La Armadura
Enviado por tinobass • 30 de Junio de 2013 • 4.064 Palabras (17 Páginas) • 311 Visitas
LA ARMADURA DEL CREYENTE
1 Tes 5:8 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
LA SOBRIEDAD Y LA ARMADURA
Pablo sigue hablándonos de cómo debemos estar preparados para el día del Señor. Acaba de decirnos (vs. 4–7) que los que somos del día no debemos dormir ni vivir como borrachos, sino velar y ser sobrios.
Si recordamos que la gente suele desnudarse para dormir y vestirse para vivir de día, comprenderemos la transición a la nueva metáfora que el apóstol emplea ahora para seguir con su tema (v. 8).
Si vivimos de día y nos mantenemos despiertos, procuraremos estar adecuadamente vestidos.
¿Y cuál es nuestra indumentaria apropiada?
El apóstol acaba de emplear el verbo velar (o estar alerta), que, como ya hemos visto, puede tener connotaciones militares. Se asocia a la figura de un vigilante o un centinela La idea de la vigilancia presenta la figura de un centinela, en guardia y armado, ante la mente de Pablo.
El centinela, cuando hace guardia nocturna, es, precisamente, una persona que, como el creyente, vive como si fuera de día, aunque sea de noche. Tiene que mantenerse despierto aunque sus inclinaciones naturales le induzcan al sueño.
¿Y cómo se viste un centinela?
No con ropa civil, sino con la armadura de un soldado. Por así decirlo, como ciudadano de la patria celestial, el creyente debe vestirse con la «ropa civil» del nuevo hombre
• Ef.4:24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
• Col. 3:10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,
En otras palabras es vestirse de Cristo
• Gal.3:27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
• Ro. 13:12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.
Caracterizada por tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia y, sobre t odas estas cosas, amor
• Col. 3:12-14 12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
Tal es la vestimenta normal del cristiano y, así vestido, debe aparecer diariamente en el mundo.
1 Tes 5:8 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
Pero, como buen soldado de Jesucristo en servicio activo, Dios le equipa con la necesaria ropa militar… Si los creyentes queremos vivir de día en medio de la oscuridad que nos rodea, debemos también revestirnos con toda la armadura de Dios, como lo dice Efesios 6:10-20
• 10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;…
Sería una imprudencia hacer un turno de guardia sin la necesaria protección. Si queremos velar fielmente y mantenernos alertas como centinelas, debemos ponernos la coraza de la fe y del amor, y por yelmo la esperanza de la salvación.
Romanos 13:11–12 sigue la misma secuencia de ideas que encontramos en nuestro texto
• El reconocimiento de los tiempos por parte del creyente (cf. vs.1 Tes5: 1–2); 11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.
• La cercanía del «día» y la hora avanzada de la noche (cf. vs. 1Tes 5: 3–7); 12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas,
• La necesidad de vestirnos con las armas de la luz (cf. v. 1Tes 5:8). vistámonos las armas de la luz.
HABIENDONOS VESTIDO: UNA ACCION DEL PASADO, QUE CONDUCE A VIGILAR
Pablo asume que como creyentes, ya nos hemos vestido-cambiado; habiéndonos vestido… no exhorta a vestirse, sino que da como un hecho que ya estamos vestidos.
Por tanto, la fuerza del texto es: puesto que ya nos hemos vestido con la coraza y el yelmo, debemos seguir siendo sobrios. «Habiéndonos vestido», sugiriendo así que se ha tomado una decisión terminante. Es decir: ¡qué vergonzoso sería si, habiéndonos vestido ya como centinelas, en vez de mantenernos alertas y vigilantes, nos durmiéramos o nos emborracháramos en nuestro puesto de guardia!
Por tanto, en este versículo, Pablo contempla el revestirnos de fe, amor y esperanza no como una acción que debemos llevar a cabo en lo sucesivo, sino como algo que ya se ha cumplido en el pasado pero que nos conduce inevitablemente a la necesidad de mantenernos vigilantes como fieles soldados de Jesucristo.
CONCLUSION:
1 Tes 5:8 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
El creyente fiel y verdadero, participa de la fe, del amor y de la esperanza. Pero esta armadura, que ya viste, le prepara para vivir siempre alerta, esperando con sobriedad el retorno del Señor.
LAS PIEZAS DE NUESTRA ARMADURA
1 Tes 5:8 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
LA CORAZA DE LA FE Y DEL AMOR
Lo primero que observamos es que son dos piezas defensivas: LA CORAZA Y EL YELMO. Ciertamente, como buenos soldados de Cristo, tendremos que adiestrarnos también en el manejo de la espada del Espíritu,
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