¿ENVIO DIOS A SU HIJO AL MUNDO A SUFRIR POR LOS "PECADOS DE LA HUMANIDAD"?
Enviado por bryanmarquez93 • 11 de Marzo de 2016 • Ensayo • 1.157 Palabras (5 Páginas) • 384 Visitas
PONTIFICA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR
GRACIA, JUSTIFICACIÓN Y ESCATOLOGÍA
NOMBRE: BRYAN MÁRQUEZ
FECHA: 10 MARZO 2016
ENSAYO I
SI DECIMOS QUE DIOS ES AMOR Y RICO EN MISERICORDIA,
ENTONCES ¿POR QUÉ ENVÍA A SU HIJO AL MUNDO
A SACRIFICARSE POR “LOS PECADOS DE LA HUMANIDAD”
DE LA FORMA MÁS CRUEL Y VIOLENTA?
HIPOTESIS
Dios no envía a su hijo primogénito a sacrificarse por los “pecados de la humanidad entera.” Eso responde a la interpretación de un modelo post-pascual que sigue latente hasta nuestros días. Dios envía a su Hijo para enseñarnos el modo como vivir plenamente en relación con uno mismo y con el prójimo; y es en consecuencia de este estilo de vida que proclamó y vivió Jesús, que fue crucificado, como muchos otros en la historia, por defender la vida y denunciar la opresión y la injusticia. Dios no pone en los hombros de su hijo la cruz. A Jesús le coloca la cruz el poder romano por proclamar el Reino de amor de su Padre.
ARGUMENTOS
A lo largo de la historia del cristianismo se nos ha presentado el acontecimiento histórico de la cruz, que padeció Jesús, como aquel apoteósico acto expiatorio de salvación que nos libera del pecado original con el que todos nacemos. Dios decide crear el mundo para que viva y se desarrolle su creación más perfecta: el hombre. Éste hombre, en su afán de querer ser igual a Dios, cae en pecado de desobediencia. Dios se enoja, se siente decepcionado e impone un castigo. La humanidad entera quedará contaminada, manchada y hundida en el pecado. “La única posibilidad de salvarse eran los méritos de Jesús en la cruz”. Dios decide intervenir con el fin de recuperar su dignidad y autoridad herida, dándoles una segunda oportunidad. Envía al mundo a su primogénito para que limpie y repare los pecados de toda la humanidad. Jesús en completa docilidad acepta entregar su vida de la forma más inhumana y cruenta para satisfacer los caprichos y deseos sádicos de su Padre; limpiando de esa manera su honra y limpiando los pecados del hombre.
Pero hoy en día, a muchos de nuestros contemporáneos este esquema de salvación les resulta poco creíble y hasta ilógico. Algo no suena bien. Y es que realmente ¿cómo un Dios que crea al mundo y al hombre por amor, luego decide castigarlo fuertemente por un error?, ¿cómo es posible que toda la humanidad quede “manchada” por la desobediencia de dos personas?, ¿cómo es posible que una persona pueda redimir los “pecados de toda la humanidad”?. La respuesta es clara. En primer lugar “la cruz de Jesús no la coloca el Padre sobre sus hombros, no es consecuencia de la voluntad de un Dios que exige reparación. Tampoco es buscada por el mismo Jesús. A Jesús le coloca la cruz el poder romano” por la forma en la que vivió y proclamó el Reino del amor, denunciando las injusticias de la época. “Jesús murió como murió por vivir como vivió.” Segundo, “el Dios del que habla Jesús no es un dios idealizado, omnipotente, omnisciente, que exige sacrificio hasta ver reparada su dignidad ofendida, sangre que pueda aplacar su venganza” sino la imagen de un Dios Padre-Madre de misericordia y amor. Tercero, se desarrolló una mala interpretación del acontecimiento de la cruz, afirmando que Jesús vino al mundo a sufrir por nosotros, cuando es todo lo contrario; Jesús no vino a sufrir sino a enseñarnos cómo vivir plenamente en relación con uno mismo y con el prójimo en la medida en que amamos y nos entregamos como don de sí mimos. Recordemos que “Jesús prefería la misericordia al sacrificio”, incluso Pablo hablará de la sabiduría de la cruz, “como clave para entender la existencia cristiana en cuanto proceso constante de muerte y resurrección: morir al hombre viejo para resucitar al hombre nuevo, cuyo modelo es el mismo Cristo.” Es así como vamos resignificando conceptos y modelos clásicos que se nos han dado por tradición y que hemos creído y aceptado fielmente.
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