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Cantar De Los Cantares


Enviado por   •  27 de Agosto de 2014  •  2.591 Palabras (11 Páginas)  •  318 Visitas

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Capítulo 1

La esposa y las hijas de Jerusalén

1:1 Cantar de los cantares, el cual es de Salomón.
1:2 ¡Oh, si él me besara con besos de su boca!

Porque mejores son tus amores que el vino. 
1:3 A más del olor de tus suaves ungüentos,

Tu nombre es como ungüento derramado; 
Por eso las doncellas te aman. 
1:4 Atráeme; en pos de ti correremos. 
El rey me ha metido en sus cámaras; 
Nos gozaremos y alegraremos en ti; 
Nos acordaremos de tus amores más que del vino; 
Con razón te aman. 
1:5 Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable 
Como las tiendas de Cedar, 
Como las cortinas de Salomón. 
1:6 No reparéis en que soy morena, 
Porque el sol me miró. 
Los hijos de mi madre se airaron contra mí; 
Me pusieron a guardar las viñas; 
Y mi viña, que era mía, no guardé. 
1:7 Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, 
Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; 
Pues ¿por qué había de estar yo como errante 
Junto a los rebaños de tus compañeros? 
1:8 Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres, 
Ve, sigue las huellas del rebaño, 
Y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.

La esposa y el esposo

1:9 A yegua de los carros de Faraón 
Te he comparado, amiga mía. 
1:10 Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, 
Tu cuello entre los collares. 
1:11 Zarcillos de oro te haremos, 
Tachonados de plata. 
1:12 Mientras el rey estaba en su reclinatorio, 
Mi nardo dio su olor. 
1:13 Mi amado es para mí un manojito de mirra, 
Que reposa entre mis pechos. 
1:14 Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi 
Es para mí mi amado. 
1:15 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos son como palomas. 
1:16 He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce; 
Nuestro lecho es de flores. 
1:17 Las vigas de nuestra casa son de cedro, 
Y de ciprés los artesonados.

Capítulo 2

2:1 Yo soy la rosa de Sarón, 
Y el lirio de los valles. 
2:2 Como el lirio entre los espinos, 
Así es mi amiga entre las doncellas. 
2:3 Como el manzano entre los árboles silvestres, 
Así es mi amado entre los jóvenes; 
Bajo la sombra del deseado me senté, 
Y su fruto fue dulce a mi paladar. 
2:4 Me llevó a la casa del banquete, 
Y su bandera sobre mí fue amor. 
2:5 Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; 
Porque estoy enferma de amor. 
2:6 Su izquierda esté debajo de mi cabeza, 
Y su derecha me abrace. 
2:7 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, 
Por los corzos y por las ciervas del campo, 
Que no despertéis ni hagáis velar al amor, 
Hasta que quiera. 
2:8 ¡La voz de mi amado! He aquí él viene 
Saltando sobre los montes, 
Brincando sobre los collados. 
2:9 Mi amado es semejante al corzo, 
O al cervatillo. 
Helo aquí, está tras nuestra pared, 
Mirando por las ventanas, 
Atisbando por las celosías. 
2:10 Mi amado habló, y me dijo: 
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. 
2:11 Porque he aquí ha pasado el invierno, 
Se ha mudado, la lluvia se fue; 
2:12 Se han mostrado las flores en la tierra, 
El tiempo de la canción ha venido, 
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola. 
2:13 La higuera ha echado sus higos, 
Y las vides en cierne dieron olor; 
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. 
2:14 Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, 
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; 
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto. 
2:15 Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; 
Porque nuestras viñas están en cierne. 
2:16 Mi amado es mío, y yo suya; 
El apacienta entre lirios. 
2:17 Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, 
Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo 
Sobre los montes de Beter.

Capítulo 3

El ensueño de la esposa

3:1 Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; 
Lo busqué, y no lo hallé. 
3:2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; 
Por las calles y por las plazas 
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé. 
3:3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, 
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma? 
3:4 Apenas hube pasado de ellos un poco, 
Hallé luego al que ama mi alma; 
Lo así, y no lo dejé, 
Hasta que lo metí en casa de mi madre, 
Y en la cámara de la que me dio a luz. 
3:5 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, 
Por los corzos y por las ciervas del campo, 
Que no despertéis ni hagáis velar al amor, 
Hasta que quiera.

El cortejo de bodas

3:6 ¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo, 
Sahumada de mirra y de incienso 
Y de todo polvo aromático? 
3:7 He aquí es la litera de Salomón; 
Sesenta valientes la rodean, 
De los fuertes de Israel. 
3:8 Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra;
Cada uno su espada sobre su muslo, 
Por los temores de la noche. 
3:9 El rey Salomón se hizo una carroza 
De madera del Líbano. 
3:10 Hizo sus columnas de plata, 
Su respaldo de oro, 
Su asiento de grana, 
Su interior recamado de amor 
Por las doncellas de Jerusalén. 
3:11 Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón 
Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio, 
Y el día del gozo de su corazón.

Capítulo 4

El esposo alaba a la esposa

4:1 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa; 
Tus ojos entre tus guedejas como de paloma; 
Tus cabellos como manada de cabras 
Que se recuestan en las laderas de Galaad. 
4:2 Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, 
Que suben del lavadero, 
Todas con crías gemelas, 
Y ninguna entre ellas estéril. 
4:3 Tus labios como hilo de grana, 
Y tu habla hermosa; 
Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo. 
4:4 Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería; 
Mil escudos están colgados en ella, 
Todos escudos de valientes. 
4:5 Tus dos pechos, como gemelos de gacela, 
Que se apacientan entre lirios. 
4:6 Hasta que apunte el día y huyan las sombras, 
Me iré al monte de la mirra, 
Y al collado del incienso. 
4:7 Toda tú eres hermosa, amiga mía, 
Y en ti no hay mancha. 
4:8 Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía; 
Ven conmigo desde el Líbano. 
Mira desde la cumbre de Amana, 
Desde la cumbre de Senir y de Hermón, 
Desde las guaridas de los leones, 
Desde los montes de los leopardos. 
4:9 Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; 
Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, 
Con una gargantilla de tu cuello. 
4:10 ¡Cuán hermosos son tus amores,

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