El cultivo intenso de la formación espiritual
Enviado por ser3455 • 19 de Julio de 2014 • Trabajo • 1.254 Palabras (6 Páginas) • 330 Visitas
IV. El cultivo intenso de la formación espiritual.
8. La formación espiritual ha de ir íntimamente unida con la doctrinal y la
pastoral, y con la cooperación, sobre todo, del director espiritual; ha de darse
de forma que los alumnos aprendan a vivir en continua comunicación con el
Padre por su Hijo en el Espíritu Santo. Puesto que han de configurarse por la
sagrada ordenación a Cristo Sacerdote, acostúmbrense a unirse a El, como
amigos, en íntimo consorcio de vida. Vivan el misterio pascual de Cristo de tal
manera que sepan unificar en él al pueblo que ha de encomendárseles.
Enséñeseles a buscar a Cristo en la meditación fiel de la palabra de Dios, en la
íntima comunicación con los sacrosantos misterios de la Iglesia, sobre todo en
la Eucaristía y en el Oficio; en el Obispo que los envía y en los hombres a los
que son enviados, especialmente en los pobres, en los niños y en los
enfermos, en los pecadores y en los incrédulos. Amen y veneren con amor
filial a la Santísima Virgen María, que al morir Cristo Jesús en la cruz fue
entregada como madre al discípulo.
Cuídense diligentemente los ejercicios de piedad recomendados por santa
costumbre de la Iglesia; pero hay que procurar que la formación espiritual no
se ponga sólo en ellos, ni cultive solamente el afecto religioso. Aprendan más
bien los alumnos a vivir según el modelo del Evangelio, a fundamentarse en la
fe, en la esperanza y en la caridad, para adquirir mediante su práctica el
espíritu de oración, robustecer y defender su vocación, obtener la solidez de
las demás virtudes y crecer en el celo de ganar a todos los hombres para
Cristo.
9. Imbúyanse los alumnos del misterio de la Iglesia, expuesto principalmente
por este sagrado Concilio, de suerte que, unidos con caridad humilde y filial al
Vicario de Cristo, y, una vez ordenados sacerdotes, adheridos al propio Obispo
como fieles cooperadores, y trabajando en unión con los hermanos, den
testimonio de aquella unidad, por la cual los hombres son atraídos a Cristo.
Acostúmbrense a participar con corazón amplio en la vida de toda la Iglesia,
según las palabras de San Agustín : "En las medida que cada uno ama a la
Iglesia de Cristo, posee al Espíritu Santo". Entiendan los alumnos con toda
claridad que no están destinados al mando ni a los honores, sino que se
entregan totalmente al servicio de Dios y al ministerio pastoral. Edúquense
especialmente en la obediencia sacerdotal en el ambiente de una vida pobre y
en la abnegación propia, de forma que se acostumbren a renunciar ágilmente
a lo que es lícito, pero inconveniente, y asemejarse a Cristo crucificado.
Expónganse a los alumnos las cargas que han de aceptar, sin ocultarles la más
mínima dificultad de la vida sacerdotal; pero no se fijen únicamente en el
aspecto peligroso de su futuro apostolado, sino que han de formarse para una
vida espiritual que hay que robustecer al máximo por la misma acción
pastoral.
10. Los alumnos que, según las leyes santas y firmes de su propio rito, siguen
la venerable tradición del celibato sacerdotal, han de ser educados
cuidadosamente para este estado, en que, renunciando a la sociedad conyugal
por el reino de los cielos, se unen al Señor con amor indiviso y, muy de
acuerdo con el Nuevo Testamento, dan testimonio de la resurrección en el
siglo futuro, y consiguen de este modo una ayuda aptísima para ejercitar
constantemente la perfecta caridad, con la que pueden hacerse todo para
todos en el ministerio sacerdotal. Sientan íntimamente con cuanta gratitud
han de abrazar ese estado no sólo como precepto de la ley eclesiástica, sino
como un don precioso de Dios que han de alcanzar humildemente, al que han
de esforzarse
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