Oraciones después de las letanías
Enviado por Cecii Gomez • 20 de Mayo de 2018 • Apuntes • 419 Palabras (2 Páginas) • 19.489 Visitas
Oraciones después de las letanías
Ofrecimiento
Por estos misterios santos de que hace el alma recuerdo, te pedimos ¡Oh María! Con tierno y devoto afecto, de nuestra Fe sacrosanta la conservación y aumento.
Torna tus divinos ojos hacia tu cristiano pueblo, da a la iglesia la victoria, y al mundo grato sosiego. Serena las tempestades que airado descarga el cielo, y el pontífice Augusto mitiga el dolor acervo.
Las terrenas potestades guarden de Dios sus preceptos, porque la justicia triunfe y al bien vallan sus esfuerzos.
Que a Dios el gentil conozca, su error abjure el soberbio, que la verdad aparta corazón y entendimiento, que la culpa nos inspire dolor profundo y perfecto, halle puerto el navegante, halle salud el enfermo, y las almas del purgatorio gozosas vallan al cielo.
Y que este santo ejercicio tenga, ¡Oh Madre! Tal aumento en todo el orbe cristiano, que el fiel adore al Dios bueno y de continua alabanza sean tus glorias objeto. Y por tu amor merezcamos gozar del eterno premio.
Amén.
Oración del Santo Sudario
Señor Jesucristo, que nos dejaste las señales de tu Pasión en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo cuando por José fuiste bajado de la cruz: Concédenos, piadosísimo Señor, que por tu muerte y sepultura santa, y por los dolores y angustias de tu Santísima Madre María, Señora nuestra, sea llevada a descansar el alma de tu siervo(a) ______ y todos los que están en el purgatorio, a la gloria de tu resurrección, donde vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos.
Amén.
Ofrecimiento
A vos, ¡oh Virgen Bendita!, este rosario ofrecemos
para que la gracia alcancemos de tu bondad infinita.
Acuérdate gran señora que la iglesia necesita de tu auxilio el favor,
yo pido, por tu amor, que las gracias nos extiendas,
Y que a todos nos concedas ir a gozar del Señor,
Y de tu compañía en el cielo.
Amén.
Hincado estoy, de rodillas ante Dios crucificado,
Diciéndote Jesús mío, aquí estoy a tu mandato.
El alma que traigo es tuya, la compraste,
Te costó de la sangre de tu costado.
Te la encomiendo y encargo por tu amor tan soberano.
¡Oh pan Divino y Santo! Que encierras al Dios vivo,
Por ser manjar del hombre, y de su cubierta vestido,
Postrados te adoramos, ¡Oh Sacramento Divino!,
Dulzura de las almas y verdadero camino.
Así, digamos con dulce acento y veneración,
Eternamente bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar,
En los cielos, en la Tierra, y en todo lugar.
En los cielos y en la Tierra sea para siempre alabado,
El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
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