Ensayo: Fundamentalismo - Fanatismo
Enviado por Camulus • 11 de Marzo de 2013 • 2.837 Palabras (12 Páginas) • 1.274 Visitas
FANATISMO Y FUNDAMENTALISMO COMO EXPRESION EQUIVOCA DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
4.1 DEFINICION DE TERMINOS
4.1.1 Fanatismo: Se puede definir el fanatismo como la manifestación de una pasión exacerbada y desmedida hacia una causa religiosa o política o hacia una afición o pasatiempo; y lleva consigo el deseo incondicional de imponer esta creencia considerada como buena y absoluta.
Otras definiciones son:
• Diccionario de uso del español, de María Moliner: “Partidario exaltado e intolerante de una creencia”.
• Gran Enciclopedia Larousse: “Que defiende con apasionamiento y celo desmedidos una creencia, una causa, un partido, etc.”.
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La palabra "fanatismo" proviene del latín que significa "fanitiche", que no es otra cosa que una persona que se da a una entidad pública o secreta para responder al llamado de la misma cuando se le requiera sin importar el momento, hora ni lugar. Una vez que eras parte de tal sociedad no había marcha atrás y todo aquel que se rehusara a prescindir las órdenes era descartado de pertenecer a otra entidad y si era necesario, la ejecución.
La palabra fanático viene del sustantivo “fanum” que significa templo, por tanto, fanático quería decir perteneciente al templo y hubo un tiempo en que llegó a significar protector del templo. Después, adquirió el sentido de intemperancia desmedida en la defensa de la religión.
De acuerdo con lo anterior se entiende que el fanatismo persigue que todo el mundo comparta una determinada forma de pensar, y está caracterizado por un fuerte rechazo a todo aquello que cuestione o se oponga a la línea de pensamiento que se defiende.
4.1.2 Fundamentalismo: El concepto del fundamentalismo viene desde el origen mismo del hombre. Nace de la necesidad de preservar o conservar una idea, una tradición o una institución. Básicamente el fundamentalismo hace referencia a un fenómeno social que se da mayormente en el campo político y religioso y se manifiesta con reacciones, violentas o no, contra todo cambio cultural. Se puede entender como una forma de asumir las ideas de una determinada doctrina mediante la firme y ciega adherencia a los principios o fundamentos originales de la misma. En el campo religioso, el fundamentalismo defiende y promueve la interpretación literal de un texto “fundamental” que es la autoridad máxima y que debería imponerse sobre las leyes de la sociedad. Los textos sagrados se asumen como ideas y preceptos indiscutibles e inamovibles por ser considerados revelaciones divinas.
4.1.3 Experiencia Religiosa: Para los efectos del presente trabajo, se define experiencia religiosa como la profesión y adhesión consciente y voluntaria, (nominal o vivencial, racional o irracional), a un determinado credo religioso que se considera o presenta como el correcto y que forma parte del arraigo cultural y tradicional de la familia, la comunidad o la nación, o que ha sido acogido al ser considerado como respuesta a una necesidad interior de tipo espiritual y trascendente.
Cuando se dice profesión o adhesión nominal, se hace referencia a aquellas personas que se hacen llamar seguidores de determinada religión sólo por el hecho de haber nacido en una familia que la profesaba y porque “es la tradición”. En contraposición, la profesión o adhesión vivencial implica la asunción de los preceptos religiosos como estilo de vida, es lo que se llama “practicante”.
Se habla de profesión o adhesión racional, cuando el individuo conoce y entiende con claridad los principios, dogmas y preceptos de su religión, en tanto que una adhesión o profesión irracional no contempla ni considera necesario un conocimiento de los fundamentos del credo religioso.
4.2. RELACION ENTRE FANATISMO Y FUNDAMENTALISMO
“Gran parte de la sociedad contemporánea suele ver con recelo a todo aquel que se empeña en “defender” los principios religiosos en los cuales cree, llegando a considerar a tales individuos como “fanáticos” de su religión, y en algunos casos el discurso oficial de los medios de comunicación, líderes políticos y religiosos no denomina a esos sectores como fanáticos sino que los etiqueta de “fundamentalistas”. De esta manera se asumen como equivalentes dos términos que deben diferenciarse. En este sentido el mensaje de la sociedad contemporánea parece claro: si defiendes tu fe (entiéndase: si predicas o argumentas a favor de ella) eres un “fanático” o “fundamentalista” que no encaja en una sociedad globalizada que se encamina a valores y creencias únicas y compartidas por todos (no los valores y creencias de una religión particular).”
Para diferenciar entre estos dos se debe tener en cuenta que el fanatismo es una entrega total a la defensa irracional de una doctrina, es una posición intransigente que no acepta la existencia de puntos de vista distintos y que considera cualquier opinión diferente como perjudicial y merecedora de ser desaparecida. Un fanático es incapaz de escuchar y razonar por lo cual el diálogo crítico sobre sus ideales es ajeno a él. Algunos afirman que existe una diferencia entre religioso y fanático. El religioso ve la religión como un medio para cree o conocer alguna deidad, mientras que el fanático la ve como dio s la trata como incuestionable.
El fundamentalista, por su parte, es aquel individuo que conoce las bases o fundamentos de la doctrina que cree y se considera capaz de defenderla. Pueden considerarse dos tipos de fundamentalismo. Uno racional, que se basa en la búsqueda consciente de la lógica y racionalidad inherente a la doctrina que se cree, y uno irracional, que simplemente busca la preeminencia de la doctrina que se defiende sobre las otras opiniones que difieren de ella. De esta forma el fundamentalismo irracional es en el fondo una expresión de fanatismo; todo fanático es un fundamentalista irracional, y un fundamentalista racional puede llegar a convertirse en un fanático si deja de lado la racionalidad que le permite aceptar la existencia de doctrinas contrarias a la suya.
“El fundamentalista cree que tiene en exclusiva la verdad religiosa. Reivindica la autoridad de una sagrada tradición y sitúa públicamente a la religión como centro de la política, el derecho, la cultura y la ética. De ahí su actitud hostil o de oposición a la modernidad secular, al creer que ésta socava los fundamentos de la fe. Recordemos que la modernidad defiende las libertades individuales, la emancipación humana de la tutela jurídica religiosa, la soberanía procedente del pueblo, la igualdad entre el hombre y la mujer, el derecho de todo ciudadano al voto y la
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