LOS ANGELES

LOS ANGELES

Los angeles son seres espirituales creados por Dios, seres inteligentes un poco superiores al hombre (salmo 8:6). Conocemos que los ángeles son mencionados constantemente en la Biblia, tato en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, trabajando y ministrando en el nombre de Dios realizando diferentes actividades en la tierra, siempre a la disposición de Dios.

Los ángeles. La palabra ángel (heb. Mal’ak;griego angelos) significa “mensajero”. Los angeles son los mensajeros o siervos celestiales de Dios (Heb. 1:14), creados por Dios antes que comenzara la tierra (Job 38:4-7, Sal. 148:25; Col. 1:16).

(1) La Biblia habla de angeles buenos y malos, aunque subraya que todos los angeles fueron originalmente creados buenos y santos (Gn. 1:31).

Teniendo la libertad de elección, numerosos angeles se unieron a la rebelión de Satanás (Ez. 28:12-14; 2P. 2:4; Ap 12:9)

En su rebelión contra Dios, Satanás arrastro una gran multitud de angeles (Ap. 12:4) que tal vez se deben identificar después de su caída, como demonios o espiritus caidos (malos). Satanas y muchos de esos angeles fueron exiliados a la tierra y a la atmosfera que le rodea, y están activos dentro de esa esfera bajo la voluntad de Dios.

Dios que se lo permite, estos angeles desviaron su condición original de gracia como siervos de Dios, perdiendo de ese modo su misión celestial.

La Biblia habla de una inmensa multitud de ángeles buenos (1R 22:19; Sal 68:17; 148:2; Dn. 7:9-10; Ap. 5:11) aunque sólo se registran los nombres de dos de ellos en las Escrituras (Dn 12:1; Jud. 9; Ap. 12:7) y Gabriel (Dn. 9:21; Lc. 1:19,26). Por lo visto están separados en diferentes categorías: A Miguel se le llama arcángel (Lit. “Angel principal”) hay serafines (Is. 6:2), querubines (Ez. 10:1-3) angeles con autoridad y dominio (Ef. 3:10; Col. 1:16)

Como seres espirituales, los angeles buenos alaban a Dios, hacen su voluntad (Nm. 22:22; Sal. 103:20) ven su rostro (Mt. 18:10) están sujetos a Cristo (1P. 3:22), son superiores a los seres humanos (Heb.2:6-7) y habitan el lugares celestiales, no se casan (Mt. 22:30), nunca morirán (Lc. 20:34-36) y no se les debe de adorar (Col 2:18; Ap. 19:9-10)

Pueden aparecer en forma humana (por lo general como hombres jóvenes Gn. 18:2,16; Heb. 13:2)

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