CAPÍTULO 11 “NUESTRO MODO DE PROCEDER”
Enviado por Marisa Mendez • 25 de Marzo de 2020 • Síntesis • 380 Palabras (2 Páginas) • 336 Visitas
CAPÍTULO 11 “NUESTRO MODO DE PROCEDER”
Los elementos de un líder tienen que encajar con él mismo y con las demás personas. Para un líder su vida tiene que valer primero para motivar a otros a que la valoren también. Lo que caracteriza al liderazgo de los jesuitas es que tenían autoconocimiento. Esto les permitía tener consciencia de cuáles eran sus debilidades y fortalezas, y así, empoderar a las demás personas para que también pudieran reconocer las suyas. Si se dan ciertas características, una cultura puede llegar a dar lo necesario a una persona para ser líder. Por ejemplo, la adaptabilidad. La cultura no se acomoda al cambio, sino que lo promueve. También es importante destacar que para lograr esto es necesario tener un proceso de discernimiento. El saber distinguir lo bueno de lo malo. Un líder debe tener este discernimiento para poder motivar a las personas a tener su propio proceso de discernir.
Conocerse a sí mismo es esencial. Quien se conoce y sabe a dónde va puede establecer metas claras y un futuro sostenible. Quien no tiene metas trazadas se ve envuelto en la indecisión y no son capaces de ver su potencial. El crecimiento y desarrollo personal se alcanza al trabajar arduamente en buscar soluciones a los problemas y en obtener un aprendizaje de las experiencias propias.
El heroísmo inspira a los jesuitas, pero este no es posible de alcanzar si se está enfocado en sobresalir. U verdadero héroe es aquel que impulsa a las demás personas a sobresalir antes que a él mismo, de esta manera el ya está haciendo un acto de heroísmo.
En mi opinión un líder es aquel que antepone las necesidades de las demás personas antes que las suyas. Es aquel que es humilde y se sabe reconocer como un ser perfectible y no perfecto. También opino que para poder guiar y acompañar al prójimo hacia el camino de la realización propia, es necesario primero tener convicciones propias. Sin ellas se vive en un camino desorientado y no se tiene un objetivo final. Este objetivo era para los jesuitas el poder servir a los demás de tal manera que al ser líderes al servicio de los demás pueden crear más líderes y así una cadena interminable de la vida enfocada en el prójimo.
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