Ensayo Pastoral Social Y Educacion
Enviado por yslen25 • 30 de Mayo de 2014 • 2.739 Palabras (11 Páginas) • 521 Visitas
La misión de llevar la buena noticia de Jesucristo a todos los pueblos le exige a la Iglesia dedicar una atención especial al tema de la educación. La educación es un ministerio de servicio al hombre y al mundo. Proceso dinámico que dura toda la vida de la persona y de los pueblos. Recoge la memoria del pasado, enseña a vivir hoy y se proyecta hacia el futuro. Por esto, la presencia de la Iglesia en la educación es indispensable en la Nueva Evangelización (Cf. SD 263).
El Concilio Plenario de Venezuela asume este mandato y ratifica la orientación de la Iglesia: el objetivo de toda educación genuina es humanizar, personalizar y socializar al ser humano, orientándole eficazmente hacia su fin último que trasciende la finitud esencial del hombre. La educación resultará más humanizadora en la medida en que se abra a la trascendencia, es decir, a la verdad y al Sumo Bien y al bien de las sociedades (Cf. GE 1; DP 1024).
La acción educativa de la Iglesia en nuestra patria y proyectar diferentes campos en que desarrolla su labor, privilegiando los de mayor urgencia o importancia: la familia, la escuela, la educación informal como atención a sectores más excluidos, la educación religiosa escolar y los estudios superiores. Al considerar la presencia de la Iglesia en las escuelas y obras educativas, en particular en las católicas, estudiamos su incidencia evangelizadora y su compromiso con la formación y acompañamiento de los educadores y educandos.
Educar es dar razones para vivir y ofrecer oportunidades para conseguir el pleno desarrollo de sí mismo. Es don y tarea. Y para el desarrollo del mismo la iglesia forma parte de este proceso de enseñanza y aprendizaje sobre cualquier contenido, ideológico, político, filosófico, militar, religioso, basado en principios, que se pretenden de validez general. Así hablamos de doctrina social de la iglesia:
“La interpretación histórica de los acontecimientos humanos a la luz de la palabra de Cristo revelada en el Evangelio, y auxiliada por el Espíritu Santo, como instrumento de evangelización y con contenido moral”
¿De qué se ocupa la doctrina social de la iglesia? Se ocupa de enseñar el comportamiento correcto de los hombres en su vida social. Aplica las enseñanzas de Jesucristo a la vida en sociedad, siempre con el fin de buscar la salvación de las almas.
¿Cuál es el fin de la doctrina social? La meta final es la salvación de las almas. Pero el fin inmediato de la doctrina social es proponer principios y valores que contribuyan a crear una sociedad digna del hombre, aplicando las enseñanzas de Jesucristo.
¿Qué tiene que ver la Doctrina social de la iglesia en el campo educativo? El propósito fundamental de toda educación es ayudar a cada ser humano a hacerse persona y miembro de una sociedad, es decir, a humanizarse y socializarse. Esto implica la participación de diferentes actores. Hay sectores de la comunidad venezolana que asumen conscientemente la tarea educativa, pero, al mismo tiempo, una importante parte de la población reduce la responsabilidad educativa al ámbito escolar y la limita, a menudo, a la dimensión académica. Por eso se considera importante considerar algunos actores del proceso educativo: LOS EDUCANDOS, LA FAMILIA, LA ESCUELA, LOS EDUCADORES, EL ESTADO Y LOS SECTORES GUBERNAMENTALES, LA SOCIEDAD Y LA IGLESIA.
Dentro de la consideración de la Iglesia como actor educativo, el Concilio cree conveniente prestar especial atención a algunos elementos de mayor urgencia, en vista a la renovación educadora de la Iglesia. La razón por la que la Iglesia dedica tantos esfuerzos a esta área es el cumplimiento de su misión evangelizadora de anunciar a Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador, y de favorecer una adhesión personal que produzca cambios en la vida de las personas. Muchos centros educativos se esfuerzan en hacer realidad este encuentro; lograr la comunicación y vivencia de los valores cristianos; orientar todas las iniciativas pastorales; y llenar de Evangelio los proyectos educativos. Para ello ponen gran interés en conocer más el mundo cultural infantil y juvenil; ofrecen acompañamiento a los educandos, a través de organizaciones y actividades para su crecimiento en la fe; y les inculcan valores de responsabilidad y solidaridad.
Sin embargo, tenemos conciencia de las limitaciones. Hay aspectos de la realidad y del contexto de los educandos que están ausentes en los programas y, muchas veces, en las actividades de las escuelas, como si fueran dos mundos contrapuestos con poca relación del uno con el otro. Con demasiada frecuencia se ha valorado más la capacitación académica de los alumnos y alumnas, que la práctica de las virtudes y el compromiso de solidaridad con el país. Se corre el riesgo de que la escuela, en la etapa en que se va configurando el desarrollo de la personalidad de los educandos, no logre generar en ellos la visión y vivencia de los valores cristianos.
Hay poca disponibilidad de materiales formativos para los jóvenes y sobre ellos y no se perciben suficientes esfuerzos de creatividad para lograrlos. En la acción catequística cuesta presentar contenidos doctrinales y también formar más para la vida; se usan métodos que resultan poco evangelizadores y poco atractivos; o muchos se conforman en la propuesta de una rutina sacramental. A veces hasta se prescinde de la misma enseñanza religiosa.
Se constata en la escuela católica insuficiente oferta de formación continuada, y pocos espacios y tiempos para el estudio, la reflexión y sistematización del trabajo, así como para compartir experiencias y búsquedas pedagógicas y para la vivencia cristiana.
Hay que valorar el gran esfuerzo que ha realizado la Iglesia para poder dedicarse a los sectores menos favorecidos. El convenio que el Estado venezolano ha suscrito con los colegios católicos, representados por AVEC, ha hecho posible esta dedicación, y se ha ganado el aprecio de la sociedad al considerarlo un medio idóneo para que el Estado, con la coparticipación de las familias y de las escuelas católicas, cumpla su responsabilidad de garantizar que los padres puedan educar a sus hijos en los centros de su elección. A pesar de estos esfuerzos se logra atender sólo a una porción minoritaria de la numerosa población excluida del sistema, y hay muchos campos y áreas que reclaman la presencia de alguna institución eclesial.
Las obras de educación formal dedicadas a la orientación laboral (formación para el trabajo) y a la formación de técnicos medios (escuelas técnicas, administrativas, agrícolas...), llevadas a cabo por instituciones de Iglesia, han mantenido la convicción de evangelizar el mundo del trabajo y que, en este campo, para el bien del país, es posible un trabajo exitoso y necesario.
Se comprueba, también, que el desarrollo de este
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