Reflexiones espirituales ¿Qué inquieta a tu corazón?
Enviado por johannipd • 31 de Agosto de 2019 • Ensayo • 1.024 Palabras (5 Páginas) • 212 Visitas
¿Qué inquieta a tu corazón?
Sé que necesitas algo y se te dificulta acceder a eso. ¿Cuál es el camino que has de seguir? ¿Cuándo te perdiste?
No importa, si necesitas llorar, hazlo. También es parte de vivir. Mira las rosas, su belleza no las libra de las espinas. No sientas que haces mal al dar algo bueno de ti, mas bien, el error podría ser que no estés recibiendo de la fuente. Tal vez por eso te sientes vacía, en el aire, a punto de chocar contra un muro, próxima a que tus ojos se llenen de lágrimas para ver si así liberas un poco tu alma del dolor que le cubre.
Toma mi corazón Amigo Jesús, eres el único capaz de darle vida, renovarlo, hacer firme mi espíritu. Frío o caliente, no tibio, lo entiendo. Pero, en mi incapacidad de mantener caliente nuestra relación me he alejado de casa, la frialdad me hace daño, te extraño. No sé cómo regresar, muéstrame el camino. Estoy aquí tirada al borde del camino, ven por mí por favor, hazme descansar en ti y vivir realmente. Estoy segura de que eres el significado de la vida, porque lo he experimentado. No entiendo cómo solté tu mano, pero me duele, me pesa vivir a tus espaldas.
Vivo en una lucha constante entre quien soy y quien debo ser, entre lo que deseo y lo correcto. Mis sentimientos están desordenados. No es fácil saber ahora mismo cuando estoy o no en el camino correcto, porque mi luz está debajo de la mesa y nisiquiera a mí puede alumbrarme. ¡Qué oscuridad! Así quién podría caminar.
He hecho mal y he dejado de hacer bien, lo acepto. Me siento como un saco roto en el que se pierde tu gracia, tu amor y tantas cosas maravillosas que me entregas. Perdón por eso. Ven a mí y lléname de tu paz, de tu misericordia, calma las ansias de mi corazón. Permíteme estar cerca de Ti y conocerte nuevamente cada día. Hagamos el pacto de amarnos y elegirnos momento a momento. Bueno Tú siempre lo has hecho y mantenido fielmente. Dame a mí esa gracia de corresponder al más grande amor, el incondicional, pues eres justo lo que anhela mi corazón, por eso está inquieto, porque no te encuentra.
¿Por qué no te encuentra mi corazón?
Luz, falta luz! La oscuridad se disfrazó de ella, me atrajo y me invadió. Ahora se muestra tal cual es. O ahora he abierto los ojos y aceptado la realidad hacia la que he ido encaminando mi vida. Sin Ti no somos nada más que un puro desastre. La luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas. Qué lamentable caer en quienes siguieron a las tinieblas.
Mi corazón teme profundamente mantenerse así y no hallarte de nuevo. No me ocultes tu rostro por favor Amado mío. Que me baste tu gracia y amor en este mundo, libérame de las ataduras del pecado y la muerte. Llévame en tus manos.
Ahora la misma oscuridad es mi juez, se quedó en mí para mantenerme vacía y privarme de todo aquello que abandoné en la luz. Del amor, de la paz, de la inocencia, le di demasiado de mí y me quedé sin nada. Ahora ella misma me trata con indiferencia haciéndome saber que no será mi consuelo, porque su esencia es la falsedad. No me quiere dejar, no justamente porque me quiera, sino para evitar que entre la luz. Si pienso que no es justo, ella misma me condena por haberle preferido.
Las palabras que no quisiera pensar ni decir, pero que siento ahora mismo: Ya no puedo más, ya no puedo más. Me hiere su presencia tanto como la ausencia de la luz. ¡Ya no puedo! Será un aviso que me grita con insistencia que me marche, que huya pronto y lejos. Esto me enferma, no es sano.
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