Enfrentando La Tentacion

Triunfando sobre las tentaciones

Mateo 4:1-11

Las tres tentaciones en el desierto fueron un intento por seducir la lealtad de Jesús a Dios y rendirla a Satanás.

Cada uno de nosotros vive a diario el mismo conflicto: ¿qué tan leales somos a Dios?¿qué tan fuerte es nuestra fe en Dios?.

Jesús vivió tres tentaciones que nos señalan que son tres áreas las que siempre están siendo bombardeadas por nuestra sociedad y son las cuales debemos reforzar, porque de ellas depende nuestra relación con Dios y nuestro crecimiento no solo en la fe, sino como personas plenas, porque no somos solo materia, sino que también seres con una espiritualidad sedienta de Dios.

Hoy quiero que analicemos cada una de las tentaciones vividas por Jesús y como ellas son revividas diariamente por cada uno de nosotros, muchas veces sin tener conciencia que estamos compartiendo la misma experiencia del maestro.

1. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

La primera tentación tiene que ver con los deseos de la carne, lo cual incluye toda clase de deseos físicos. Nuestro Señor estaba hambriento, y el diablo lo tentó a convertir las piedras en panes, pero Él respondió citando Deuteronomio 8:3.

Abraham Maslow señalo que el hombre es motivado por sus necesidades, y que sólo al satisfacer sus necesidades básicas puede desarrollarse normalmente, pero ¿hasta qué punto es válida la argumentación de Maslow?, el cristianismo señala que la fuerza motriz de las personas debe ser el amor por Dios, no debe ser motivado por sus carencias, sino por la fe en Dios.

Jesús respondió: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios; nuestra confianza en la palabra de Dios es la que nos da vida.

2. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo

La segunda tentación fue concerniente al orgullo de la vida y aquí el diablo trató de usar un pasaje de la Escritura contra Jesús (Salmo 91:11-2) pero el Señor nuevamente respondió con la Escritura de manera opuesta (Deuteronomio 6:16), declarando que sería un error que Él abusara de Sus propios poderes.

El orgullo muchas veces sustituye a la honra, no me siento orgulloso de ser cristiano, me siento honrado de serlo, Jesús sabía perfectamente quien era, ero eso no llenaba de orgullo su vida, sino de humildad, porque el poder, la capacidad, las habilidades nos deben hacernos sentir cada día más honrados de ser investidos de tantos dones y talentos, cada habilidad que tenemos demanda de nosotros la responsabilidad de ministrarlo, de ofrecerlo a otros.

El orgullo es una verdadera trampa en la cual caen

...