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El Bautizmo


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  2.072 Palabras (9 Páginas)  •  315 Visitas

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EL BAUTIZMO

bautismo.

(De baptismo).

2. m. En diversas religiones, rito de purificación.

La palabra española bautismo viene del griego koiné báptisma, y ésta, a su vez, del griego clásico bapto, verbo limitado progresivamente al sentido de «teñir», sustituido por baptízo / βαπτιζειν o βαπτειν, que significa: «sumergir», «zambullir», «hundir» (en el agua).

purificar.

(Del lat. purificāre).

1. tr. Quitar de algo lo que le es extraño, dejándolo en el ser y perfección que debe tener según su calidad. U. t. c. prnl.

2. La Verdad sobre el Bautismo En Agua

3. INTRODUCCIÓN:

Cada individuo que viene a Jesús siendo atraído por el Espíritu, querrá ser bautizado. Y en efecto, para obtener la salvación completa es necesario ser bautizado en el nombre del Señor Jesucristo para la remisión de los pecados (Hechos 2:38). Jesús ordenó el bautismo (Mateo 28:19) y dijo, "Si me amáis, guardad mis mandamientos (Juan 14:15).

Sin embargo, antes del bautismo el candidato debe haberse arrepentido por completo y creer con todo su corazón que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios (Hechos 2:38; 8:37). El hecho de ser sumergido en agua en el nombre de Jesús no traerá en si la remisión de pecados. El arrepentimiento y el bautismo en el nombre de Jesús son requeridos. Un pecador que no tiene la intención de volverse de su vida de pecado no podrá beneficiarse con el acto del bautismo.

No es hasta que el pecador se arrepiente por completo y cree que Dios le ha perdonado, que él debería someterse al bautismo en el nombre de Jesús, por un ministro debidamente autorizado. Sin embargo, la omisión de hacer esto cuando él reúne estos requisitos, hará que desobedezca al Evangelio de Cristo y le impedirá su desarrollo espiritual.

EL PROPOSITO DEL BAUTISMO:

El bautismo es un acto de obediencia a Dios por una persona que cree en el Evangelio del Señor Jesucristo. La obediencia es para recibir remisión de pecados (Hechos 2:38). En respuesta a una buena conciencia ante Dios el bautismo ahora también nos salva a través del poder de la resurrección de Jesucristo (I Pedro 3: 21). El bautismo es un tipo de ponerse o ser vestido de Cristo (Gálatas 3:27).

Por el bautismo un creyente expresa el divorcio de su anterior vida pecaminosa y se identifica a si mismo como uno que desea vivir una nueva vida para Jesús. Su vida pasada de pecado es realmente enterrada con Cristo en el bautismo (Romanos 6:4).

LA MANERA CORRECTA DEL BAUTISMO:

Derramar, rociar e inmersión son modalidades o maneras de bautizar practicadas actualmente. Efesios 4:5 dice, "Un Señor, una fe, UN bautismo. Este sería el único empleado por Jesús y Sus discípulos.

Dos referencias bíblicas nos revelan cual es ese modo. "Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua . . ." (Mateo 3:16). Hechos 8:38-39, en referencia a Felipe bautizando al eunuco dice, "... y como subieron del agua..." "Subió del" y "subieron del" implican claramente que el bautismo es administrado propiamente por inmersión en agua. Pablo al referirse al bautismo como sepultura en Cristo (Romanos 6:4) respalda esta posición. Estudios hechos en la palabra griega "Baptizo," de la cual viene "bautismo," nos dan pruebas concluyentes de que la inmersión en agua es el modo apropiado. "Baptizo" significa: sumergir, zambullir, o sumir.

LA FORMULA BÍBLICA PARA EL BAUTISMO:

Jesús ordenó a Sus once Apóstoles en Mateo 28:19, a bautizar. "Portante, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolas . . ." El habló a los hombres cuyo entendimiento estaba abierto a las escrituras (Lucas 24:45). Obviamente, Sus palabras cautivaron a los oyentes. Ellos fueron testigos de Su muerte, sepultura y resurrección. Pronto serían testigos de Su ascensión. Ellos sabían que El poseía las palabras de vida eterna, las cuales no olvidarían.

El les instruyó previamente, "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14:15). Tomás, el incrédulo, luego de ver las marcas de los clavos en Sus manos y la herida en Su costado, había hecho la confesión, "Señor mío, y Dios mío" (Juan 20:28). Los discípulos sabían que El era Dios manifestado en la carne, ellos le amaban y no le fallarían en guardar este mandamiento.

En el grandioso día de Pentecostés, registrado en Hechos, capítulo dos, leemos por la primera vez que ellos obedecieron el mandato de bautizar. Todos habían sido llenos con el Espíritu Santo de Dios y hablaron en otras lenguas según el Espíritu les daba que hablasen (Hechos 2:4). Pedro se puso de pie con los once y predicó un mensaje de Jesús, el Cristo y de Su crucifixión. Judíos y prosélitos que se reunieron en Jerusalén para la Fiesta de Pentecostés, cambiaron de ser burladores a preguntones. Compungidos de corazón por el mensaje de Pedro, ellos preguntaron que debían hacer para ser salvos. Pedro, el orador indicado, debido al hecho que Jesús le dio las llaves del reino de los cielos (Mateo 16:19), emitió esta respuesta, "Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo (el Espíritu de Dios que los Apóstoles recibieron)."

Pedro ejercitó su autoridad recibida de Dios. Los otros once Apóstoles permanecieron en un acuerdo silencioso con él. La gente era receptiva, "Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas" (Hechos 2:41).

A primera vista esto parece una contradicción de lo que Jesús les mandó en Mateo 28:19 en cuanto a la fórmula para el bautismo (palabras dichas al momento de bautizarse una persona). Sabiendo que todas las escrituras son inspiradas por Dios (II Timoteo 3:16) y por lo tanto no puede haber contradicción en ellas, debemos analizar estos dos versículos con más cui

dado. Al hacer esto encontraremos que Hechos 2:38 no es una contradicción sino que es la aplicación de Mateo 28:19.

Primeramente, observemos lo que el Señor Jesús ordenó,"... bautizándolos en EL NOMBRE del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo." El mandamiento es bautizar en EL NOMBRE (singular) del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. En la respuesta de Pedro en cuanto a lo que

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