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Análisis del libro de Isaias y Jeremias


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2015  •  Informe  •  2.921 Palabras (12 Páginas)  •  316 Visitas

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Contenido

Introducción        

Libro de Isaías        

Libro de Jeremías        

Conclusiones        

Aportaciones        

Introducción

En los libros de Isaías y Jeremías se nos muestra a un pueblo rebelde, infiel y pecador, que a pesar de los muchos castigos que ha recibido y está por recibir, como ser destierro, la muerte, la destrucción. No se corrigen ni desean corregirse sin importar cuantas veces le anuncian hacia que catástrofes los guían sus actos.

Nos enseña que las acciones de la gente que van contra la ética pueden desencadenar un futuro oscuro grisáceo no solo para ellos sino para los demás. Sin importar cuantas veces intentemos ocultar o negar nuestros crímenes y pecados la verdad siempre saldrá a la luz de nuestras acciones.

Nos ilustran que los israelitas los cuales siguen la ética a pesar de las circunstancias serán recompensadas en el futuro, y aquellos que fueron orgullosos, soberbios, avariciosos y pecadores recibirán como frutos de sus actuaciones desesperación, vergüenza y derrota total en varios ámbitos.

Libro de Isaías

Isaías nos habla de cómo Dios pide que su pueblo se arrepienta para que se salve y por ello es que lo castiga para que se corrija y enderece, y los que obran el bien al final no tienen que preocuparse de problemas por malas acciones, esto en los versículos del 2 al 20 del capítulo 1. En el capítulo 2, 6-22, nos habla de cómo los soberbios, envidiosos y avariciosos son humillados y despojados de lo que tienen, que cuando se muestra la vergüenza de sus actos huyen para que nadie los vea por miedo a la humillación. Aquellas personas que obran bien no tienen nada de qué avergonzarse. En el capítulo 3, 1-15 nos habla de la paz que conlleva una vida justa y equilibrada, y la recompensa de esas acciones, mientras que los pecadores, que alardean de malas actuaciones y obras les esperan la vergüenza y castigo en el futuro, es decir, conciencia sana, conciencia calmada.

Isaías nos advierte que Dios castigara a los malvados, avariciosos, injustos, sobornables, perezosos y bebedores, a aquellas personas que no quieren seguir una vida recta y digna, que más dañan o perjudican a aquellas personas que si desean obrar el bien o desean justicia, ello nos lo dice en el capítulo 5,8-25. Siendo en el capítulo 10, 1-4, que nos habla de las injusticias que cometen algunos, de cómo dejan sin defensa al desamparado, roban al necesitado, al que necesita que le hagan justicia. Siendo que incluso crean leyes injustas y se burlan de los necesitados, y promueven dichas injusticias. Estos dos capítulos y versículos nos dicen que para esas acciones conducen al castigo, que cuando esas personas que practican la injustica estén en problemas, no van a encontrar auxilio pues nadie ayuda a los malvados.

El profeta nos habla de una esperanza, una salvación, no solo para Israel sino para todas las naciones, reunirá y aliviara a todos los oprimidos, afligidos que piden justicia y se arrepienten de sus malas actuaciones capítulo 9,1-6, capitulo 7, 10-17, y capitulo 19, 16-25.

En el capítulo 14, 4-23, nos demuestra que todos los seres humanos somos iguales ante el Señor, pues la muerte nos espera al final a todos y que aquel que se crea superior corre el riesgo de ridiculizarse a sí mismo.

En Isaías capítulo 23 al 44 se muestra como en esos tiempos todos aman el soborno y van tras los presentes, los mercaderes prosperan mucho económicamente, y esto les da cierto poder político, aprovechando para oprimir al más pobre. Es por ello que se refleja una gran injusticia al huérfano. Vivian en una tierra profanada porque sus habitantes violan las leyes, por lo tanto para que se dé un cambio es necesaria la intercepción directa de Dios, para que purifique y así la ciudad fiel será redimida por la rectitud y sus convertidos serán justos.

El resultado de este juicio purificador será el restablecimiento de una administración con todas las garantías morales. El efecto del castigo de Dios será muy saludable, y hará florecer las virtudes tradicionales, en tal forma que la ciudad sea justa y fiel, como en los tiempos antiguos. Se discute sobre el sentido de las palabras rectitud y justicia, pues lo mismo pueden significar las virtudes del pueblo, que cambiarán la vida nacional, que los atributos de Dios, "juicio y justicia," que se manifestarán en la redención del pueblo, la ciudad será redimida con el juicio purificador de Dios, y sus cautivos volverán después de la manifestación de la justicia divina sobre ella."

Los pecadores, todos a una serán quebrantados; los desertores del señor serán aniquilados. Entonces estas personas estarán llenas de confusión por el camino inmoral que han elegido, por ello serán despojados de todas sus pertenencias, como jardín que carece de agua. La idea de juicio purificador anterior se continúa aquí (Isaías 29-31), detallando la causa principal del castigo: la idolatría reinante en el país. El castigo de Dios servirá para poner en evidencia el fundamento de aquellas locas idolatrías, como ejemplo la manera en cómo se idolatra a ciertos cantantes, el amor por las cosas materiales, y lo mucho que nos hemos olvidado de los valores éticos y morales. Pero llegará un momento en que los  idólatras se avergonzarán y pues se verán defraudados en sus esperanzas en la hora de la prueba  en donde todo lo que obtuvieron aprovechándose del pueblo, desaparecerá y serán abandonados.

Entonces el fuerte y su obra serán, como estopa, pasto de las llamas (versículo 31). Es difícil determinar el sentido de esta frase, pero el contexto parece ser que el idólatra, que se consideraba fuerte y seguro con sus prácticas, su obra, al dar culto a los múltiples dioses de la naturaleza, será en realidad víctima de su obra; es decir, ésta será ocasión de su ruina. Desaparecerán el adorador y los ídolos en que confiaban cuando llegue el huracán del juicio de Dios, que se manifestará por las invasiones de los pueblos extranjeros, y nadie se atreverá a ayudarles a apagar el fuego devastador provocado por la ira divina.

Del Cap. 54 al 66, en esta parte el libro de Isaías nos habla de los tiempos en los que Israel triunfará siendo recogido con misericordia y compasión, dándonos a entender que si somos fieles en nuestra comunión con Dios vamos a conseguir esa promesa. Invitándonos a ir y beber, como dice el capítulo 55, porque la salvación es gratuita, para que busquemos a Dios mientras se encuentra cerca, guardando sus mandamientos de igual forma para ser exaltados sin importar de qué pueblo seamos ya que para los malvados no hay paz, como dice en el capítulo 57. También encontramos definido la ley verdadera del ayuno, su importancia y las bendiciones que lo acompañan, dando también el mandamiento de guardar el día de reposo para que como seguidores de Dios lo pongamos en práctica ya así conseguir una mejor comunión con Él.

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