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La Persona Humana De Je Sus

oscalindre3 de Diciembre de 2014

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LA PERSONA HUMANA

l. Explicación de la terminología. 2. Síntesis del pensamiento de la Patrística griega. 3. La doctrina de S. Tomás de Aquino. 4. El constitutivo formal de la persona.

1. Explicación de la terminología

Según la definición clásica de Boecio, la p. es «rationalis naturae individua substantia», «sustancia individual de naturaleza racional» (De duabus naturis, c. 3: PL 64,1345).

El vocablo «persona» es transcripción literal del latino persona, equivalente al griego prósopon. Aunque las palabras latina y griega no sean transcripción una de otra, su origen es el mismo, como explica Boecio en la obra citada: «El nombre de persona parece haberse tomado de aquellas personas que en las comedias y tragedias representaban hombres; pues persona viene de "personar", porque debido a la concavidad, necesariamente se hacía más intenso el sonido. Los griegos llamaron a estas p. prosopa, puesto que se ponen sobre la cara y ante los ojos para ocultar el rostro» (c. 3: PL 64,1344).

En latín, pues, p. viene de la máscara, que presta resonancia a la voz, llevada por los actores en la escena. Después pasa a significar figura, imagen, actor, personaje de la escena, personaje revestido de dignidad (cfr. Sum. Th. 1 q29 a3). El estoicismo se adueña del término para hablar de uno de sus temas favoritos: el papel que desempeña el hombre en el escenario del mundo (ciudadano del mundo): cfr. p. ej., Epicteto (siglo I), Enchiridion, 17; Las conversaciones de Epictelo, 1, 29.

Luego adquiere el significado de p. jurídica. En el s. II, el lenguaje jurídico distingue lo que concierne a las «personas» y a las «cosas»: cfr. Gayo, Digesto, 1, tít. V, n° 1. Un padre y un hijo eran ya «dos personas» en el hablar usual y en la terminología del foro. En el ámbito cultural griego, se observa la misma evolución en cuanto al término prósopon, que adquirió una significación jurídica y filosófica por influjo del estoicismo.

Sobre este fondo, el advenimiento del cristianismo con la reflexión teológica que suscita, principalmente el esfuerzo por entender los dogmas de la Trinidad y de la Encarnación, incide profundamente el desarrollo del concepto de p., hasta el punto de que aquí la Teología precede a la Filosofía.

El Conc. ecuménico Constantinopolitano II, del 553, resumiendo un largo esfuerzo de clarificación afirmará que en Dios hay una única naturaleza o sustancia y tres p. o subsistencias («en trisin hypostásesin egoun prosópois»); y que en Cristo hay una única subsistencia o p. («mían autou ten hypóstasin, étoi hen prósopon») y dos naturalezas, divina y humana, unidas en la misma subsistencia.

Como se ve por esta formulación de los dogmas trinitario y cristológico, que es la misma que hoy mantiene la Iglesia católica, el concepto de prósopon es estrictamente equivalente al de hypóstasis, que hemos traducido al castellano como subsistencia.

Veamos algunos datos más sobre la historia de ambos términos ya que contribuyen a precisar su significado.

En griego, hypóstasis significa base, fundamento, lo que está debajo; poso, sedimento; a veces, cieno o fango. También, emboscada, asechanza (así en la S. E., 1 Reg 13,23 y 14,1; en versión latina: «Statio Philistiim» o «substantiam allophylorum», para 1 Reg 14,1).

En sentido figurado, significa el fondo de un asunto, el tema de un discurso, los principios en que se resuelve; a veces, convicción firme; con más frecuencia, presencia de ánimo, osadía, confianza. No es término filosófico de Aristóteles, quien lo emplea ciertamente, pero en el sentido de realidad objetiva, por contraposición a apariencia. En este sentido corriente, sin carga filosófica, lo emplea también la S. E.: Heb 1,3; 2 Cor 9,14; ,11,17; Heb 3,14; 11,1; Ps 38,6.18; Ps 68,3; etc.

En la literatura cristiana de los primeros siglos, la palabra hypóstasis conserva la significación de realidad objetiva y consistente. Aplicada a la esencia divina, toma el sentido de esencia, es decir, se equipara a ousía (esencia); pero aplicada a las p. divinas, consideradas como tales, tiene un significado más restringido de sustancia completa, en sí existente o subsistente, esto es, sujeto independiente, y, en este sentido, se la oponía frecuentemente a ousía.

La palabra prósopon se incorporó al vocabulario teológico como traducción del término latino persona. La emplea en sentido estricto de hipóstasis S. Hipólito Romano, escritor de expresión y origen griegos, considerado por la tradición discípulo de S. Ireneo, y dependiente de los medios teológicos occidentales, en los que entonces dominaba la fórmula trinitaria de Tertuliano (Adversus Praxeam): tres personas, una substantia.

Esta formulación hace fortuna en Occidente (la usan entre otros, Novaciano, S. Hilario, S. Ambrosio, S. Agustín, etcétera). En cambio, en Oriente, se opondrá una tenaz resistencia al término correspondiente (prósopon), ya que conservaba resonancias modalistas. Sabelio había hablado en efecto de tría prósopa en Dios, en el sentido no de tres p., sino de tres modalidades o modos del único Dios (mía hypóstasis).

2. Síntesis del pensamiento de la patrística griega

Al hilo de estas referencias históricas se ha visto cómo se constituyen los conceptos equivalentes de p. e hipóstasis. Pero preguntémonos qué es lo que los teólogos griegos han entendido por tal concepto, qué notas lo caracterizan.

En síntesis cabe decir que la hipóstasis se presenta como la «substantia per se discreta», o «per se ac seorsim posita». Tal es lo que dan a entender expresiones tan recurrentes como la de teleiótes (totalidad o perfección) o la de autotele ousía (sustancia completa). La hipóstasis es, pues, una sustancia completa y perfecta, acabada. Se subraya con esto la sustancialidad de la hipóstasis: su perfección en el orden de la esencia. Otras expresiones de los Padres apuntan a la subsistencia, esto es, a la propiedad que posee la hipóstasis de ser o existir en y por sí misma. Así, es muy usado el término idiosystaton (Leoncio de Bizancio, Dídimo el Ciego, Cirilo de Alejandría, Juan Damasceno); en el mismo sentido, S. Basilio acostumbra a decir kath' ekastón, y S. Gregorio Nacianceno kath' eautón. La idea de existencia propia y separada domina, pues, en el análisis que los Padres hacen del concepto de hipóstasis.

Durante la Edad Media, los doctores latinos insistirán en esos caracteres de la hipóstasis que son la perfección, la incomunicabilidad, la existencia propia. Sobre todo hay que poner en su haber la creciente profundización en Platón y Aristóteles, que redundará en enriquecimiento del concepto que nos ocupa. S. Tomás nos legará la deseada síntesis del tema, al tiempo que da un definitivo paso adelante al considerar la p. en el orden del ser (v.).

3. La doctrina de S. Tomás de Aquino

a) Persona y subsistencia.

S. Tomás transcribe y adopta la definición dada por Boecio «sustancia individual de naturaleza racional».

En Sum. Th. 1 q29 a3 2 y ad2, reproduce la explicación más arriba consignada sobre el origen del término, así como su derivación y entrada en la filosofía. El art. 2 de esta cuestión 29 plantea «si la persona es lo mismo que la hipóstasis, la subsistencia y la esencia».

La ocasión es inmejorable para clarificar la terminología. Comienza por referirse al doble sentido que Aristóteles da, en el libro V de la Metafísica (BK 1017b23), de la sustancia (ousía en el texto griego): «En una primera acepción se llama sustancia a la quidditas reI (quididad de la cosa), significada por la definición, como cuando decimos que la definición significa la sustancia de la cosa: a la cual sustancia los griegos llaman ousía, y nosotros podemos nombrarla essentiam (esencia)». «En una segunda acepción -continúa- se llama sustancia al sujeto (subiectum) o supósito (suppositum) que subsiste en el género de la sustancia. Y esto, tomado comúnmente, puede ser nombrado también con un nombre significativo de una intención: y así es llamado suppositum. También es nombrado con tres nombres que significan la realidad (rem), los cuales son ciertamente res naturae, subsistencia y hypóstasis, según la triple consideración de la así llamada sustancia. En efecto, según que existe por sí (per se) y no en otro (in alio), es llamada subsistencia. En cambio, en tanto supone por alguna naturaleza común, es llamada res naturae: como este hombre es una res de la naturaleza humana. Pero en cuanto que subyace a los accidentes es llamada hypóstasis o substantia».

El cuerpo del artículo termina con la respuesta a la pregunta planteada en el título: «Lo que estos tres nombres significan comúnmente en la totalidad del género de la sustancia, este nombre de persona lo significa en el género de las sustancias racionales». La p. podrá ser tomada según esa triple consideración que distingue en la misma realidad tres aspectos de diversa entidad. La subsistencia se revelará como la razón más propia y fontal, constitutiva de la sustancia como tal.

Cabe, pues, aplicar a la hipóstasis cuanto el Filósofo ha atribuido a la sustancia. Por tanto, el ser un unum, es decir, una realidad idéntica consigo misma y diversa de toda otra. Había establecido Aristóteles que el ser se dice principalmente de la sustancia. Una sustancia es propiamente un ser. Decir que es un ser es decir que es un cierto ser uno, un ser individual, «individum in se», completo o perfecto en sí mismo, y «divisum ab alío», diverso de todos los demás. Las propiedades de perfección, totalidad e incomunicabilidad, que los Padres habían destacado en su ontología, se muestran aquí enraizadas en su

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