Trastornos del Desarrollo y Trastornos de Conducta: Aspectos Evolutivos, Educativos, Sociales y Familiares

Historia clínica y familiar: El niño tiene nueve años, es el primer hijo, de padres separados, de parto prematuro, bajo peso al nacer y estuvo en UCIN durante doce días, tiene una hermana menor. Su rutina de sueño fue normal solo hasta los ocho meses, a partir de esta edad empezó a dormir solo, su alimentación fue leche materna y complementaria hasta los seis meses y en adelante solo fue con complementaria porque la mamá salió a trabajar, también a los ocho meses inició y toleró la ingesta de otros alimentos. Actualmente asiste a terapia multimodal: terapia ocupacional, fonoaudiología, terapia física, psicología y recibe tratamiento farmacológico. Cada seis meses va a control con Neuropediatría.

Antecedentes: Su padre a los cinco años fue diagnosticado con conducta hiperactiva/impulsiva predominante. Su madre manifestó que hubo consumo de alcohol en los primeros meses del embarazo, se enteró tarde de él, había conflictos de pareja y no tuvo controles prenatales.

Desarrollo conductal: presenta catarsis emocionales ante situaciones negativas como enfado, nervios, frustración o engaño, pero también ante situaciones positivas como excitabilidad, ilusión, diversión, es desafiante, en ocasiones rebelde, le cuesta interiorizar las normas.  No es capaz de autorregularse y le cuesta resolver conflictos.

Desarrollo cognitivo: presenta déficit atencional y problemas de memoria sostenida y focalizada para realizar tareas fáciles. Le cuesta esperar el turno y seguir instrucciones.

Desarrollo corporal: en el desarrollo motriz grueso, aunque camina en ocasiones se tropieza y cae, participa poco en las actividades deportivas. En la motricidad fina hay ciertas dificultades manipulativas, ejerciendo mucho esfuerzo al realizar trazos de escritura (saca la lengua), su coloreado es bastante desordenado y no respeta límites de la figura. Se frustra ante actividades como recortar, rasgar, enrollar. Le agrada la pintura porque libera estrés, tensión y se muestra creativo.

Desarrollo comunicativo: su nivel de expresión es perfecto, su vocabulario es variado, pero no es capaz de mantener una conversación por más de dos minutos con un adulto y poco mira fijamente a los ojos.

Desarrollo personal social: en casa tiene dificultad en actividades rutinarias como bañarse, vestirse, comer solo, pero controla esfínteres. Es un niño activo, alegre y muy poco se acerca sus pares. A pesar de la separación de sus padres, ellos manifiestan que se esfuerzan por mantener buenas relaciones entre todos.

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