Cómo podríamos contristar el espíritu
Enviado por bardot • 7 de Septiembre de 2012 • Ensayo • 1.453 Palabras (6 Páginas) • 286 Visitas
Empecemos por analizar las palabras de Efesios 4:30: “No estén contristando el espíritu santo de Dios, con el cual han sido sellados para un día de liberación por rescate”. Pablo les dio este consejo a sus amados hermanos porque no quería que pusieran en peligro su espiritualidad. Les recordó que era con el espíritu con lo que habían sido “sellados para un día de liberación por rescate”. Esa fuerza divina era —y sigue siendo— como un sello. Es una “prenda” o una muestra por adelantado “de lo que ha de venir” para los ungidos fieles (2 Cor. 1:22). Dicho sello los distingue como posesión de Dios y herederos de la vida celestial. El número de las personas que son finalmente selladas asciende a 144.000 (Rev. 7:2-4).
4 A la larga, contristar el espíritu puede llevar a un cristiano a perder por completo la influencia de la fuerza activa de Dios en su vida. La posibilidad de sufrir esta pérdida es muy real, como lo indican las palabras que escribió David después de haber pecado con Bat-seba. Arrepentido, le suplicó a Jehová: “No me arrojes de delante de tu rostro; y tu espíritu santo, oh, no me lo quites” (Sal. 51:11). En el caso de los ungidos, es necesario que permanezcan “[fieles] hasta la misma muerte” para recibir “la corona de la vida” inmortal en los cielos (Rev. 2:10; 1 Cor. 15:53). En el caso de los cristianos que tienen la esperanza terrenal, es preciso que demuestren fe en el sacrificio redentor de Cristo y se mantengan fieles a Dios a fin de recibir el don de la vida. Y para ello necesitan también la ayuda del espíritu (Juan 3:36; Rom. 5:8; 6:23). Así que todos por igual debemos tener cuidado para no contristarlo.
Cómo podríamos contristar el espíritu
5 ¿Cómo evitamos los cristianos causar tristeza al espíritu? “Andando” y “viviendo por espíritu”, pues de este modo no nos dejaremos vencer por los deseos carnales ni manifestaremos actitudes impropias (Gál. 5:16, 25, 26). Claro, la situación podría cambiar. Si empezáramos a desviarnos, aunque fuera de manera casi imperceptible, hacia conductas condenadas por la Palabra inspirada de Dios, entristeceríamos hasta cierto grado al espíritu.
6 Si nos acostumbráramos a pasar por alto la guía del espíritu santo, lo estaríamos contristando. O, lo que es lo mismo, estaríamos entristeciendo a Jehová, ya que él es la fuente de dicho espíritu. ¿Cómo debemos comportarnos a fin de no caer en este error? Un análisis de Efesios 4:25-32 nos dará la respuesta.
Cómo evitamos contristar el espíritu
7 Digamos siempre la verdad. En Efesios 4:25, Pablo escribió: “Ahora que han desechado la falsedad, hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo, porque somos miembros que nos pertenecemos unos a otros”. En vista de que estamos muy unidos, como “miembros que nos pertenecemos unos a otros”, jamás debemos actuar de manera sinuosa, manipulando los hechos o tratando de conducir a nuestros hermanos a conclusiones erróneas, pues eso equivale a mentir. Si alguien persistiera en ese hábito, terminaría perdiendo su amistad con Dios (léase Proverbios 3:32).
8 Las palabras y acciones poco honradas perturban la unidad de la congregación. Por eso, debemos imitar al profeta Daniel, un hombre confiable a quien nadie podía acusar de corrupto (Dan. 6:4). Recordemos lo que Pablo les dijo a los cristianos que tienen esperanza celestial: al ser parte del “cuerpo del Cristo”, cada miembro pertenece a todos los demás, por lo que debe mantenerse unido al conjunto de veraces hermanos de Jesús (Efe. 4:11, 12). Los cristianos que deseamos vivir para siempre en la Tierra también debemos contribuir a la unidad del pueblo de Dios diciendo siempre la verdad.
9 Resistamos los ataques del Diablo y no dejemos que dañe nuestra espiritualidad (Sant. 4:7). El espíritu santo nos ayudará a oponernos a Satanás. Una manera de resistir al Adversario es teniendo cuidado de no perder los estribos ni ceder a la cólera. Pablo escribió: “Estén airados, y, no obstante, no pequen; que no se ponga el sol estando ustedes en estado provocado, ni dejen lugar para el Diablo” (Efe. 4:26, 27). Incluso si uno se enoja por causas justificadas, lo mejor es que ore de inmediato en silencio. Así logrará controlarse y mantenerse “sereno de espíritu”, y evitará hacer cualquier cosa que contriste el espíritu santo (Pro. 17:27). No debemos permanecer en un estado de irritación, pues Satanás podría aprovechar para incitarnos a cometer un pecado (Sal. 37:8,
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