Lucas 11
Enviado por elisq • 12 de Julio de 2016 • Síntesis • 780 Palabras (4 Páginas) • 175 Visitas
Lucas 1:39-45
Al leer este texto, recuerdo cuando yo estaba embarazada. Pero cuando hablaba con Ofelia, mi hermana, Daniella siempre se movía muy fuerte. Si le ponía los audífonos, ella me daba patadas. Y desde pequeña ha reconocido su vos.
Esto me llevo a pensar lo que sucedió en la historia de María que recordamos en el evangelio de este domingo. María acude a visitar a Isabel. El niño de ella salta de alegría ante su presencia.
LA importancia de la historia de la salvación se presenta sobre dos mujeres sencillas, que supieron escuchar y estar dispuestas a atender la palabra de Dios.
Estas mujeres no pensaron solo en ellas mismas, sino que supieron reconocer la prioridad de Dios en sus vidas. Hoy Podemos preguntarnos que quiere Dios de nuestros talentos y de nuestro tiempo?
Al hacer la posada, podríamos pensar que ingrato de su parte los que no dejaban entrar a Maria y Jose. Sin darnos cuenta que constantemente, que a diario, Jesus esta llamando a nuestra puerta para poder entrar, y nosotros a veces no le reconocemos. No queremos dejarle entrar a nuestra vida, no estamos dispuestos a atender a su llamado, no queremos dar de nuestros talentos y tiempo porque estamos mas ocupados en nuestra vida, que en escuchar el llamado que Dios nos esta haciendo.
Eso es lo que hace diferente a Maria y Elizabeth de nosotros. A pesar de los miedos, a pesar de los nuevos retos, a pesar de todo lo que venia hacia sus vidas, dijeron si a Dios.
Maria al darse cuenta de la noticia del Salvador, no solo la dejo para ella, sino también se apresuro y fue a compartirla con Elizabeth.
Dice el Evangelio que María se dirigió "deprisa" a la casa de Zacarías. La fe siempre demanda una respuesta inmediata. La fe no es estancamiento sino un encuentro.
Desde que Isabel oyó el saludo de María, se dieron en ella dos situaciones:
"la criatura se movió en su vientre"
"quedó llena del Espíritu Santo"
Todo encuentro espiritual verdadero debe provocar algo parecido: un movimiento interno que nos lleve a un encuentro con la realidad que hay en nosotros, y un auténtico recibimiento del Espíritu Santo.
Podemos vivir una fe rutinaria que no se conmueve, ni mueve por las cosas que nos suceden, ni por los encuentros con el Señor. Debemos de tener cuidado para que la fe sea siempre un encuentro que haga movernos, para que lo que llevamos dentro se haga sensible a lo que sucede a nuestro alrededor. Isabel capta la presencia interior que hay en María y es capaz de sentirla también en su vida.
¿Somos nosotros capaces de percibir ante las personas que nos ofrecen la presencia amorosa de Jesús? ¿O nos hemos acostumbrados a mirar al Señor con la indiferencia y la lejanía con la que vemos las demás situaciones de la vida?
Las personas en las que vive el Espíritu de Dios están siempre inclinadas a pensar con sencillez sobre sí mismas y sobre los favores y beneficios que Dios le concede. Las personas en las que mora el Espíritu de Dios son agradecidas con Dios, buscan de el cada día, no es solo cuando nos sobra el tiempo, no es solo cunado necesitamos que nos haga un milagro, sino que buscamos un tiempo especial para El porque estamos agradecidos/as. Cuanto nos regala Dios a nuestra vida y a veces que ingratos somos que no queremos ni darle una o dos horas a la semana.
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