La Mayordomia Cristiana
Enviado por jairomartinez7 • 24 de Marzo de 2013 • 2.799 Palabras (12 Páginas) • 884 Visitas
La Mayordomía Cristiana
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” 1 Pedro 4:10
La mayordomía es una de las partes más importantes de la vida cristiana.
¿Qué significa la Mayordomía?
Mayordomo era el que manejaba o el que administraba la casa y los asuntos del otro, pero siempre tenía que rendir cuenta de su mayordomía al dueño; y mayordomía es el arte de administrar aquello que hemos recibido, tener responsabilidad con los bienes que Dios nos ha dejado, hasta que Él venga a pedirnos de lo que hemos hecho con ello. Un mayordomo cuida de los asuntos de una casa o hacienda, o administra las cuentas y la propiedad de otra persona. Somos administradores de lo que tenemos.
La Mayordomía Cristiana es ser responsable, administrando las cosas de Dios. La mayordomía significa la forma correcta de administrar las posesiones de Dios como siervos suyos.
Todo pertenece a Dios: este mundo, los recursos naturales, las riquezas, nuestros talentos, nuestro tiempo, nuestros propios cuerpos y almas. Dios nos ha entregado todo para administrarlo. En su nombre, en una forma responsable. Nosotros tenemos todo este mundo como una muestra de confianza para administrarlo en el nombre de Dios. Nosotros, como administradores de lo que nos ha sido entregado por Dios, tendremos que rendir cuenta a Dios por el uso que hacemos de estas cosas.
En el sentido bíblico, pues, el mayordomo administra los bienes de Dios. Dios es su patrón y él es administrador de los bienes de Dios. Dado que todo pertenece a Dios, todas las cosas deben ser administradas en nombre de Dios.
La mayordomía es un privilegio que Dios nos concede para ayudarnos a crecer en amor y obtener la victoria sobre el egoísmo y la codicia. El mayordomo se regocija en las bendiciones que otros reciben como resultado de su fidelidad.
Los principios de la mayordomía se hallan a través del mensaje tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento. Dios es el Dios de todas las cosas y recursos materiales y espirituales, no solo como Creador sino también como Redentor.
La buena mayordomía empieza con el reconocimiento de que Dios es el dueño de todas las cosas (1Cronicas 29:1-4; Lucas 12:42-48; Mateo 25:14-20; Lucas 19:12-27). No podemos “darle” a Dios la posesión de nuestros bienes materiales, El ya lo posee todo. A Él le pertenece todo. Solamente podemos reconocer y someternos a su dominio.
Jesús hablo de lo que puede reconocerse como el centro de interés en la vida de los seguidores de Cristo. “Donde esta vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mt 6:21). Después de Pentecostés se noto un gran cambio en la actitud de los creyentes con respecto a sus posesiones. A partir de ese momento hubo una gran manifestación de amor hacia los pobres y necesitados.
Nuestra fuerza, la inteligencia, los talentos y las habilidades personales, así como nuestra capacidad de adquirir posesiones materiales; todo nos ha sido dado como un regalo de Dios. Como mayordomos de Dios, ahora tenemos la responsabilidad de decidir si hemos de desarrollar nuestra vida y nuestros talentos, o si los derrocharemos con actos imprudentes. Si el Señor nos colmo de todas estas bendiciones es porque esta seguro de que podremos administrarlas como es debido.
La iglesia debe interesarse por ganar almas, mas que por recaudad fondos. Una persona que ha sido ganada verdaderamente para el Señor pondrá inmediatamente a los pies de Cristo todo lo que posee. Pablo se sentía responsable de cumplir con la comisión que le había sido encomendada
(1 Corintios 9:17). Así, cuando decimos que el cristiano es un mayordomo de Dios, simplemente queremos decir que: EL CRISTIANO ADMINISTRA LA PROPIEDAD DE DIOS.
El Cristiano pertenece a Dios
1. Su propiedad es de Dios. Todo lo que tengo y todo lo que soy pertenece a Dios.
“De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan” Salmo 24:1
“Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados. Conozco a toda las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti, porque mío es el mundo y su plenitud” Salmo 50:10-12
“mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos” Hageo 2:8
2. Su cuerpo es de Dios.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual esta en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no soy vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales, son de Dios” 1 Corintios 6:19-20
3. Su alma es de Dios.
“En su mano esta el alma de todo viviente; y el halito de todo el género humano” Job 12:10
En Conclusión: “porque ninguno de vosotros vive para si, y ninguno muere para si. Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” Romanos 14:7-8
Todo Cristiano es un mayordomo de Dios
Todo creyente es un mayordomo de lo que Dios le ha confiado.
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” 1 Pedro 4:10
“A uno dio cinco talentos, y a Otros dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos” Mateo 25:15
Rom 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Rom 12:4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
Rom 12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
Rom 12:6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
Rom 12:7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
Rom 12:8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
“Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como el quiere” 1Corintios 12:11
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