Médico de Cuerpos y Almas

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Universidad Autónoma de Querétaro

Facultad de Medicina

4to. Semestre

Manuel Alejandro Ruiz Rojas

Inmunología

Médico de Cuerpos y Almas

Santiago de Querétaro Qro. 21 de junio de 2016

Dra. Guadalupe Zaldívar Lelo de Larrea

Médico de cuerpos y almas

Dentro de la revisión de la literatura histórica en la religión católica, encontramos relatos, narraciones y biografías de todos, o al menos de la gran mayoría de los santos de la Iglesia. Los textos existentes se basan en recopilaciones de testimonios reales de personas que convivieron directamente con ellos, situación que sucede en la mayoría de personas declaradas santas en la antigüedad, como lo son Francisco de Asís, Domingo de Guzmán, Agustín de Hipona, Clara de Asís, etc. También existen casos de santos más recientes, ubicados en la época moderna de quienes se tiene una documentación más amplia porque fueron incluso ellos mismos quienes dejaron escritos autobiográficos para la posteridad. Tal es el caso de San Juan Bosco, quién en su obra “Memorias del oratorio de San Francisco de Sales” documenta situaciones vividas del día a día con los jóvenes que él mismo educaba y que marcarían la pauta para que el mundo entero conociera su obra en los años venideros (Peraza Leal, 2001). Ejemplos más ilustrativos los comprenden santos de la Iglesia que han vivido incluso en nuestra época y que cualquier persona puede dar amplio testimonio de su actuar, tal es el caso del Padre Pío de Pietrelcina y desde luego de San Juan Pablo II.

El tema que nos ocupa requirió un preámbulo tan nutrido ya que como la propia autora del libro que lleva el mismo título del presente texto menciona, poco se sabe acerca de San Lucas, el tercer evangelista, persona cuya vida se conoce de oídas, de leyendas y relatos que hoy constituyen papiros históricos resguardados celosamente por bibliotecas sacras en algún lugar del mundo (Caldwell, 1959).

Taylor Caldwell se dio a la tarea de conocer más acerca de la historia de San Lucas o Lucano como ella lo refiere, y de narrar con un estilo muy singular lo que fue de su niñez, su educación, vida adulta, su marcada vocación como médico y su profundo acercamiento a la religión naciente del cristianismo que se extendería a todo el mundo gracias a sus escritos.

La novela histórica en cuestión ha querido antes que nada establecer un esbozo de las condiciones económicas, culturales, de salud y de religión que se vivían en la región del mundo occidental donde Lucano nació y creció. Se trata del esplendor del imperio romano, visto de lejos desde una provincia donde las culturas antiguas vivían en paz, donde no se sentía el tumulto de la ciudad ni se era testigo, al menos a plena luz del día, de los vicios y depravaciones propias de la urbe. Lucano provenía de una familia de personas a quienes les había tocado sufrir en cierta forma la esclavitud, aunque con franca benevolencia. La familia del tribuno romano encargado de administrar las cuentas del imperio en aquel poblado había tratado a la familia del protagonista con bastante afabilidad, incluso al mismo Lucano, quien durante gran parte de su niñez no conoció otra cosa más que bondad. La autora cita al inicio de la primera sección a Epicteto, quien dice que Dios elige a sus ciervos al nacer o incluso desde antes, y yo considero que tal cosa es cierta, las enseñanzas que Lucano recibe por parte del médico de la familia son de gran peso para un joven que busca incursionar en el camino de la medicina y, a la vez se siente atraído por una espiritualidad tan fuerte como incomprensible, primera similitud que encuentro de forma personal con la vida actual de un estudiante de medicina.

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