EL SELLO DEL ESPÍRITU SANTO
Enviado por Maria Paspuel • 26 de Febrero de 2021 • Ensayo • 4.309 Palabras (18 Páginas) • 513 Visitas
EL SELLO DEL
ESPÍRITU SANTO
Autor: María Paspuel
Curso: LA OBRA DEL EL ESPÍRITU SANTO
Tutor: Ned Farnsworth
CENTRO REFORMADO DE ESTUDIOS TEOLÓGICOS DEL ECUADOR
Ibarra
1 de noviembre
Índice
Introducción…………………………………………………………………………3
Primera parte: El Espíritu Santo
1. La persona del Espíritu Santo………………….. ……………………………..…4
- El sello del Espíritu Santo…………………………………………………………...5
- El significado de sello ………………………………………………………………7
Segunda Parte: Las arras del Espíritu Santo
2. ¿Qué son las arras?.................................................................................................8
2.1 Las garantías....………………………………………………………….............8
2.2 El fruto y los dones ……………………………………………………………..9
2.2.1 ¿Qué es más importante el fruto o los dones?…………………..…………...11
3. CONCLUSIÓN……………………………………………………………………...14
4. NOTAS DE REFERENCIA………………………………………………………...16
5. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………17
Introducción
El estudio bíblico que he venido realizando sobre el tema del Espíritu Santo, es el motivo por el cual me ha interesado en gran manera profundizar más, sobre la tercera persona de la Trinidad. Realmente todo lo que es conocer del Dios Trino son textos muy sugestivos, de los cuales muchos de ellos hubiera querido abordar; sin embargo algo grande tocó mi corazón, cuando leía el libro de los Efesios o Primer de Corintios, me encontraba con las palabras “arras” y “sello” de ahí fue mi anhelo por buscar más información en internet sobre este tema.
Fue entonces, cuando tuve la oportunidad de hacer un ensayo; dije se va a llamar “Con el sello que fuimos sellados”, o el sello del Espíritu Santo, porque vi la gran importancia que tiene en nosotros los cristianos. En el presente texto es necesario dar conocer el significado de sello y arras, la obra que vino haciendo desde la creación en el Antiguo Testamento, los frutos y los dones que obtenemos a través de éste sello, las garantías que él nos brinda y el sello a través del bautismo
Cristo sella nuestro corazón con el sello del Espíritu Santo. Él es quién ha pagado un precio muy alto comprometiéndose eternamente a ser nuestro dueño y nosotros de su propiedad; la sangre que ha derramado en la cruz es un pacto, un sello con la humanidad y nadie la puede abolir. De ésta manera nos demuestra que todo lo que ha venido haciendo desde el inicio de los tiempos ha sido única y exclusivamente para que seamos justificados mediante la santificación, haciéndonos merecedores de su infinita bondad y misericordia.
Es único, porque la redención de Jesucristo va más allá de un simple arrebato, es la gloria misma que descendió y subió a su reino para desde ahí gobernar al mundo. Cristo, Espíritu y Padre rey de los cielos, dio su mejor enseñanza en obediencia y amor, se ha acercado a los pecadores y nos ha dado de su Espíritu para que ninguno se pierda más tenga en él vida eterna. La seguridad que tenemos en él nos permite aferrarnos a su palabra, al darnos de su Espíritu nos garantiza que no estamos solos, luchando con nuestras propias armas, hay batallas que no se llevan a cabo por temor a ser derrotado, pero si conocemos que todos los que estamos bajo su cobertura somos sellados, estamos seguros que nada de lo que intenten hacernos las fuerzas del mal llegará.
Primer parte
- La persona del Espíritu Santo
Uno de los rasgos distintivos del cristiano es creer en el Espíritu Santo como persona. Desde los primeros tiempos de la iglesia hasta el modernismo actual, ha habido quienes han negado la personalidad del Espíritu en una forma u otra. Muchos predicadores teólogos llamados cristianos hablan del Espíritu no como “él” sino como “lo”. Ven en él una influencia o poder o energía impersonales, y no la tercera persona de la Trinidad. editorialperegrino.com ›... › Doctrina y Teología › El Espíritu Santo
Cuando hablamos del Espíritu Santo siempre nos hacemos la pregunta ¿qué es? Como si fuera algo, lo correcto sería ¿quién es? Porque no se refiere generalmente a algo desconocido, sino un ser divino que nosotros los cristianos sin conocerlo comenzamos a sentirlo en nuestro obrar. A partir de la convicción de aceptar a Cristo como dueño y Señor, existe una necesidad de saber qué es lo que hace, que nuestro comportamiento cambie. Y para profundizar este conocimiento, necesitamos escudriñar las sagradas escrituras, ahí encontraremos lo básico y elemental de la Deidad de Dios, que ha venido despertando controversias en varios autores.
El Espíritu Santo ha sido considerado por muchos, como una fuerza espiritual; mientras que en el obrar de mi vida, lo he considerado como una persona invisible de la Trinidad. Jesús dijo: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. (San Juan 16:7). Aquí vemos una aseveración que Jesús hace sobre el Espíritu Santo; las características de consolador solo se le atribuyen a una persona, que es la tercera de la Santa Trinidad. Es una bendición tener a un Padre amoroso que cuida del universo entero, un Hijo que trajo la salvación e intercede por nosotros y el Espíritu Santo que mora en nuestros corazones.
La primera gran verdad en esta obra de salvación es que Dios envió a su Hijo para tomar nuestra naturaleza en él y sufrir en ella por nosotros. La segunda grande verdad es que Dios dio a su Espíritu para traer a los pecadores a la fe en Cristo y así ser salvos. www.iglesiareformada.com/Owen_ES_1.html
Cristo vino a este mundo con un propósito; su plan de salvación, que ha llevado a cabo el Espíritu Santo, en la tarea salvífica de capacitar a todos los creyentes que han sido predestinados; porque no todos han sido sellados, sino los que el Padre llama a ser enseñados por él; a éstos que oyeron su palabra y aprendieron a creer en Dios tendrán vida eterna. (San Juan 6:45,47). Encontramos en las sagradas escrituras a las tres personas actuando al mismo tiempo, por ejemplo en el bautismo de Jesús; la voz del Padre resonó en los cielos para decir: Este es mi Hijo amado en quién tengo complacencia, en ese instante descendió el Espíritu Santo sobre Jesús en forma de paloma. (Mateo 3:16, 17). Ahora vamos a conocer cuál es el sello, con el que somos declarados propiedad exclusiva de su reino, por toda la eternidad.
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