Indianizacion de Jesús

INDIANIZACIÓN DE JESUCRISTO

En el libro “Quetzalcóatl y Guadalupe” de J. Lafaye nos menciona las transformaciones de esas raíces de la conciencia nacional mexicana. Que comenzó con la similitud de Quetzalcóatl con Jesús y posteriormente con Santo Tomas, este fue un momento decisivo en la formación espiritual de uno de los segmentos de la clase dominante en el México colonial.

Todo comenzó desde que se comenzó a rumorar que Quetzalcóatl era un hombre blanco, con ojos azules y barba que había venido desde tierras lejanas con la intención de enseñar conocimientos de agricultura, astronomía, ciencias y artes. Convirtiéndolo en uno los dioses más importantes de Mesoamérica y cuya presencia se repite en distintas civilizaciones prehispánicas.

Durante las clases de apreciación del arte se han venido hablando sobré como el indígena adopto la imagen de Jesús partiendo de la idea que era Quetzalcóatl, siendo motivo por el cual hubiera una lamentable confusión a la llegada de Hernán Cortes, lo cual fue confirmado durante la traducción de Jerónimo de Aguilar y Malintzi tiempo después. Comenzando aquí todo el proceso de indianización de Jesucristo en tierras mexicas y la imposición de una religión que actualmente se continúa venerando, sin perder algunos cultos mexicas.

En el libro “El mito de la Serpiente Emplumada”, de la antropóloga Laurette Sejourné nos marca en un párrafo que “Venus, además de representar a Quetzalcóatl, simboliza el alma humana”. Según esta antropóloga, Quetzalcóatl y su enseñanza espiritual de penitencia y caridad represento un instrumento de redención para el ser humano en su momento. De hecho, después de su muerte este dios se transformó en la estrella Venus y subió al Cielo para fundirse con el mismo firmamento.

Si nos ponemos a reflexionar, la “Serpiente Emplumada” seudónimo que se le asignó a esta dualidad tuvo la misma función que Jesús en su momento: fue el portador de un mensaje de esperanza y salvación para una partícula celeste que se encarna como ser humano en este mundo.  Lo dialogado en clase hace recordar que, Quetzalcóatl era enemigo de los sacrificios algo que también se asemeja a Jesús.

Muchos textos aztecas citados por Bernardino de Sahagún confirman que, también para esta civilización, el hombre y el cosmos eran el resultado de una caída desde un estado perfecto original. Otra semejanza que se puede ver cuando se comenta que Venus tenía la función de abrir y cerrar los sucesivos ciclos cósmicos, exactamente como Quetzalcóatl lo hizo al revelar a los mexicas el conocimiento al inicio del Quinto Sol y prometiendo su retorno para cerrar el ciclo. Lo cual de la misma forma lo realizo Jesús según lo marca en la biblia en Apocalipsis 22,16 donde nos menciona: “Yo soy el lucero brillante de la mañana”

Todo este misterio de Quetzalcóatl, fue provocando podo a poco el nacimiento de un mito que en su contexto histórico satisfizo las exigencias de los frailes que se encargaron de documentar la historia de los pueblos sometidos y su transición hacia el catolicismo.

A partir de las crónicas evangelizadoras que fungieron como pretexto para la conquista, permeó en círculos religiosos y formó un relato sincrético e incoherente, pero lo suficientemente tentador como para instalarse en el imaginario de quienes reescribían la historia de las civilizaciones conquistadas. Al respecto, Eduardo Matos en su artículo “Quetzalcóatl ¿blanco y de ojos azules?” asegura que: “Los frailes del XVI trataron de encontrar justificación a la presencia de miles de indígenas a lo largo y ancho de Mesoamérica, hecho que los llevó a buscar una explicación en lo que para ellos era la palabra de Dios: la Biblia. Basados en relatos indígenas y adaptándolos a los pasajes bíblicos, van armando una figura que satisface sus creencias pero totalmente irreal.”

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