Un evangelio de Risa
Enviado por Eber_pires21 • 10 de Junio de 2016 • Ensayo • 1.198 Palabras (5 Páginas) • 251 Visitas
Un evangelio de risa
Vivimos en una decadencia constante del evangelio, un evangelio que en la teoría es el mismo pero que en la práctica se ha permitido cambiar a nuestro parecer.
La gran mayoría de jóvenes convertidos viven en una dejación del evangelio que Cristo nos enseñó en la Biblia. Se ha creado un “nuevo evangelio”, propio y personal, donde algunas bases de la vida con Cristo quedan en un estado grisáceo puesto que no se quieren aceptar como pecados costumbres que provienen del mundo y, si estas están escritas implícitamente como pecado, se alega a la infinita misericordia de Dios.
Para Dios no existen grises, el evangelio es blanco o negro, “… ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ” (2 de Corintios 6:14), versículo que trae consigo un principio básico, la luz no se mezcla con las tinieblas, es decir, la salvación con Cristo no se mezcla con la perdición del mundo, luz y tinieblas. No hay excepciones, el evangelio es claro como el agua y si en toda su historia el ser humano ya ha intentado enturbiar esa agua con tantas diferencias y divisiones de la iglesia, que es de Dios y no nuestra, hoy en día, mas que enturbiar, parece que se quiere ennegrecer el agua. El evangelio se utiliza para acomodarse, y todo aquello que salga de la comodidad es omitido y dejado atrás.
Hay jóvenes más preocupados por su estado en “Facebook”, su última foto o por los “likes” que puedan tener que por las almas que puedan ganar para Cristo. Adolescentes más preocupados con la de batería de su móvil, que preocupados por llevar y leer un versículo de la Biblia. Jóvenes que están más preocupados con sus conversaciones por móvil que la conversación que pueden tener con Dios.
Una generación que se preocupa más con vestir las últimas modas que con el precio y la consecuencia del pecado, incluso que se preocupan más con su aspecto físico, que con el aspecto de sus almas.
En conclusión, “cristianos” que viven y quieren vivir de tal modo que el mundo está por encima de Dios. Es débil ante el mundo y fuerte ante Dios.
¿Y de quién es la culpa? La realidad es que toda respuesta que se pueda dar acabarán en simples excusas ya que cuando uno, individualmente, dice “sí”, es “sí”, y cuando dice “no”, es “no”. Pero no sabemos o no queremos decir “sí” a Dios y “no” al mundo. Cuando se trata de Dios, del rey de reyes, es un desconocido. Lo hemos convertido en “algo” solo de los domingos, en unas canciones, en unas palabras, en una mínima parte del tiempo, incluso en una pérdida de tiempo.
Lo más duro es ver que esa actitud negativa se traslada a los nuevos convertidos disminuyendo el fuego de su interior e, incluso, muchas veces apagándolo.
Ante esta situación, es imposible no pararse y pensar ¿existe una conversación real o simplemente se ha tratado de algo emocional? La Biblia está llena de personas que amaron verdaderamente a Dios por encima de todo y esto no quiere decir que no fallaron, en absoluto, todos somos humanos, fallamos y fallaremos, pero si nuestra mirada, nuestro corazón y nuestra mente están puestos en dirección a Dios estaremos más cerca de vivir del evangelio que nos ha sido revelado.
Somos capaces de admirar a otras personas, pero no buscamos admirar a los héroes de la fe y menos aún a Aquél que merece toda admiración, gloria, honra y poder. En vez de parecernos a los “Pedros”, “Juanes”, “David’s”, “Abrahanes”, “Josues”, “Josés” o al mismo Jesús, cada vez nos parecemos más a Judas, que cambió a Jesús por treinta monedas de plata. Vivimos entre personas que cambian a Jesús por la popularidad del mundo, por sus placeres, por el “qué dirán los demás”. Las bases del evangelio no están de moda, vivir conforme al corazón de Dios no es lo que el mundo busca en un joven, por lo tanto se convierte en algo cambiable por unas monedas de plata.
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