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Celebración Miércoles de ceniza


Enviado por   •  8 de Enero de 2017  •  Tutorial  •  1.384 Palabras (6 Páginas)  •  317 Visitas

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CELEBRACION MIÉRCOLES DE CENIZA  

CUARESMA 2015: "Nos dejamos transformar por Dios".

                                                                                           

  • CANTO DE ENTRADA

  • MONICION DE ENTRADA

        Nos reunimos hoy en toda la etapa de Secundaria y Bachillerato para celebrar el miércoles de ceniza... Hablar de ceniza no es algo que esté muy de moda... Tal vez es más fácil hablar de fútbol, de fiesta, o del Carnaval... Pero aunque a veces no seamos del todo conscientes, nuestros tiempos son tiempos difíciles, como también lo fueron los tiempos de Jesús. Son tiempos con cosas buenas, pero también con muchas dificultades y sufrimiento, en las calles, en las gentes, en las familias...

        A Jesús, cuando vivió entre nosotros, le dolía la codicia de los ricos, la corrupción, la violencia de muchos, el sufrimiento de los sencillos... y también la ceguera y dureza de corazón de una gran mayoría. A Jesús le angustiaba la tiranía de los poderosos, el orgullo de los dirigentes, y también la impotencia de los débiles. Había mucha tiniebla, mucha corrupción, mucho frío en aquel mundo... como también en el nuestro.

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        Pero a Jesús le ardía el corazón. Le quemaban las injusticias y le ardía la llama de la compasión por los más pobres. El corazón de Jesús era un corazón encendido por el fuego del Espíritu. El fuego de Jesús no es un fuego que destruye, sino un fuego que fragua. No es un fuego que arrasa sino un fuego que transforma. Ese fuego ardía en Jesús todos los días. A Jesús le ardía el alma.

        A lo largo de su vida Jesús fue ofreciendo esa llama a los demás. Muchos trataron de apagarla, o simplemente se quedaron con el humo.... Pero en esa llama otros muchos encontraron la luz y el calor que necesitaban. Y algo, lentamente, empezó a cambiar.

        Estos días de Cuaresma que comenzamos hoy son un camino hacia la Pascua. En este miércoles de ceniza como colegio vamos a celebrarlo y vamos a realizar un pequeño gesto que tiene que ver con el fuego, con la ceniza. Pero lo importante no es hacer grandes gestos, penitencias o rituales. Lo importante es que la zarza ardiente, el Dios que es fuego en el corazón, viene a ti y te llama por tu nombre. En este miércoles de ceniza déjate iluminar, déjate quemar, déjate transformar.

  • Vamos a comenzar esta celebración tomando conciencia de que hay cosas que no hacemos del todo bien. Y muchas de esas cosas que impiden que el Amor de Dios nos transforme. Sabemos que Dios nos escucha y perdona siempre nuestros errores, por eso le decimos: 
  • (Lector 1) Padre nuestro, te pedimos perdón por nuestra indiferencia y nuestra falta de sensibilidad ante el dolor ajeno, porque a veces no ayudamos todo lo que podemos en casa o a nuestros compañeros y compañeras.
  • (Lector 2) Padre nuestro, te pedimos perdón por las veces que no sabemos valorar lo que tenemos, en casa o en el colegio y nos resulta más fácil quejarnos que trabajar por llevar la felicidad a los demás.
  • (Lector 1) Padre nuestro, te pedimos perdón por las veces que no nos esforzamos y preferimos una vida fácil a una vida auténtica y apasionada.

        Pensamos en un minuto de silencio, todo aquello por lo que hoy queremos pedirle perdón a Dios nuestro padre.

        Y ahora vamos a escuchar la historia de una persona muy especial. Se trata de una persona sin amigos, marginada y rechazada por los demás. Y aunque realmente había muchos que podían tener motivos para rechazarle, Jesús se comporta con él de manera totalmente diferente. Escuchemos con atención que es lo que quiere decirnos hoy Jesús con este fragmento de su vida:


  • Lectura del evangelio según San Lucas (Lc 19, 1-10):

Jesús entró en la ciudad de Jericó y la fue atravesando.

Un hombre llamado Zaqueo, jefe de recaudadores y muy rico, intentaba ver quién era Jesús; pero a causa del gentío, no lo conseguía, porque era bajo de estatura. Se adelantó de una carrera y se subió a un árbol para verlo, pues iba a pasar por allí.

Cuando Jesús llegó al sitio, alzó la vista y le dijo: «Zaqueo, baja aprisa, pues hoy tengo que hospedarme en tu casa».

Bajó a toda prisa y lo recibió muy contento.

Al verlo, todos murmuraban porque Jesús entraba a hospedarse en casa de un pecador.

Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor:

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