ELEMENTOS DE UNA COSMOVISIÓN CRISTIANA PENTECOSTAL

ELEMENTOS DE UNA COSMOVISIÓN CRISTIANA PENTECOSTAL

En el siglo I d.C nació y floreció la iglesia primitiva, fundamentada en principios y doctrinas totalmente Cristocéntricas, donde podríamos decir que se aprovechaba y disfrutaba a cabalidad el periodo de la gracia, claramente tenían un alto y profundo entendimiento de quien era Cristo, que hizo en la tierra y cuál era su corazón hacia nosotros; esta etapa de la iglesia trajo profunda determinación y convicción en los creyentes de la época, es en este punto cuando la influencia del imperio romano acrecienta y llega a ejercer grandes cambios en la cosmovisión de la época, por medio del emperador Constantino.

Toda una serie de principios fueron ‘’adaptados’’ hasta involucrar y camuflar las religiones paganas de la época en lo que se llamaba Cristianismo. Tuvieron que pasar varios años hasta llegar a la época de la reforma, donde el Señor uso a siervos suyos para traer la verdad a un mundo totalmente olvidado de El y de la esencia propia del evangelio, hoy decimos gozar de los beneficios y frutos de la reforma sin darnos cuenta que la iglesia actual está siendo invadida por el imperio romano de nuestra época, lo cual produce la negociación de principios innegociables, valga la redundancia. Es decir hoy en día nosotros mismo estamos creando una falsa imagen de Dios, del hijo y del Espíritu Santo.

Es importante que como líderes, ministros y seguidores de Cristo, seamos fieles en los principios expuestos en la palabra de Dios, no podemos dejar que la constante globalización y ‘’desarrollo’ del mundo nos lleve a adaptar nuestros principios a el, si no por el contario incomodarlo, despertarlo y levantarlo.

Debemos considerar el contexto en el que se desarrolla la palabra de Dios, esta es viva y eficaz, útil para enseñar e instruir, no cambia ni será cambiada, algo que debe entender la iglesia actual, que esta generando movimientos reaccionarios a una modernidad ilustrada y secularizada que ha removido la centralidad de Dios.

Nosotros mismos nos hacemos llamar conocedores de la verdad, ¿pero realmente lo somos? Necesitamos tomar en serio la tarea que el Señor nos ha dado, defender el evangelio vivo de salvación, que cree en Jesucristo y en nosotros como soldados dispuestos a su servicio, ya basta de acomodar las verdades a nuestros puntos de vista, necesitamos pararnos sobre la brecha y entender que fuimos creados con propósitos más altos que nuestros propios pensamientos y la eternidad fue sembrada en nuestros corazones.

¿Creemos en el Padre?, estamos dispuestos a entender el gran dolor del padre por el pecado de la humanidad (Génesis 6:6), a exponer su palabra sin miedo a ser rechazados.

¿Creemos en el hijo? Comprendemos la magnitud de cargar la cruz y seguirlo, vivenciamos su vida, sabemos que él está con nosotros y no se quedó en el madero

¿Somos pentecostales? ¿Creemos en el Espíritu Santo? Realmente alcanzamos a entender que es y fue eso para los apóstoles, nuestra iglesia está marcada por vivencias, emociones, queremos ver manifestaciones del Espíritu Santo en Nuestras vidas, pero no comprendemos que él está siempre con nosotros, que él se manifiesta en nuestro corazón, nos guía, consuela y redarguye, necesitamos cambiar emociones por convicciones.

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