Dios Es Bueno
Enviado por aneury07 • 18 de Abril de 2015 • 1.426 Palabras (6 Páginas) • 164 Visitas
Exponer el atributo de la soberanía divina no es muy habitual en la actualidad. Se trata de un tema no excesivamente complicado, pero muy amplio. En este sentido confieso mi impotencia para concentrar todo lo esencial en el marco de este sermón y forzosamente deberé dejar algunos aspectos para otros mensajes. La soberanía de Dios era una expresión muy usada en la literatura religiosa y en el pasado un tema frecuentemente expuesto en el púlpito. Era una verdad que consolaba muchos corazones y daba fuerza y estabilidad al carácter cristiano. Pero en la actualidad, mencionar la soberanía de Dios en muchos lugares es como hablar en lengua desconocida, ininteligible.
Es una lástima que la doctrina que es la llave de la historia, intérprete de la providencia, urdimbre de las Escrituras y fundamento de la teología cristiana sea tan poco entendida y tan tristemente descuidada. Pero como dijo un sabio del pasado "lo que el predicador precisa dar no es lo que la congregación gusta más de oír, sino lo que más necesita, es decir, aquellos aspectos de la verdad que le son menos familiares, o que menos se demuestran en su andar".
1. Definición de la soberanía de Dios
Más que dar una definición académica, veamos una descripción de su naturaleza:
a. Es una soberanía absoluta.
Cuando decimos que Dios es soberano, afirmamos su derecho a gobernar el universo, que ha hecho para su propia gloria, según su beneplácito. Por tanto es el derecho del alfarero sobre el barro, pues, lo puede moldear en la forma que quiera, haciendo de la misma masa un vaso para honra y otro para vergüenza (Ro.9:21). Afirmamos también que Dios no está sujeto aninguna norma o ley alguna fuera de su propia voluntad, por cuanto él es ley para sí mismo y no tiene obligación alguna de dar cuenta a nadie de lo que hace.
La soberanía caracteriza todo el ser de Dios porque la ejerce según quiere, cuando quiere y donde quiere. La Escritura nos muestra múltiples ejemplos de ello, siendo uno de los más significativos la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto y como Faraón no quiso dejarlo ir voluntariamente, su pueblo sufrió las consecuencias y su ejército fue destruido.
b. Es una soberanía ejercida por gracia.
Se trata del favor mostrado hacia el que nada merece o mejor dicho el que merece la condenación. La gracia es la antítesis de la justicia; ésta exige que la ley sea aplicada imparcialmente y que cada uno reciba exactamente lo que merece. La justicia no concede favores ni hace acepción de personas. La justicia como tal, no muestra compasión ni conoce misericordia, pero la gracia divina no se ejerce a expensas de la justicia, sino como dice Ro. 5:21 "la gracia reina por la justicia" y si la gracia reina es que es soberana
2. La soberanía de Dios en la creación
Después de ver como la soberanía caracteriza el ser de Dios, pasemos a considerar cómo este carácter soberano se imprime en todas sus obras.
a. En la creación del universo.
Aun antes de Gn. 1:1, cuando la creación existía sólo en la mente de Dios y él estaba solo, como veremos al tratar su inmutabilidad, en aquel tiempo, por usar un término, Dios era soberano. Podía crear o no crear según su voluntad y nadie podía disputar su derecho a hacer lo que quisiera. Podía hacer las grandes constelaciones o las cosas más pequeñas del universo, todas distintas ¿Con quién consultó Dios en la creación y disposición de sus criaturas? (Ro.11:34-35) Hizo los pájaros volando en el aire, los peces nadando en el mar, los animales vagando por la tierra ¿Quién le hizo actuar así? Nadie. El Creador obró soberanamente y asignó a cada uno su lugar.
¿Por qué dos tercios de la superficie de la tierra habían de estar cubiertos de agua? ¿Por qué en la parte sólida del mundo hay tierras fértiles en unos lugares y desiertos en otros? ¿Por qué una región es rica en minerales y en otra no hay ninguno? ¿Por qué el clima de unos lugares es grato y agradable y en otro es extremado y horrible? Simplemente porque así le plació crearlo, o sea, soberanamente.
b. En la creación del reino animal y vegetal.
En el caso del primero, si comparamos las distintas bestias,
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