А Muerte Fisica, la Muerte Espiritual
Enviado por mileydayuo • 4 de Septiembre de 2012 • Trabajo • 1.178 Palabras (5 Páginas) • 607 Visitas
a Muerte Fisica, la Muerte Espiritual
I. Muerte físicaLa muerte parece ser necesaria para cuerpos como los nuestros. El deterioro físico y la eventual disolución final son inevitables. No obstante, la Biblia habla de la muerte como consecuencia del pecado. Dios le dijo a Adán: “El día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn. 2.17). Pablo nos dice que “el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte” (Ro. 5.12), y también que “la paga del pecado es la muerte” (Ro. 6.23). Pero cuando examinamos más detenidamente el asunto, vemos que Adán no murió físicamente el mismo día en que desobedeció a Dios. En Ro. 5 y 6 Pablo contrasta la muerte que sobrevino a consecuencia del pecado de Adán con la vida que Cristo ha traído a los hombres. Ahora bien, la posesión de la vida eterna no anula la muerte física. Está en contraposición a un estado espiritual y no a un acontecimiento físico. Lo que se infiere de todo esto es que la muerte que es consecuencia del pecado va más allá de la muerte del cuerpo.Pero a este pensamiento debemos agregar el otro de que los pasajes de las Escrituras que vinculan al pecado y la muerte no modifican el concepto de la muerte. Dichos pasajes no nos revelan otra cosa que no sea el significado usual de la palabra. Quizá debamos entender que la mortalidad es el resultado del pecado de Adán, y que el castigo incluye tanto el aspecto físico como el espiritual. Pero no sabemos lo suficiente acerca de la condición de Adán antes de la caída como para hablar de ella. Si su cuerpo era semejante al nuestro, sería mortal; de lo contrario, no tenemos forma de saber cómo era, ni si era o no mortal.Parecería mejor considerar que la muerte es algo que comprende al hombre completo. El hombre no muere como cuerpo sino que muere como hombre, con la totalidad de su ser. Muere como ser espiritual y físico. Y la Biblia no hace una distinción neta entre los dos aspectos. Por lo tanto, la muerte física constituye tanto símbolo como expresión adecuados de aquella muerte más profunda que es consecuencia inevitable del pecado, con la que forma una sola unidad.II. Muerte espiritualEsta muerte es un castigo divino. Ya hemos observado que Ro. 6.23 describe a la muerte como “la paga” del pecado, es decir la recompensa que merece el pecado. Pablo puede hablar de ciertos pecadores que conocen “el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte” (Ro. 1.32). Es el pensamiento del juicio de Dios lo que está a la base de la referencia que hace Juan al “pecado de muerte” (1 Jn. 5.16). Esta constituye una verdad muy importante, pues nos permite apreciar cuán grande es el horror de la muerte. A la vez, paradójicamente, nos proporciona esperanza. El hombre no ha quedado atrapado en una red tejida por la ciega fatalidad, de tal suerte que, habiendo una vez cometido pecado, no hay nada que se pueda hacer para remediarlo. Dios está por encima de todas las cosas, y si bien ha decretado que la muerte es la paga del pecado, también ha resuelto dar vida eterna a los pecadores.El NT a veces destaca las serias consecuencias del pecado haciendo referencia a la “segunda muerte” (Jud. 12; Ap. 2.11). Esta es una expresión rabínica que significa perdición eterna. Debe entenderse en el mismo sentido que los pasajes en los que el Señor habla del “fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt. 25.41), “el castigo eterno” (en contraposición
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