Cristianismo En Europa
Enviado por spirobob • 24 de Noviembre de 2013 • 1.840 Palabras (8 Páginas) • 298 Visitas
El cristianismo, identidad cultural común de europeos creyentes y no creyentes
Romano Prodi pidió a unos sabios que buscaran la identidad común europea. Respondieron que “no existe una esencia de Europa”. Pero el cardenal Ratzinger y el político no creyente Marcello Pera han sacado un libro con otra tesis: la esencia es la cultura cristiana.
¿Qué hacen el cardenal Ratzinger y un político no creyente escribiendo juntos un libro sobre la identidad europea? Ambos comparten una idea clave: la cultura cristiana, propia de los creyentes pero también de los no creyentes, es la clave para que Europa pueda dialogar sabiendo a qué se refiere cuando usa la palabra “yo”.
“Europa no sabe tutelar su propia identidad, no sabe defenderse”, explicó en un debate sobre Europa el co-autor del libro Marcello Pera, que es el Presidente del Senado italiano y profesor de Filosofía de la Ciencia.
“La tolerancia se convierte en indiferencia; Europa quiere el diálogo pero no sabe pronunciar el pronombre "yo", pretende ser sabia y anciana pero ya no reconoce los fundamentos de su presunta sabiduría...”, describió Pera en declaraciones recogidas por la Agencia Zenit (www.zenit.org ).
“Se da también el malestar espiritual y una crisis de identidad que surgió ya antes de la guerra y del terrorismo”, explicó el presidente del Senado. “El malestar es también social: inmigración, seguridad, multicultura entendida como agregación de mónadas, malestar intelectual, relativismo según el cual todas las culturas y las civilizaciones son equivalentes y no pueden jerarquizarse, lenguaje políticamente correcto en el que la palabra "mejor" está prohibida y sólo se aplica a corbatas, postres y no a culturas, etc.”
Entonces, ¿cuál es la solución? “Yo propondría una religión civil cristiana en la que todos podamos reconocernos en valores comunes», concluyó el político y filósofo de Toscana, que se define como “no creyente” aunque afirma que cree en los mismos valores de los cristianos. «Quizá la diferencia es que yo creo en los valores, pero no creo en una persona», expresó aludiendo a la persona de Jesucristo.
Un árbol necesita raíces
Marcello Pera estaba flanqueado por el cardenal Razinger, que con él ha escrito el libro Sin raíces. Europa, relativismo, cristianismo, islam («Senza radici. Europa, relativismo, cristianesimo, islam», en Mondadori).
Para Ratzinger la clave está en redescubrir la ley natural: “Tenemos que volver a estudiar la ley natural -quizá hace falta otro nombre, no lo sé-, pero es necesario encontrar el fundamento para individuar responsabilidades comunes entre católicos y laicos [no creyentes o que no inspiran la ética en la religión, ndr.], para fundamentar una acción que no sólo responda a la acción, sino también al deber y a la moral”.
«La Iglesia nació como una comunidad de mártires y no como una religión de Estado», recordó. «No tiene otros instrumento para guiar a la gente que la fuerza de la convicción: el mismo Dios es razón y amor, dado que creer en Dios "logos" es creer en un Dios que ha creado la razón y al mismo tiempo crea por amor».
«El catolicismo, ¿es también una fuerza del presente?», se preguntó: «Mi respuesta y la del presidente del Senado», afirmó Ratzinger citando el libro que ha firmado con Marcello Pera, es que «el árbol tiene necesidad de raíces». «La tesis es que la cultura laica, cuando se separa de las raíces, se convierte en dogmática y pierde su fuerza moral», consideró.
«El cristianismo debe convencer con sus fuerzas morales y debe respetar ciertamente a las personas que no tienen el don de la fe», concluyó.
“No existe una esencia de Europa”
Si Ratzinger y Pera tienen las ideas muy claras, mucho más perplejos están los 4 sabios encargados por Romano Prodi para examinar los asuntos de la identidad europea. LA VANGUARDIA del 5 de diciembre publicaba en español una traducción de las conclusiones de este grupo de trabajo, conclusiones redactadas por:
-Kurt Biedenkopf, antiguo primer ministro de Sajonia (Alemania)
-Bronislaw Geremek, antiguo ministro de asuntos exteriores de Polonia
-Krzysztof Michalski, presidente del Instituto de Ciencias Humanas de Viena
-Michel Rocard, antiguo primer ministro de Francia
Copiamos textualmente para la reflexión algunos párrafos destacados de estas conclusiones y los agrupamos por temas:
La cuestión
¿Qué conceptos morales, qué tradiciones, qué objetivos son capaces de reunir en una estructura democrática a los habitantes diversos de la UE y así apuntalar y asegurar la Constitución Europea? Para examinar estas preguntas Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea, pidió a estudiosos y políticos de varios países de la UE que reflexionaran sobre la dimensión intelectual y cultural de una UE en proceso de ampliación; en particular, que consideraran la relevancia de dicha dimensión para la cohesión de la UE ampliada y redefinida.
La economía no une lo suficiente
La integración económica no conduce por sí misma a la integración política porque los mercados son incapaces de producir una solidaridad políticamente fuerte. La solidaridad –un sentimiento auténtico de comunidad cívica- resulta vital porque la competencia que domina el mercado da lugar a poderosas fuerzas centrífugas.
Un orden económico eficaz y justo debe estar arraigado también en la moral, costumbres y expectativas de los seres humanos; así como en sus instituciones sociales. Así, el modo en que la zona económica europea –el mercado común- armoniza con los valores de los ciudadanos, por variados que sean, no es un simple problema académico sino un problema político fundamental.
Se necesitará más solidaridad entre europeos
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