Historia De La Iglesia
Enviado por Joakoxz • 25 de Junio de 2014 • 9.404 Palabras (38 Páginas) • 244 Visitas
GRANDES ETAPAS
EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA
ANTIGÜEDAD CLÁSICA
Siglo IV a.C a Siglo V d.C (Grecia y Roma, hasta la caída del Imperio Romano)
EDAD MEDIA
Desde el Siglo V hasta el Siglo XVI en que comienza la Reforma Protestante
EDAD MODERNA
Desde el Siglo XVI con la Reforma Protestante hasta el Siglo XIX con el Concilio Vaticano I.
EDAD CONTEMPORÁNEA
Desde el Siglo XIX con el Concilio Vaticano I, hasta el Siglo XXI con el actual Papa Francisco I.
LA IGLESIA ANUNCIA Y VIVE
LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS
Hoy queremos mirar el caminar del pueblo de Dios, la Iglesia, en su búsqueda de vivir y anunciar la libertad que nos dona Dios Padre y que nos muestra, en plenitud, la vida de Jesús.
Para entender este andar se hace necesario mirar nuestra historia como Iglesia, desde esa temerosa primera comunidad que es liberada por el envío del Espíritu del Señor Resucitado en Pentecostés (Hch. 2,1-41) y se transforma en un ardiente grupo de personas que proclaman que “para ser libres nos liberó Cristo”. También daremos una mirada a los tiempos oscuros y borrascosos en los cuales la barca de San Pedro, tal como en el Evangelio, tuvo miedo de hundirse en los cambios que traían los tiempos y en ocasiones, en vez de confiar en su Señor, se repliega en sí misma. Sin embargo, no en vano dice el Señor: “Permaneceré con ustedes hasta el fin de los siglos” y así, una y otra vez retoma su caminar junto a los hombres en la construcción del Reino de los hombres libres, que comparten, viven y celebran la Buena Nueva de Jesucristo, nuestro Señor.
Por último, intentaremos mirar nuestra actual forma de vivir la libertad en nuestra Iglesia.
UNA HISTORIA CON MÁS LUCES QUE SOMBRAS
La historia de la Iglesia está llena de luces y sombras, pues Jesús confió en la realización de su mensaje a los hombres y si bien la Iglesia es santa, no lo son todas las personas que la constituyen.
Además, la Iglesia tiene una historia muy peculiar, pues a ella pertenecen elementos esenciales, que se mantienen inmutables a lo largo de los siglos, y otros que han variado con el tiempo según las circunstancias históricas. Un claro ejemplo de estos últimos fue el “poder temporal” que los Papas detentaron durante varios siglos y que evidentemente, no formaba parte de los rasgos esenciales queridos por Jesucristo para su Iglesia. En todo caso, la crónica de la Iglesia cuenta con más luces que sombras, pues la presencia de Jesús nunca la abandonará (Mateo 28,20).
Debido a ello, la suma de valores que ha aportado el cristianismo a la vida de los pueblos ha sido ingente. Por ejemplo, en el viejo imperio greco-romano, donde se extendió el cristianismo en el primer milenio, la Iglesia contribuyó notablemente al nacimiento de una nueva cultura y a la mejor ética y social de los pueblos de Europa. Hoy nadie duda de que el gran desarrollo humano, cultural, económico y técnico de Occidente se debe en gran medida a que la cultura greco-romana fue fecundada por los valores espirituales del cristianismo.
Una breve síntesis de la vida de nuestra Iglesia
El cristianismo, fundado por Jesús, el Señor se extendió pronto por toda Palestina y Asia Menor. Durante los tres primeros siglos fue considerado contrario a los intereses del imperio romano, por lo que fue perseguido. En el siglo IV pasó de ser una religión rechazada a convertirse en la religión oficial del Estado.
Al desaparecer el imperio romano de Occidente, el pueblo miró hacia el Papado como el único organismo capaz de instaurar la unidad perdida. La colaboración entre el Papado y el poder civil –la cruz y la espada- se estrechó con la coronación del rey de los Francos (Clodoveo) por el Papa y continuó con los Germanos (Otón I).
Muchos cristianos, desde el siglo IV se retiraron a lugares apartados a vivir su fe; así surgieron los monasterios. Otros predicaron doctrinas que atentaban contra la fe de la Iglesia: unos fueron condenados por los concilios; otros perseguidos por la Inquisición.
Dos grandes divisiones se han producido durante estos veinte siglos de vida en nuestra Iglesia: la primera, el Cisma de Oriente en 1054 (siglo XI); la segunda, la Reforma Protestante en el siglo XVI. Igualmente ha habido dos grandes momentos de expansión: el siglo XVI (América y Oriente) y el siglo XIX (África). Durante el siglo XX, el cristianismo se ha consolidado como la religión más influyente en la cultura universal, la más extendida y la que registra mayor número de seguidores. Este protagonismo hace que se le mire desde la sociedad como un signo de esperanza para millones de personas, pero al mismo tiempo, genera en los cristianos un inmenso desafío de vivir y mostrar al mundo una fe viva, libre, comprometida con las necesidades del mundo.
No cabe duda que los hechos más significativos para la vida de la Iglesia, desde el punto de vista de la libertad, se han producido en el siglo XX, los Papas de este siglo han gozado, en general, de un alto prestigio en la sociedad. Sus encíclicas (que son documentos en forma de carta sobre temas relevantes de carácter doctrinal y social) son tomadas en cuenta por organismos civiles a nivel mundial, como las Naciones Unidas y otros.
LA IGLESIA EN LOS PRIMEROS SIGLOS
Lo que sabemos sobre el tema
1. Indica algunos personajes históricos del tiempo de Jesús.
2. ¿Quién fue el máximo difusor del cristianismo en el siglo I?
3. ¿Cuándo comenzó la expansión del cristianismo?
NACE LA IGLESIA
LA IGLESIA EN LA ÉPOCA APOSTÓLICA
El primer núcleo de la Iglesia lo formaban “unas 120 personas”, al frente de las cuales estaban los Apóstoles (Hechos 1,15). Este primer grupo creció vertiginosamente en muy pocas semanas: el mismo día de Pentecostés “se incorporaron unas tres mil personas” (Hechos 2,41). Pocos días más tarde, se bautizan otros cinco mil (Hechos 4,4).
Ya desde el inicio, y a partir del martirio de San Esteban, “comenzó una gran persecución contra la Iglesia” (Hechos 8, 1). Este hecho ayudó a su expansión, pues, “con motivo de la persecución suscitada por lo de Esteban (los creyentes) se dispersaron llegando hasta Fenicia, Chipre y Antioquia” (Hechos 11, 19).
Los Hechos de los Apóstoles narran como
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