Las quince gradas para honrar el misterio de la gloriosa ASUNCIÓN de maría sma. al cielo
Enviado por Gerardo Asencio Zarate • 13 de Diciembre de 2017 • Apuntes • 6.814 Palabras (28 Páginas) • 5.271 Visitas
Las quince gradas
para honrar el misterio de la
gloriosa ASUNCIÓN de maría sma. al cielo
DEDICATORIA
A ti, mi dulce Reina, que inspiras a todo el que te contempla en tus altares, el delicioso amor del cielo y el desprecio de las cosas terrenas de este valle de lágrimas.
Por tu gloriosa e inefable Asunción y coronación, por tu apacible y singular belleza de tu alma reflejada en ese tu rostro. Recibe como prueba de mi amor filial, éstas hojas toscas que bañadas con la luz de tu espíritu Santo y de tu mirada, vengan a contribuir siquiera en parte a la formación de ramilletes espirituales con que siempre te honran y te obsequian tus amantes hijos.
¡No me niegues dulce Madre glorificada, tu semblante en la hora de la muerte!, ¡ Que tus brazos extendidos me conduzcan al cielo eterno!
DÍA PRIMERO
LA FE DE LA SMA. VIRGEN
¡ Dichosa por haber creído que de cualquier manera se cumplirán las promesas del Señor!. ( Lc. 1, 45)
Tener FE, es fiarse de la Palabra de Dios, es decir: creer en Dios, dejar el pecado y seguir a Cristo, cueste lo que cueste.
La historia del Pueblo de Israel, arranca de Abraham Padre de los creyentes, el hombre que cree en las promesas de Dios, aún cuando reciban órdenes desconcertantes, por ejem: cuando Dios le pide el sacrificio de su hijo Isaac.
Después, en el monte Sinaí, Dios pide a su pueblo que obedezca y con fíe en su palabra, que le irá llegando por medio de sus elegidos en el caso de Moisés.
Más tarde, cuando el ángel anuncia a María que va a ser la Madre de a Dios.
-María creyó estar delante de un ser celestial.
-María creyó, que Ella humilde aldeana, iba a ser Madre de Dios.
-María creyó que concebiría sin concurso humano, solo por el poder del Altísimo.
-María creyó, que al ser Madre, no sufriría mengua su virginidad.
Pero lo que más llama la atención en María, es la vivencia de su FE. Ya que su vida estuvo llena de dificultades y de pruebas fuertes, sin embargo, creyó en contra de los sufrimientos que se le presentaban, por ejem: tuvo fe: antes del nacimiento de Cristo, ya en el nacimiento de Cristo, en la huida a Egipto, en la vida pública de Jesús, en las horas de la pasión, al píe de la cruz, etc.
Difícilmente pudo hallar María pruebas mayores a su FE, pero todas las superó limpia y brillantemente sin la más mínima vacilación.
Vivir la FE como María, es practicarla en: las alegrías, en las tristezas, enfermedades, fracasos, humillaciones, muertes, desilusiones, etc. Tener FE no es solamente decir: yo creo, sino vivir lo que creo. La FE, es ante todo una vivencia, dice San Agustín.
Digámosle a la Santísima Virgen:
Nuestra Señora de la Fe, ayúdanos a creer no solo en Dios, sino a vivir como él quiere, para descansar en él, como un apoyo inconmovible, inquebrantable, refugiándonos en él, como un abrigo seguro, y tender a él, como al único fin supremo.
( Se reflexiona sobre lo escuchado y se pide la gracia que se desea y sé continua con las siguientes:)
JACULATORIAS:
Dirigente: Madre de Dios, María, que el señor te escogió para que nos dieras un manjar más dulce que la miel.
Todos: ¡ Oh María!, haz que con tu gracia seamos siempre agradable a Dios.
( Ave María )
Dirigente: Reina amantísima refugio del pecador, rosa del paraíso.
Todos: Atrae de Dios para nosotros la gracia de la perseverancia.
( Ave María )
Dirigente: Por tu Gloriosa Asunción, pues eres del mar la estrella.
Todos: Condúcenos ¡oh Madre bella al puerto de salvación!
( Ave María )
ORACIÓN FINAL
Gracias te damos, dulce Reina de los cielos y encanto del mismo Dios, porque bien reconocemos, que cuanto bien nos llega en cada hora, por tus manos purísimas nos viene, y con grande solicitud nos favorece. A la hora tristísimo de nuestra muerte, danos fuerza y especial ayuda, para vencer al demonio, que procurara perdernos para siempre. Tu poder de Reina y soberana, nos salve y nos conduzca a la eternidad feliz. Amén.
Yo quisiera, Virgen pura,
Tu hermosura celebrar,
Perfumando mis rumores
Con las flores de tu altar.
Se termina con un canto.
DÍA SEGUNDO
LA ESPERANZA
Se acabó el vino de las bodas y estuvieron sin vino. Entonces la Madre de Jesús le dijo: ¡No tienen vino! (Jn. 2, 3)
Las bodas de Oriente no eran como entre nosotros, la unión de dos jóvenes que se casan y a quienes acompañaban sus parientes más cercanos, los vecinos y algún compromiso social.
Allá, todos los vecinos se sumaban al acontecimiento, por las tardes; los regocijos populares duraban largo tiempo, por lo menos una semana y en esos días se sucedían: música, banquetes, los invitados todos iban y venían con su regalo nupcial, se comía, se bebía, se cantaba.
Los hombres trenzaban en coro típicas danzas nativas. Sobre los recién casados llovían loas y bendiciones, se invocaba al Señor y se hacían los mejores augurios por su felicidad presente y futura.
La Virgen María asiste a una boda. Fue invitado también Jesús con sus discípulos. Por ser tantos días de fiesta, se les terminó el vino. María podía hacerse encogida de hombros ante la necesidad y angustia de que los demás, diciendo: que lo arreglen el maestresala, haber previsto, yo he venido a pasarla bien, yo soy una simple invitada. Pero no, Madre al fin, modelo de caridad y esperanza, se preocupa de los demás , le dice a su Hijo: No tienen vino. Y a pesar de la respuesta de Jesús que parecía un reproche, por las palabras: mujer ¿ cómo se te ocurre?, aún no ha llegado mi hora. Ella espera, tiene ESPERANZA de que su hijo no se lo negará. Y les dice a los sirvientes: “Hagan lo que él les mande”.
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