Analice las fortalezas y limitaciones de utilizar la fe como fundamento para el conocimiento en religión y en un área de conocimiento del diagrama de TdC.
Enviado por María Zárate • 14 de Abril de 2016 • Ensayo • 1.932 Palabras (8 Páginas) • 773 Visitas
Ensayo de TdC.
Analice las fortalezas y limitaciones de utilizar la fe como fundamento para el conocimiento en religión y en un área de conocimiento del diagrama de TdC.
En diferentes culturas, distintos países, para creyentes y no creyentes, la fe influye de forma directa a la globalidad del mundo y sus habitantes. Aunque algunos piensan que la fe no tiene una validez para responder a todas aquellas cosas que sobrepasan el razonamiento humano, para otros es más que un simple concepto, es algo imprescindible, lo que guía sus vidas. En relación con lo anteriormente dicho, analizaré sus fortalezas y sus limitaciones en áreas del conocimiento como la ética e historia.
Los que están a favor de la religión tienen como argumento más fuerte, el hecho de que todo está basado en la fe, sentimiento que no nace a través de nosotros por intelectualidad sino que es un don dado por Dios, concepto que se muestra presente a lo largo de la Biblia, como en Efesios 2:8: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios.”. El creyente lucha por conocer y hacer la voluntad de Dios mediante este concepto. "El justo vivirá por la fe" (Romanos 1,17). La fe permite confiar y aceptar en la autoridad del Dios en el que se cree. Pero esta creencia da origen a aquellas contra argumentaciones para aquellos que piensan distintamente: no se puede tener fe en algo que no existe, Dios no es más que un ser mitológico que responde a todas aquellas cosas que el razonamiento humano no puede entender.
Primero, analizaré cómo la fe toma un rol importante en el ambiente cognitivo de la ética y la historia, rol que puede llegar a ser positivo para algunos y negativo para otros al mismo tiempo.
No podemos conocer a Dios mediante la fe sin antes tomar conciencia de nosotros mismos y nuestro conocimiento (Sproul, 1992). Por una parte, las emociones impulsan al conocimiento y estas tienen que ver con los distintos sentimientos que ejercemos como hombres en el mundo. Existe una gran relación entre ambos criterios, ya que para este ensayo se consideró que el conocimiento es el que guía a las emociones. Al experimentar cosas que nos producen sensaciones, conocemos una parte nueva de nosotros mismos. Las emociones nos ayudan a construir una realidad, que nos permite conocer el mundo que se nos presenta día a día y sus diferentes situaciones. Estas nos manifiestan un nuevo conocimiento, el cual se va desarrollando, modificando y agrandando en nuestro diario vivir. La fe, es un conocimiento firme, que el hombre experimenta, y apoya su firmeza en la evidencia de los hechos que se observan en la sociedad sobre la religión. Como se dijo anteriormente, la fe no se logra por un esfuerzo personal sino que es dada por Dios, siendo una virtud sobrenatural. Es esta, la que produce que la razón del hombre logre aceptar cosas que no son necesariamente constatables por nuestros sentidos. Esta capacidad, para ser efectiva, requiere de la disponibilidad del sometimiento de nuestra razón frente a hechos que dan por sí solos certeza y con ello firmeza a nuestro espíritu. Es la forma en la cual la duda sobre la fe desaparece.
En segundo lugar, consideraré la idea de que al tener fe y una relación con Dios, automáticamente consideramos que tenemos un origen y destino con un propósito. Ambas cosas juntas, tiene como resultado, una vida con sentido (Sproul, 1992). ¿Pero cómo tener una relación con Dios? Ningún ser humano tiene la capacidad para entender a Dios en su totalidad. Dios es un ser infinito, y nosotros finitos. Como dice el filósofo Descartes: “La idea de infinitud está antes que la de finitud que conocemos, ya que somos seres finitos. Hay más realidad en la sustancia infinita que la finita, o sea que la idea de Dios es anterior a la de idea de uno mismo, por lo tanto no pudo tener origen en la mente.” Está en juego el significado de nuestras vidas. Si no tenemos fe, si estamos aislados, no relacionados con Dios, entonces somos un simple accidente cósmico, producto del Big-Bang. Nos ilusionamos con nuestro propio engaño. En cambio, teniendo fe en que nuestro origen y destino están unidos a Dios, le damos un significado a nuestras vidas, y nuestro pasado, presente y futuro como persona y como parte de la sociedad global.
Muchos piensan que la fe en la religión cristiana, partió desde el año 0, el tiempo en que Jesús de Nazaret nació y se desarrolló en la Tierra en medio de los hombres. Pero puedo contra argumentar esta suposición diciendo que la fe es un concepto que en la historia se ha encontrado incluso desde antes. El libro de Hebreos nos facilita una definición de la fe: “Es, pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). La fe cimenta la esencia de nuestra esperanza para el futuro. En palabras más simples, confiamos en Dios para el futuro con base a nuestra fe en lo que El ha logrado en el pasado, a lo largo de la historia.
En nuestra cultura, la fe se considera como el creer y confiar en aquello que no se ve, por lo tanto no sería más que una “fe ciega”. Pero la fe es el antídoto a la ceguera, no la causa de la ceguera (considerando “ceguera” no como un término literal, sino para referirse a aquellas personas que por su pecado caminan en el lado de la oscuridad).
Gary Collins, actor y conductor de televisión, dijo: “Toda verdad es verdad de Dios”. Con esta frase entendemos que todo lo real, todo lo del universo es proveniente de Dios. Lo que el hombre analiza, mide, y clasifica científicamente, es obra de Dios. Como sale en la Biblia: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1). El ateo también existe, descubre y se desarrolla en el mundo que a El le pertenece. La fe nos permite ver el entorno y darnos cuenta que hay una revelación. No solo considerar la revelación especial de Dios, la cual es la palabra de Dios, la Biblia, sino ver y vivir diariamente como parte de la revelación general de Dios, la creación. Todo parte de Dios, todo existe por Dios, y la fe nos permite verlo. Por fe, el creyente puede confiar, como lo hizo el científico Newton, en que el mundo funciona de acuerdo a leyes ordenadas y entendibles, porque su creador es un Dios así. El creyente puede analizar la realidad del cosmos y encontrar verdad de Dios en su descubrimiento, aunque el ateo diga lo contrario. [1]
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