Dejate Querer
Enviado por kristianuno • 14 de Noviembre de 2012 • 3.468 Palabras (14 Páginas) • 253 Visitas
DEJATE QUERER
Posible caricatura Evangélica de Juanito Bosco..
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
- 11Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da la vida por las ovejas; 12el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; 13y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
14Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, 15igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
16 Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. 17Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. 18Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para quitarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre. (Juan 10,11-18)
La imagen del pastor empleada por Jesús para referirse a sí mismo en los evangelios era una imagen muy familiar para los judíos de su tiempo, oriundos de un país mediterráneo agrícola y ganadero. Los pastores, con sus rebaños de ovejas y cabras, o con sus vacadas, formaban parte esencial del paisaje de Palestina, en tiempos de Jesús.
En tiempos de Don Bosco, los jóvenes provenientes de pobreza, miseria, marginalidad, exclusión, orfandad, violencia, persecución, hambre, etc. …, necesitaban de la acogida de un ambiente que no satisfaga sus prioridades materiales, era un plato de sopa acompañado que a más de calentar el cuerpo, era la atención de Mamá Margarita, la inmediata intervención de Don Bosco y las palabras de afecto…que abrigaban la soledad del alma de criaturas como ovejas necesitadas no de pasto sino de un Pastor que las condujeran CON PROTECCIÒN.
Conocemos la forma de hablar de Jesús: una forma cercana y sencilla para que todos pudieran entenderle. Jesús trazaba historias con retazos de la vida cotidiana, episodios domésticos, actividades ordinarias de amas de casa, pescadores o agricultores: la pequeña levadura que engorda toda la masa, la mujer que barre la casa para encontrar una moneda, el sembrador, que desconoce el misterioso crecimiento de la semilla, el pescador, que selecciona los peces capturados en la red…, y el pastor, el buen pastor que cuida sus ovejas y arriesga su vida por ellas, si es necesario, son los mismos gestos y hábitos adquiridos por Don Bosco para llegar a sus muchachos.
La figura del Buen Pastor en Don Bosco lo hacía buscar las mejores palabras de amor digeribles a los jóvenes en su mayoría con pocos años de escuela o quizá nada de instrucción en los libros, engendraban en nuestro Santo un desesperado y urgente sentimiento de entregar todo el aliento de su vida con tal de rescatar a estos jóvenes del mal de aquel entonces.
Este gesto de DAR LA VIDA ocupa, junto con la imagen del pastor, el centro del evangelio. Jesús lo dice cuatro veces (versículos 11.14.17.18): “yo doy mi vida”. Esta afirmación trasciende la imagen de la relación entre un pastor responsable y sus ovejas, y entra en las coordenadas de las relaciones interpersonales: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn. 15,13). El buen Pastor, muriendo por todos, es la prueba viva de que Dios nos ama (cf. Rom 5,8). Pero qué clase de coordenadas son estas que hacen al pastor dar la vida por sus ovejas…?
(Posiblemente asume su rol de pastor con responsabilidad y esto implica vocación, la vocación conduce a no pensar en sí mismo sino desde el otro y esto genera nexos de afecto. El resultado es el amor por las cosas que se hace por los demás en desmedro de si).
Algo que se debe diferenciar es que en el relato pasa desapercibido que las ovejas pertenecen al PASTOR y no al ASALARIADO, no interesa mucho quien es la persona que contrata al pastor, lo verdaderamente cuestionante es la figura del Pastor, el que entrega la vida por SUS ovejas que aparentemente no son suyas, pero que están bajo su cuidado, simplemente las ama, el amor manifestado en este relato evangélico va más allá de la simple responsabilidad del cuidar.
En palabras de Don Bosco es la AMOREVOLEZZA traducida como el amor manifestado, y solo puede evidenciarse esta manifestación de amor si existe algo que lo suscita: “reconocer lo bello del amor de Dios en su creación, reconocer el rostro de Jesús en los más pequeños es decir en los más necesitados; experimentar la sensibilidad en el DEJARSE SEDUCIR por la necesidad de ternura en “estos pequeños”, necesidad de atención, de cariño, de cuidado, de afecto…NECESIDAD de sentirse personas como iguales ante aquella sociedad en NECESIDAD de reconstruirse, no muy diferente a nuestra actual sociedad, NECESIDAD de SER ACEPTADOS, de ser QUERIDOS.
Pedagogía del “DEJATE QUERER…”
Aquel encuentro de Don Bosco con Don Rúa como presagio de sucesión de la Obras “…iremos a medias Miguelito” implica una sociedad no solo material sino en el carisma del amor de Jesús hacia los más necesitados. Don Bosco lo hizo bien porque lo vivía y sentía la necesidad de involucrar o reclutar a sus obras personas comprometidas con su sueño de salvar almas y cada vez más almas…Recodemos aquel diálogo:
-DB: “Don Rúa, usted es tan terco como yo, pero sabe cómo confío todo en usted, de manera particular a mis muchachos, solamente le pido que los ame tanto como yo los amo…”
-DR: “No diga esas cosas Don Bosco, usted sabe cuánto les amo y cómo cuido de ellos, siempre estoy pendiente si comen, si estudian, cuido de la disciplina,…”
- DB: “Miguelito, No basta con amarlos, hay que hacerlos sentir que son amados…”
- DR: “Pero Don Bosco, qué cosas dice, en verdad los amo…”
-DB: Te doy la clave querido Don Rúa: “déjate querer…eso es todo. DEJATE QUERER…”
Es necesario algunos presupuestos históricos que permitan entender estas sabias palabras del DEJATE QUERER en hechos en respuesta a una necesidad, no cubiertos por la sola buena voluntad de Don Bosco, sino su incansable estudio y formación en su actitud de educador desde la reconstrucción del ORATORIO como una máquina para esculpir nuevos cuerpos a la sociedad y como una escuela hacia la Santidad.
La evolución del Oratorio desde el 1842 de albañiles, picapedreros, limpiachimeneas, estucadores, empedradores, canteros, se transformaba en Oratorio Festivo[1] y más tarde sin perder su esencia se convertía en centros educativos formales que albergaban también a otros jóvenes que no requería de ser insertados a la sociedad pero si necesitaban de la educación Salesiana que ganaba prestigio y aceptación por características pedagógicas de impacto social: “la pedagogía del amor”
Muchos jóvenes
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