ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

EL CARÁCTER DEL LIDERAZGO


Enviado por   •  23 de Enero de 2015  •  3.083 Palabras (13 Páginas)  •  292 Visitas

Página 1 de 13

EL CARÁCTER DEL LIDERAZGO

La importancia que le da el líder a la integridad en su vida ayuda a conocer el carácter de él como una persona de confianza, calificada para el liderazgo. ¿Por qué ciertas personas que están en el liderazgo no son personas auténticas? ¿Por qué aparentan ser espirituales? Posiblemente, ese sea el problema más grande del liderazgo: la falta de un carácter recto.

El carácter en el liderazgo cristiano

El carácter es básico para todas las decisiones éticas. Quien es usted determina lo que usted hace. Jesús dio importancia a esa verdad en sus enseñanzas (Mt 5-7). De ahí que el carácter sea el principio de la naturaleza moral interior. El carácter, como es difícil de definir, es mejor entenderlo desde cómo se forma y cómo funciona en la vida ética cristiana. Como alguien ha dicho "lo que somos, es el determinante último de lo que hacemos".

1. ¿Qué grado de pureza debe tener el liderazgo cristiano? (Tit 1.5–9)

La integridad se hace notoria en aquellas personas que la practican, y ¡más aun en el liderazgo cristiano! Liderazgo íntegro, se nota por la solidez y transparencia.

La importancia que le da el líder a la integridad en su vida ayuda a conocer el carácter de él como una persona de confianza, calificada para el liderazgo. ¿Por qué ciertas personas que están en el liderazgo no son personas auténticas? ¿Por qué aparentan ser espirituales? Posiblemente, ese sea el problema más grande del liderazgo: la falta de un carácter recto.

Cuando una persona peca y puede vivir con ello, deja de ser íntegra. La integridad implica la confesión del pecado y el apartarse de él y no aparentar que no ha ocurrido nada. Eso es pureza.

Pero, por supuesto existe un punto dentro de la gama del pecado donde ocurre la descalificación para el liderazgo en la iglesia.

¿Hasta qué grado cuenta la actitud que la persona tiene hacia el pecado para dicha descalificación?

Pablo dice: «... no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado». Estoy convencido de que ciertos pecados revelan una ruptura tal en la integridad, que la persona que ha caído queda descalificada para volver a ejercer un liderazgo prominente.

No creo que actos repetitivos tales como la inmoralidad sexual o el encubrimiento sean sólo cuestión de pecado. Creo que revelan una falla en el carácter. Las personas dicen: «Bueno, ¿y acaso no se perdonan los pecados?» Claro que sí. Pero creo que ya no se trata de una cuestión de perdón; dicha persona carece de la sustancia que se requiere para ese oficio.

La única razón por la que puedo sentarme en esta habitación, vestido y en mis cabales es que he recibido el perdón absoluto de Jesucristo. Pero para las personas que ejercen un liderazgo prominente existen requerimientos aún más estrictos. Como dice Santiago, seremos juzgados «sin misericordia».

Pero, ¿qué del rey David en elAntiguo Testamento?

Ese incidente es el único caso que las Escrituras registran de un líder culpable de conducta inmoral que se le permitió permanecer en el mismo liderazgo prominente. Pero después del incidente con Betsabé, su vida se volvió agria. Sí, fue confrontado y salió limpio; sin embargo, perdió en el campo de batalla, y su familia enloqueció. Nunca volvió a alcanzar el pináculo al que una vez había llegado. Eso me angustia.

También me obsesiona el hecho de que las Escrituras no registren el caso de ninguna otra persona con liderazgo prominente, que haya cometido pecado sexual, y que luego se le permitiera continuar en dicha posición.

¿Ante quién debe rendir cuentas un líder?

En mi caso, he seleccionado cuidadosamente a tres hombres con quienes me reúno periódicamente. En nuestras reuniones hay confianza, objetividad y libertad. El propósito de reunirnos no es sólo el de concentrarnos en el pecado, sino también ser amigos. No sólo es beneficioso para mí, sino también para los demás.

Generalmente soy responsable ante mi personal y, oficialmente, ante nuestra junta de ancianos, aunque cuanto más grande se hace ésta, tanto más difícil se torna manejar la situación. A algunos miembros de la junta no tendría nada que ocultar, pero no tengo la misma confianza con otros.

Ciertamente, también soy respon-sable ante toda mi familia, ella tiene la libertad de poder tratar cualquier área o de ofrecer consejo. Admito que ocasionalmente hay cosas dolorosas que oír, pero el estar en el ministerio no me exonera de hablar claro en mi casa; es más, es algo que debe ser hecho.

Al seleccionar a las personas ante quienes seremos respon-sables, ¿no es una tentación elegir a aquellas que tengan nuestros mismos puntos de vista?

La calidad del carácter del líder se hace evidente en la elección de aquellas personas que le ayudan. En ocasiones se eligen personas que son demasiado condecendientes con sus superiores. Estoy totalmente de acuerdo. Me encanta escuchar que me digan sí a todo. Pero necesito a personas que me digan las cosas como son en realidad.

2. ¿Cuál es mi carácter como líder? (1 Ti 3)

En 1 Timoteo 3 el apóstol Pablo nos indica los esfuerzos mínimos a realizar y las cualidades de carácter que se deben tener para el liderazgo de iglesia. Pero existen otras características, a menudo pasadas por alto, que comparten los líderes de iglesia efectivos. He aquí ocho de estas características, por medio de las cuales podemos evaluar nuestro servicio en la iglesia:

a. ¿Puedo manejar información correctamente? Debe mostrar sabiduría e integridad. Lo que debe garantizar cualquier líder es su capacidad de manejar correctamente información confidencial.

b. ¿Puedo aplazar un juicio? Evite realizar juicios a la ligera. Debe tomar sus decisiones sólo en base a argumentos y evidencias sólidos.

c. ¿Estoy dispuesto a ser dirigido por Dios? Además de escuchar la voz de Dios, debe prestar atención a personas sabias. Es clave la actitud de obediencia.

d. ¿Puedo confrontar de manera apropiada? A nadie le gusta el conflicto. Pero para atacar con integridad, los miembros de la junta deben estar dispuestos a confrontar incluso a uno de los suyos. La ira desenfrenada, el engaño descarado, las palabras hirientes son algunas de las cosas que demandan un desafío de amor. Los dos extremos son: evitar el conflicto o actuar como el exterminador. ¿En qué punto de la línea se encuentra usted?

e. ¿Tengo miras amplias? La tradición de la iglesia da vida; el tradicionalismo amenaza la vida. La comodidad

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (19 Kb)
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com