La muerte en la historia de la humanidad: Una muerte sin fe

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La muerte en la historia de la humanidad: Una muerte sin fe.

Alumno: Carlos Patricio Obregón Pérez.

Profesor: José de Jesús Santos.

Fecha de entrega: 29/11/18.

Grupo: 503.

N.L.: 26.

Introducción.

“Si hay algo que inquieta a todo ser humano, aunque éste se niegue a aceptarlo, es lo que sucede cuando dejamos de respirar, pensar, sentir. Cuando nuestros órganos vitales dejan de funcionar y ya no hay actividad cerebral. La muerte es lo único certero que tenemos.”     - (Tiquet).

Siendo lo único de lo que estamos certeros va a llegar en un futuro, crea mucho conflicto para el ser humano el saber el cómo o el dónde; durante mucho tiempo las redes sociales estaban plagadas de links que te enviaban a sitios que recopilaban tus datos y según esto, te adivinaban, cuando y como te ibas a morir; aprovechándose de la curiosidad de los incautos traficaron con la información de cientos de personas alrededor del mundo por ahí del 2009.

Lo anterior fue un pequeño ejemplo de como la curiosidad del ser humano es lo que le da tanta importancia para él mismo su muerte, pero no solo las situaciones físicas relacionadas a ella, sino que también la típica duda existencial del “¿Qué hay después de la muerte?”. El cristianismo nos habla de un cielo y de un infierno, el judaísmo nos habla de un paraíso, los nórdicos creían en el Valhala que sólo era para los guerreros que murieron en combate, los Griegos y Romanos creían en el tártaro donde iban todas las almas no importaba como vivieras a pasar una eternidad en una sopa espiritual, el budismo consistía en el Karma y la reencarnación que es como el Greenpeace de las religiones reciclando almas a diestra y siniestra. Hay ciento de interpretaciones de lo que puede haber en el más allá y gracias a esas interpretaciones millones de personas fervorosamente creyentes a estas pueden seguir viviendo su vida sin sentir un tremendo vacío existencial al pensar que al morir no habrá nada, que seremos solamente alimento de árboles.

Muchos inclusive consideran que la muerte es parte fundamental de la vida, que la muerte que tienes se relaciona a la vida que viviste como lo dice el siguiente texto:

 “Nuestra muerte ilumina nuestra vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo nuestra vida. Por eso cuando alguien muere de muerte violenta, solemos decir: ‘se la buscó’. Y es cierto, cada quien tiene la muerte que se busca, la muerte que se hace. Muerte de cristiano o muerte de perro son maneras de morir que reflejan maneras de vivir. Si la muerte nos traiciona y morimos de mala manera, todos se lamentan: hay que morir como se vive. La muerte es intransferible, como la vida. Si no morimos como vivimos es porque realmente no fue nuestra la vida que vivimos: no nos pertenecía como no nos pertenece la mala suerte que nos mata. Dime cómo mueres y te diré quién eres”. - (Paz)

Que conclusión podemos llegar a sacar si nos quitamos por unos instantes el pensamiento de, la muerte es el comienzo de la eternidad en el cielo a lado de mi pastor; sí tomamos a grandes pensadores y filósofos como guías, a que nos llevaría el vacío eterno que llega a padecer un ateo, pongámonos en sus zapatos por unos instantes para contestar una simple pregunta; “¿Qué haría ante esto sin mi fe?”

Delimitación.

El temor a la muerte es un sentimiento muy común entre los seres humanos, es algo inclusive natural ya que al no saber nada sobre el que hay después de ella, se vuelve algo desconocido, y lo desconocido es lo que normalmente causa pavor al ser humano, lo que no ha experimentado aún. Con el miedo viene el rechazo y alejamiento del tema; hablando de esto, existen tres formas de aceptar la presencia de la muerte en vida; en la que me enfocaré es l aceptación de acercamiento desde la fe, en la cual se tiene una mayor confianza en una vida trascendental y en algunas ocasiones feliz después de la muerte. - (Arch, 2012).

Que sería de nosotros sí no pudiéramos creer en un “cielo”, en un “tártaro”; que pasaría sí sólo pudiéramos creer en una nula inexistencia de una alma que rebosante de amor del creador valla a su lado para vivir eterna y libremente.

Para un ateo, puede ser doloroso el no tener una comunidad como lo es la iglesia a la cual sentir pertenencia, pero creo que duele más la constante duda existencial del que hay después de la muerte; el no poder creer en algo que no has podido ver o experimentar es algo común; la mayoría de los católicos somos católicos porque tuvimos una o muchas experiencias donde sentimos la presencia de Dios, escuchamos sus palabras, inclusive lo vemos manifestarse de maneras increíbles. Pero todo esto de aceptar la existencia de Dios, tener la disposición de conocerle, hablar con él, ser más cercano, todos nosotros lo tenemos más fácil, porque nuestra educación básica tiene un enfoque religioso, nuestros padres eran creyentes, pero una persona educada desde el ateísmo, inclusive el arte sacro, los crucifijos  y las pinturas de Jesús simplemente son de mal gusto, ya que para ellos es un hombre que fue ejecutado en mucho dolor, algo morboso, algo sanguinario; mientras que para nosotros es el mayor acto de amor. - (smdani, 2018)

Erklärungsnot.

A lo largo de la historia de la humanidad la muerte ha sido vista desde el punto de vista de varias religiones las cuales voy a mencionar a continuación sin un orden cronológico en específico:

1. Según el budismo la muerte es un punto de transición entre un sueño y el otro, para ellos la vida es eterna y reencarnamos en lo que se le conoce como un ciclo continuo de nacimiento y muerte.
2. En el cristianismo es la separación del alma y el cuerpo. El fin de la vida física pero no de la existencia.
3. Para el Islam la muerte es un cese de las tareas de la vida, es como mudarse a una vida eterna de descanso.
4. El judaísmo tiene es casi lo mismo que el cristianismo, pero tienen un concepto un poco más macabro, dicen que el alma se impregna al cuerpo y tarda 12 meses en encontrar un lugar de descanso, durante estos 12 meses el alma experimenta el dolor de la putrefacción del cuerpo. (dairio judio, 2017)
5. Según la mitología griega, era una separación de tu alma del cuerpo físico, tu alma era enviada al tártaro donde Hades se alimentará de ti.
6. Los Romanos creían exactamente lo mismo pero con diferentes nombres.
7. Los egipcios creían en algo parecido al tártaro de los griegos y romanos solo que aquí si había una separación entre el castigo divino y la recompensa. Para ellos el paraíso se pagaba, por eso enterraban a los emperadores con mucho oro, llegaban con Anubis y pesaba sus acciones representadas con una pluma de ave, con el dinero que le dieras en una balanza, si el oro pesaba más podían ir al paraíso. (Pastor, 2008)
8. Los nahuas tenían 4 diferentes paraderos después de la muerte, dependiendo de cómo morías: estaba el Tlalocan que era para los que morían por un rayo, ahogados o por enfermedades de la piel, el segundo es el Tanotutiuhichan ahí iban los que morían en combate, estaba también el Mictlán a donde iban los que morían por vejez y el Chichihuacauco que es adonde iban los niños que no podían valerse por sí solos. (más de mx)

“El hombre moderno, con su enorme capacidad de comunicación, es un incomunicado. Disimula el vacío interior con una cantidad de bullicio enfermizo que lo envuelve en una más impenetrable soledad. En especial, la vida contemporánea exhibe una sordera casi total cuando se trata de la Palabra de Dios. Por utilizar un lenguaje querido de muchos aunque no muy acertado, el hombre de hoy está «cerrado» a la verdad fundamental de la existencia de Dios. La tristeza, que marca sombríamente los rostros de muchos hombres de nuestra sociedad, responde a esa equivocada visión de la vida. La ausencia de Dios, por ateísmo teórico o práctico, da lugar a la tristeza del alma y vacía de sentido los momentos más importantes de la existencia. Se deduce que la ausencia de Dios contraría la naturaleza humana y la llena de abatimiento y vacío, y no puede ser de otro modo. La vida sin Dios en el pecado es ya un preludio del infierno.”- (Silva)

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