La Nueva Alianza
Enviado por ms.l90 • 5 de Noviembre de 2013 • 3.900 Palabras (16 Páginas) • 325 Visitas
“Alianza”
Dios quiere llevar a los hombres a una vida de comunión con él. Esta idea, fundamental para la doctrina de la salvación, es la que expresa el tema de la alianza. En el AT dirige todo el pensamiento religioso, pero se ve cómo con el tiempo se va profundizando. En el NT adquiere una plenitud sin igual, pues ahora tiene ya por contenido todo el misterio de Jesucristo.
AT
La alianza (berit), antes de referirse a las relaciones de los hombres con Dios, pertenece a la experiencia social de los hombres. Éstos se ligan entre sí con pactos y contratos. Acuerdos entre grupos o individuos iguales que quieren prestarse ayuda: son las alianzas de paz Gen 14,13 21,22ss 26,28 31,43ss 1Re 5,26 15,19, las alianzas de hermanos Am 1,9, los pactos de amistad 1Sa 23,18, e incluso el matrimonio Mal 2,14. Tratados desiguales, en que el poderoso promete su protección al débil, mientras que éste se compromete a servirle: el antiguo Oriente practicaba corrientemente estos pactos de vasallaje, y la historia bíblica ofrece diversos ejemplos de ellos Jos 9,11-15 1Sa 11,1 2Sa 3,12 ss. En estos casos el inferior puede solicitar la alianza; pero el poderoso la otorga según su beneplácito y dicta sus condiciones Ez 17,13s. La conclusión del pacto se hace según un ritual consagrado por el uso. Las partes se comprometen con juramento. Se cortan animales en dos y se pasa por entre los trozos pronunciando imprecaciones contra los eventuales transgresores Jer 34,18. Finalmente, se establece un memorial: se planta un árbol o se erige una piedra, que en adelante serán los testigos del pacto Gen 21,33 31,48ss. Tal es la experiencia fundamental, a partir de la cual Israel se representó sus relaciones con Dios.
I. LA ALIANZA DEL SINAÍ
El tema de la alianza no tardó en introducirse en el AT: forma el punto de partida de todo el pensamiento religioso. En el Sinaí, el pueblo libertado entró en alianza con Yahveh y así fue como el culto de Yahveh vino a ser su religión nacional. Evidentemente, la alianza en cuestión no es un pacto entre iguales; es análoga a los tratados de vasallaje: Yahveh decide con soberana libertad otorgar su alianza a Israel y él mismo dicta sus condiciones. Sin embargo, no se lleva demasiado lejos la comparación, pues la alianza sinaítica, dado que es cosa de Dios, es de un orden particular: de golpe revela un aspecto esencial del designio divino.
1. La alianza en el designio de Dios.
Ya en la visión de la zarza que ardía reveló Yahveh a un mismo tiempo a Moisés su nombre y su designio para con Israel: quiere libertar a Israel de Egipto para asentarlo en la tierra de Canaán Ex 3,7-10.16s, pues Israel es «su pueblo» 3,10, al que quiere dar la tierra prometida a sus padres Gen 12,7 13,15. Esto supone ya que por parte de Dios es Israel objeto de elección y depositario de una promesa. El éxodo viene luego a confirmarla revelación del Horeb: al libertar Dios efectivamente a su pueblo muestra que es el Señor y que es capaz de imponer su voluntad; así, el pueblo libertado responde al acontecimiento con su fe Ex 14,31. Ahora, una vez adquirido este punto, puede Dios ya revelar su designio de alianza: «Si escucháis mi voz y observáis mi alianza, seréis mi propiedad entre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra, pero vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación consagrada» Ex 19,5s. Estas palabras subrayan la gratuidad de la elección divina: Dios escogió a Israel sin méritos por su parte Dt 9,4ss, porque lo ama y quería mantener el juramento hecho a sus padres Dt 7,6ss. Habiéndolo separado de las naciones paganas, se lo reserva exclusivamente: Israel será su pueblo, le servirá con su culto, vendrá a ser su reino. Por su parte, Yahveh le garantiza ayuda y protección: ¿no lo había ya en tiempos del éxodo «llevado sobre alas de águila y traído a sí» Ex 19,4? Y ahora, frente al porvenir, le renueva sus promesas: el ángel de Yahveh caminará delante de él para facilitarle la conquista de la tierra prometida; allí le colmará Dios de sus bendiciones y le garantizará la vida y la paz Ex 23,20-31. La alianza, momento capital en el designio de Dios, domina así toda la evolución futura, cuyos detalles, sin embargo, no se revelan totalmente desde el comienzo.
2. Las cláusulas de la alianza.
Dios, al otorgar su afianza a Israel y hacerle promesas, le impone también condiciones que Israel deberá observar. Los relatos que se entrelazan en el Pentateuco ofrecen varias formulaciones de estas cláusulas que reglamentan el pacto y constituyen la ley. La primera concierne al culto del único Yahveh y la proscripción de la idolatría Ex 20,3ss Dt 5,7ss. De aquí se desprende inmediatamente la repulsa de toda alianza con las naciones paganas Ex 23,24 34,12-16. Pero también se sigue que Israel deberá aceptar todas las voluntades divinas, que envolverán su existencia entera en una red tupida de prescripciones: «Moisés expuso todo lo que le había prescrito Yahveh. Entonces todo el pue blo respondió: 'Todo lo que ha dicho Yahveh, lo observaremos'» Ex 19,7s. Compromiso solemne, cuyo respeto condicionará para siempre el destino histórico de Israel. El pueblo de Israel se halla en el cruee de los caminos. Si obedece, tiene aseguradas las bendiciones divinas; si falta a su palabra, él mismo se condena a las maldiciones Ex 23,20-33 Dt 28 Lev 26.
3. La conclusión de la alianza.
El relato complejo del Éxodo conserva dos rituales diferentes de la conclusión de la alianza. En el primero, Moisés, Aarón y los ancianos de Israel toman una comida sagrada en presencia de Yahveh, al que contemplan Ex 24,1s.9ss. El segundo parece reproducir una tradición litúrgica conservada en los santuarios del norte. Moisés erige doce estelas para las doce tribus y un altar para el sacrificio. Ofrece sacrificios, derrama parte de la sangre sobre el altar y rocía con ella al pueblo para indicar la unión que se establece entre Yahveh e Israel. Entonces el pueblo se compromete solemnemente a observar las cláusulas de la alianza Ex 24,3-8. La sangre de la alianza desempeña un papel esencial en este ritual.
Una vez concluido el pacto, diversos objetos perpetuarán su recuerdo, atestiguando a través de los siglos el compromiso inicial de Israel, El arca de la alianza es un escriño en el que se depositan las «tablas del testimonio» (es decir, de la ley); ella es el memorial de la alianza y el signo de la presencia de Dios en Israel Ex 25,10-22 Num 10,33-36. La tienda en que se la coloca, esbozo del templo futuro, es el lugar del encuentro de Yahveh y su pueblo Ex 33,7-11. Arca de alianza y tienda de la cita marcan el lugar de culto central, en el que la confederación de las tribus aporta a Yahveh el homenaje oficial
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