El cuerpo contiene la biografía tanto como la mente

dasds‘El cuerpo contiene la biografía tanto como la mente’

El dibujante Milo Manara declara para El País que ‘lo más difícil de dibujar en una mujer desnuda es la mirada’. En La Venus de Urbino de Tiziano, se encuentra un sentimiento similar; la necesidad de plasmar el alma de un dibujo a través de los ojos del sujeto, que inmediatamente penetran en el observador haciéndolo participe de la intención del cuadro. Puedes desviar el análisis al pequeño perro de compañía que se encuentra posado a los pies de la cama de la señorita, o atender a las mujeres que, a la izquierda del velo, se mantienen ocupadas, mientras tú, espectador, captas el texto que se inscribe en las maneras de La Venus. Y ahí está la cuestión, por un lado el velo (intimidad), por otro la cotidianeidad, manifestándose como dos situaciones antagónicas que aportan sentido al cuadro y se conjugan con la tierna mirada de Venus, que se ofrece como un objeto de belleza que te desviste con su desnudez. Porque cuando ves a Venus, sabes que no es un alma etérea procedente de lo divino, como las damas de las novelas de caballerías, no, ella te proyecta hacía lo terrenal, entrometiéndote en el cuadro e invitándote a ver su perspectiva desde tus propios ojos. Por eso, si nos referimos a la intertextualidad del título, este podría resultar casi irónico, porque La Venus de Urbino, no es una diosa en sí. Podría serlo, a su modo, pero desde el punto de vista de que observándola, asciendes hacia el infinito, sabiendo que su mirada se mantiene aquí abajo, frente a ti.

Me pregunto si algún lector se ha percatado de la relación que existe entre la intencionalidad de La Venus y la situación actual. Estamos acostumbrados a la cosificación, a la materialización de la sensualidad, planteándonos cuestiones tan básicas y al mismo tiempo tan complejas como las relaciones humanas, como un objetivo en sí, destruyendo el aura de nuestras situaciones, al igual que la copia destruye la obra de arte, como muy bien definía Walter Benjamin. Y no somos conscientes de que el único y real objetivo es observar una relación, del mismo modo que vemos a La Venus, elevándonos hacia lo más alto solamente con una mirada. Convirtiendo cada gesto en una obra única.

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