La Conversión De García Morente
Enviado por anaasen • 30 de Octubre de 2013 • 1.081 Palabras (5 Páginas) • 296 Visitas
Manuel García Morente relata a su director espiritual el gran cambio vivido en Francia durante su exilio, su conversión cristiana. Juan Martín Velasco expone, a través de las vivencias del filósofo reconvertido, todos los procesos y las experiencias que se viven en el mundo de la religión. El ejemplo de García Morente y su relato sirven para reconstruir el esquema explicativo de la religión realizado por el famoso fenomenólogo español.
En primer lugar, García Morente describe la “ruptura de nivel” que le permitió adentrarse en el mundo de lo sagrado. Antes de esta “ruptura de nivel”, el filósofo sufre una crisis existencial causada por las circunstancias tan adversas en las que se encuentra, y empieza a cuestionarse sobre todo aquello en lo que no creía “¿Quién, pues, o qué o cuál era la causa de esa vida que, siendo la mía, no era mía?”. Llega a la conclusión que “algo” superior a él le ha entregado la vida, que ahora considera como suya: “algo o alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega”. Pero para acceder a este “alguien” necesita una “ruptura de nivel”, algo que lo transporte de lo mundano a lo sagrado. Esto lo consigue gracias a las composiciones de Berlioz que escucha en la radio “No me cabe la menor duda que esta especie de visión no fue sino producto de la fantasía excitada por la dulce y penetrante música de Berlioz, pero tuvo un efecto fulminante en mi alma: Ese es Dios, ése es el verdadero Dios, Dios vivo, ésa es la Providencia viva, me dije a mí mismo”. Por lo tanto García Morente consigue al fin llegar a Dios y penetrar en el ámbito de lo sagrado a través de la música.
En ese momento hay un cambio en la mente del filósofo y descubre el “Misterio”. En su relato aparecen varias características de este “Misterio”. Al principio, lo describe como el bien sumo, presente en la vida de los hombres, el que da valor a las cosas “Ese es Dios que entiende a los hombres”. Después, se explica la inmanencia del “Misterio”, su omnipresencia y su influencia sobre los hombres, “[Dios] que vive con los hombres, que sufre con ellos, que los consuela, que les da aliento y les trae la salvación”. También se nombra al “Misterio” como tremendo y fascinante a la vez, esa dualidad que provoca seguridad, atracción irresistible (“Yo había querido con toda sinceridad y devoción abrazarme a Dios”) y a la vez sobrecogimiento, “esa Providencia que hace y deshace la vida de los hombres”. Por último, el filósofo se refiere al “Misterio” como superior, trascendente; algo totalmente diferente a la naturaleza del hombre, alguien inalcanzable sin comparación posible con nada, “la distancia entre mi pobre humanidad y ese Dios teórico de la filosofía me había resultado infranqueable, demasiado lejos, demasiado ajeno, demasiado abstracto, demasiado geométrico e inhumano”.
Las mediaciones citadas en el texto para acercarse al mundo de lo sagrado se refieren sobre todo a Jesucristo, la representación de Dios en la Tierra, y la hierofanía principal de la religión cristiana. “Pero Cristo, pero Dios hecho hombre, Cristo sufriendo como yo, más que yo, muchísimo más que yo, a ése sí que lo entiendo y ése sí que
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