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La Fe Y El Temor No Pueden Existir Juntos


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2012  •  2.715 Palabras (11 Páginas)  •  628 Visitas

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La Fe Y el Temor No Pueden Existir Juntos

Dios habló repetidamente a los dirigentes de Israel sobre la fe y el temor. Se les dijo firmemente que confiaran en Dios y que no mostraran temor hacia otros dioses o hacia sus enemigos: "Sed fuertes y de mucho valor... No temáis a los dioses de los Amoritas" (Jos. 1:9; Jue. 6:10).

Como el aceite y el agua, la fe y el temor no se mezclan. Si empezamos con fe y la expresamos resistiendo al diablo, nuestro enemigo huirá de nosotros (Stg. 4:7). Si aceptamos el miedo, los poderes de la oscuridad (el diablo y los demonios) nos esclavizarán y la fe huirá de nosotros. Es así de sencillo.

Se Necesita Equilibrio

El diablo busca engañarnos ya sea por medio de esconder la verdad o tomando una parte de la verdad y llevándolo demasiado lejos. Con respecto a los demonios, le gustaría que nosotros:

1. Pensáramos que son inactivos o que ni siquiera existen, o

2. que viéramos al demonio detrás de cada problema de nuestra vida.

En los últimos años, algunos han hablado tanto de los demonios que mucha gente ha sido arrastrada por un gran temor. En lugar de verse libres de sus problemas, ellos tienen el peso añadido del horror. Cualquier doctrina o enseñanza puede ser dañina o peligrosa si se enfatiza demasiado o se enseña de una manera que no es la verdadera en relación con la Biblia.

Una señora años atrás estaba a punto de volverse loca por temor a los demonios. Se convirtió en una persona muy temerosa tras sentarse durante una semana entera bajo la enseñanza de cierto evangelista. La enseñanza que ella oyó la llevó a creer que su casa estaba llena de diablos. Tenía miedo de que cada habitación, armario y salita tuviera demonios escondidos que esperaban para dañarla.

Se necesitaron un par de semanas de enseñanza de la Biblia para sacarla del miedo y volverla a llevar a un lugar de fe. Todo lo que necesitamos es conocer la verdad y vivir en la libertad que ésta proporciona.

El Diablo No Posee Los Atributos De Dios

Como la señora señalada arriba, algunas personas tienen miedo de los demonios porque creen que ellos poseen poderes o características que no tienen.

El diablo y sus demonios no saben todas las cosas ni pueden leer nuestras mentes. No saben cómo reaccionaremos a los pensamientos o sentimientos que pongan en nuestras mentes o corazones. Tienen que esperar y ver lo que hacemos. En ocasiones pueden familiarizarse con nuestros patrones de comportamiento, pero no pueden prever o determinar nuestras acciones.

Satanás ciertamente no previó el resultado de su ataque contra Job. Tampoco esperó que la victoria le llegaría a Jesús a través de la cruz.

Los Poderes Demoníacos No Pueden Estar En Todas Partes Durante Todo El Tiempo

Ciertamente se sintieron muy molestos de estar alrededor de Jesús. También abandonaron rápidamente la escena cuando se enfrentaron con los apóstoles en el libro de los Hechos.

Los Demonios No Son Todopoderosos

Cuando David cantó canciones al Rey Saúl, el espíritu malo que le molestaba se apartaba. La alabanza y la adoración poderosa del Señor lanzan fuera las fuerzas demoníacas.

Aún los creyentes nuevos - cuando se someten a Dios - pueden hacer que el enemigo huya. De hecho, las características de arriba pertenecen solamente a Dios. Solamente el es:

1. Omnisciente: que lo sabe todo

2. Omnipresente: que está presente en todas partes

3. Omnipotente: que es todopoderoso

El diablo y sus demonios pueden atacarnos. Sin embargo, no pueden entrar en nuestras vidas a menos que les abramos la puerta por el camino de la duda, desobediencia o engaño. No poseen los atributos del Dios Todopoderoso. De hecho, el enemigo no es un obstáculo para un cristiano informado, uno que esté caminando en fe y obediencia.

Entre más pronto aceptemos esta verdad, más rápido nos apartaremos del temor parar entrar en la fe, y de la derrota para entrar en la victoria. Estos son, ciertamente, principios básicos para la vida cristiana victoriosa.

EL DIABLO Y SUS DEMONIOS HAN SIDO DERROTADOS Y DESHONRADOS

Nuestra victoria sobre los poderes diabólicos está señalada claramente en la Escritura. Uno de los versículos clave se encuentra en la carta de Pablo a la iglesia de Colosas: "Dios desarmó a derrotó a los principados y poderes - a los espíritus demoníacos que gobernaban. Los exhibió públicamente. Dios obtuvo la victoria a través de Cristo y de Su cruz" (Col 2:15).

En este pasaje se nos dice que Dios ha desarmado y derrotado a los poderes de los espíritus del mal que gobiernan al mundo. Esto se refiere a los demonios poderosos que forman parte de las fuerzas de Satanás. Se les privó de sus armas y autoridad. Ahora no tienen defensa y han sido degradados.

Esto es un cuadro muy vívido de un desfile de la victoria en el que el enemigo derrotado es expuesto a la vergüenza pública. Es una victoria que fue ganada por el Señor Jesucristo en el Calvario cuando fue crucificado.

La Derrota Significa La Redención De La Autoridad

En el acorazado Misurí, treinta años atrás, el general japonés Toj se rindió al general MacArthur de los Estados Unidos. La ceremonia de rendición tuvo lugar en 1946, en la bahía de Tokio. Los japoneses habían sido ya derrotados por las fuerzas militares aliadas.

La ceremonia fue bastante dramática. El General Toj subió a bordo del acorazado Misurí vestido con su uniforme de gala. Con él estaban hombres de alto rango tanto del gobierno como de los círculos militares. Llegó como el comandante en jefe de las fuerzas armadas japonesas. Entonces el General MacArthur subió al barco con los hombres representantes del gobierno y a las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Era un encuentro personal y cara a cara.

El general MacArthur se acercó y arrancó todas las medallas militares, cintas y condecoraciones de Toj. Después agarró y arrancó los emblemas de autoridad que llevaba en los hombros. Quedó reducido a un hombre derrotado y degradado sin poder ni autoridad. Toj fue más tarde ejecutado por crímenes de Guerra.

La ceremonia de rendición fue finalizada por el General Toj cuando agarro la espada que levaba al costado y se la entregó al general MacArthur.

Cuando Toj se rindió, no era solamente su propia derrota personal. Todas las fuerzas combinadas de aire, ejército, marina y militares del Japón, se rindieron y quedaron desprovistas de poder. Fue un momento de victoria y triunfo para los Estados

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