Eutanasia
Enviado por monabella • 19 de Mayo de 2013 • 373 Palabras (2 Páginas) • 264 Visitas
“Libertad de amar y derecho a morir”
Podemos entender la eutanasia como el “terminar con la vida de alguien” pero no es así; se considera como una “muerte dulce” para pacientes y familiares, ya que otorga tranquilidad y descanso para el enfermo. Porque, para que esto suceda, se debe tener el consentimiento del paciente, la incurabilidad del enfermo, el diagnóstico médico favorable.
En algunas circunstancias, vivir es peor que morir, ya que el dolor y el sufrimiento causado por una enfermedad terminal pueden hacer la vida tan agonizante y difícil de llevar, que la muerte puede parecer un “acto humanitario”. Para el enfermo terminal el sufrimiento puede ir más allá del dolor como resultado de las condiciones en que se encuentra, y éstas hacen la vida insoportable, como por ejemplo: la progresiva pérdida del movimiento y actividad, molestias físicas como náuseas, vómitos, color de la piel, la incapacidad de tragar o de hablar, la incontinencia, la debilidad, la pérdida de la dignidad personal, la demencia. La vida pierde total calidad y significado, de forma que la muerte es preferible.
Debemos pensar en la calidad de vida del paciente y familiares. En el caso del enfermo, ¿cómo vamos a dejar “vivir” a una persona que está sufriendo, que en su estado ya no disfruta de la vida, que llega el momento en que se rinde porque es una lucha diaria en la que ya no se puede dar más y pide terminar con su dolor?.
Para la familia es sumamente desgastante ver el sufrimiento de un ser querido, sin poder ayudarle, sin dejar de lado el no poder estar diariamente al pendiente de su enfermo.
Nadie pidió vivir, pero se agradece; entonces, en un caso extremo, se tiene el derecho de elegir cómo partir...
Muchas personas han muerto más tarde de la cuenta, de una forma indigna y sufriendo. Alargar la vida a toda costa no es un buen acto siempre; muchas veces se supone algo llamado “crueldad medica”, que además de acrecentar un sufrimiento a alguien cuya existencia, por desgracia, ya no tiene solución, incluso tal sufrimiento se extiende a la familia del enfermo.
“Cuando le practicas la eutanasia a un enfermo terminal, no eres su asesino, estás siendo su último amigo”
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