Inspirado por Dios, el apóstol Pablo dijo lo siguiente sobre Abel
Enviado por fixercode • 26 de Noviembre de 2014 • Trabajo • 703 Palabras (3 Páginas) • 278 Visitas
Inspirado por Dios, el apóstol Pablo dijo lo siguiente sobre Abel (lea Hebreos 11:4)
Abel fue el primer ser humano que cultivó esa hermosa cualidad. Tuvo una fe tan firme y profunda que su ejemplo ha logrado superar la prueba del tiempo y continúa vivo hasta nuestros días. Si nos esforzamos por imitarlo, será como si Abel realmente nos estuviera hablando.
Al ir creciendo Caín y Abel, Adán seguramente les enseñó a efectuar los trabajos necesarios para alimentar y cuidar a la familia. Caín se dedicó a la agricultura, y Abel se convirtió en pastor de ovejas.
Pero Abel hizo algo mucho más importante: con los años fue cultivando fe. ¿Cómo consiguió tener fe en Jehová si no la veía en ningún otro ser humano? Es muy posible que su fe se asentara en las tres sólidas bases
1 La creación de Jehová Abel dedicó tiempo a reflexionar en asuntos espirituales. Y es muy posible que lo hiciera, por ejemplo, mientras cuidaba de su rebaño. Su vida como pastor le exigía caminar mucho. Tenía que conducir a sus ovejas por montañas y valles, a través de ríos y arroyos. Dondequiera que Abel miraba, veía prueba del profundo amor y la inmensa sabiduría y bondad de Jehová, el Creador de todas las cosas.
2 Las promesas de Jehová. Adán y Eva tuvieron que haberles contado a sus hijos lo que ocurrió en el jardín de Edén y por qué fueron expulsados de allí. Así que Abel tenía mucho en que meditar.
3 Los siervos de Jehová. Dentro de su familia, Abel no encontró a nadie que fuera un buen ejemplo. Pero los seres humanos no eran las únicas criaturas inteligentes que había en la Tierra en aquel tiempo. Jehová para vigilar la entrada del jardín de Edén, apostó allí a unos Querubines. La impresionante apariencia de esos ángeles reflejaba su inmenso poder. Abel pudo notar que Jehová tenía siervos que le obedecían con fidelidad y constancia. Así es: en los querubines vio una lealtad y obediencia a Dios que no veía en su familia.
A medida que la fe de Abel iba creciendo, también crecía su deseo de demostrarla con obras. Pero ¿qué podría darle un simple ser humano al Creador del universo? Abel llegó a comprender una gran verdad: si le ofrecía a Jehová lo mejor que tenía y con el motivo adecuado, su amoroso Padre lo aceptaría con gusto.
Abel decidió ofrecerle a Dios algunas ovejas de su rebaño. Para ello eligió las primeras y mejores crías e incluyó en su sacrificio las partes que él consideraba más selectas, a saber, “sus trozos grasos”. Ofreció lo mejor que tenía. Jehová no solo aprobó la ofrenda, sino también al hombre que la presentó, pues se la dio motivado por el amor que sentía y la fe que había depositado en él.
Cuando Caín vio que no se había ganado el favor de Dios, ¿trató de aprender del ejemplo de su hermano? No, todo lo contrario. Hervía de odio contra Abel. Jehová vio lo que estaba ocurriendo en su corazón y,
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