LA DROGA, ESE GRAN INVENTO
Enviado por DRUG.BOY • 6 de Marzo de 2013 • 564 Palabras (3 Páginas) • 402 Visitas
LA DROGA ES DIOS HECHO POLVO DE COCA!
Miguel de Unamuno Jugo nacido en Bilbao en 1864 y muerto en Salamanca en
1936, en cuya universidad fue catedrático de lengua griega y rector. Poeta,
dramaturgo, novelista y ensayista de una lucidez y una independencia poco
comunes en el ámbito de nuestras letras.
Tras realizar sus primeros estudios en su ciudad natal, se trasladó a Madrid en
1880 para estudiar Filosofía y Letras. La lectura de filósofos alemanes y el intento
de racionalizar la fe lo llevaron a abandonar la práctica religiosa en la que había
sido educado. Ello supuso el inicio de su preocupación religiosa, de un afán por
entender a Dios que marcó toda su obra y toda su existencia. En 1884, se doctoró y
regresó a Bilbao, donde, en 1891, se casó con Concepción Lizárraga. Ese mismo
año, y después de varios intentos fracasados, gana la cátedra de Lengua y
Literatura Griegas en la Universidad de Salamanca, ciudad que fue su residencia el
resto de su vida.
En 1897 publicó su primera novela, Paz en la guerra, que incluía buena parte de
sus recuerdos infantiles,
Era militante socialista desde 1894, por lo que sus artículos en La lucha de clases
de Bilbao fueron bastante frecuentes. En 1900 fue nombrado Rector de la
Universidad de Salamanca.
En 1914, año de la publicación de Niebla, fue destituido como Rector por su
postura a favor de los aliados en la guerra. En 1917 fue procesado y condenado por
un artículo en el que criticó a Alfonso XIII. Se le concedió un indulto de inmediato.
Unamuno fue, sin duda una de las voces que más y con más fuerza clamaron a
favor de un cambio político en España. Para Unamuno era preciso cambiar de raíz
el sistema canovista que perduraba desde 1875, suprimiendo tanto el fraude
electoral como a la monarquía que consentía y amparaba dicho fraude.
A consecuencia de este proceso, fue destituido como Rector, cargo que no volvió a
ocupar hasta 1921.
En 1924, la dictadura de Primo de Rivera lo volvió a destituir. Los de Primo de
Rivera fueron años especialmente duros para él, pues sus críticas no se quedaban
en el dictador, sino que ascendían directamente hasta la corona, a la que
consideraba responsable última de lo sucedido. El enfrentamiento directo, que no
se ocultaba bajo disfraz literario alguno, hizo que se lo procesara de nuevo y se lo
desterrara a Fuerteventura, de donde escapó a París.
Tras su vuelta a España, la proclamación de la Segunda República lo colmó de
honores: fue repuesto en el rectorado de Salamanca y nombrado ciudadano de
honor. Asimismo, fue elegido diputado. No obstante,
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