos alimenticios han sido la causa de hospitalizaciones en un 119% más que en 1999. Entre los síntomas más comunes identificables en las consultas predominan la desnutrición, los bajos niveles de energía y de hierro y pérdida de cabello.

La psicóloga y fundadora de la Red de Información sobre Trastornos Alimenticios, Dina Zeckhausen, expresa que en lugar de imponer dietas restrictivas en niños con sobrepeso, se les inculque actividades físicas (mejor aún si se practican en familia) y una dieta saludable; pues la primera opción puede llegar a ser causa de un trastorno alimenticio. La misma psicóloga señala la importancia que tiene en el origen de un trastorno de este tipo los rasgos de personalidad ansiosa, perfeccionista y obsesivo-compulsiva; además del acoso escolar, el abuso y el divorcio de los padres (factores externos).

III. Antecedentes de la Anorexia y Bulimia

Historia de la Anorexia Nerviosa y Bulimia

Anorexia Nerviosa

En la Edad Media, una época en que los valores religiosos estaban muy arraigados en las personas, la anorexia era vista como una meta espiritual a alcanzar, de hecho, se habló de la "santa anorexia" y "el ayuno ascético" en un período histórico en el cual se perseguía con frecuencia la búsqueda de las virtudes espirituales mediante la mortificación del cuerpo.

Las víctimas ilustres de la enfermedad eran en ese momento mujeres santas que se convirtieron más tarde. Buscando un "matrimonio con Cristo" se negaban la comida, entre estas mujeres estaban santa Catalina de Siena y la beata Ángela de Foligno.

Modernidad

Aunque fue un médico genovés en 1500, Simone Porta, el primero en estudiar y describir el cuadro clínico de la anorexia nerviosa, es tradición generalizada trazar el primer descubrimiento de la enfermedad sólo en 1689, cuando fue publicado por el médico británico Richard Morton el primer informe de dos pacientes que, en ausencia de enfermedad manifiesta, se negaban a comer. Morton llamó a este trastorno "consumición nerviosa":

El hijo del reverendo Steele, en torno a los dieciséis años de edad, cayó gradualmente en una total falta de apetito, y posteriormente atrofia universal, anhelando poco, poco siempre por más, por dos años, sin que hubiera fiebre, tos u otros síntomas de cualquier otra enfermedad de los pulmones u otras vísceras, incluso

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