La Presencia De Dios
Enviado por guipamu • 5 de Octubre de 2013 • 7.939 Palabras (32 Páginas) • 570 Visitas
PRESENCIA, ROSTRO Y GLORIA
En la vida cristiana muchos hemos experimentado diversas situaciones en que el Espíritu de Dios se mueve de una manera extraordinaria; la presencia de Dios se manifiesta de una manera única y poderosa, trayendo momentos especiales en nuestras vidas que jamás olvidaremos. Durante estos momentos en que la presencia de Dios se concentra de tal manera, recibimos de Su parte bendiciones, somos quebrantados y restaurados, avivados, recibimos revelación específica de nuestro Padre Celestial, entre otras cosas que Él manifiesta. Por estas cosas, he percibido que la presencia de Dios se manifiesta de maneras distintas de acuerdo al propósito que desee para cada uno de nosotros. A lo largo de la Biblia encontramos pasajes donde nuestro Dios se manifiesta de maneras muy diferentes e inusuales, desde una llama en una zarza, en una columna de nube, como un silbo apacible, en una columna de fuego, a través de Jesucristo, etc. Y vemos un patrón que nos da una idea de un aspecto importante al cual profundizaremos.
Dios tiene básicamente tres formas esenciales de manifestarse: a través de su Presencia, al contemplar su Rostro ó al ser vislumbrados por su Gloria. Cada una de estas manifestaciones de Dios tiene que ver con un aspecto en nosotros que él desee cambiar: ya sea que quiera bendecirnos, que quiera moldear nuestras vidas o traernos dirección en cuanto a situaciones de pecado, del ministerio, lo familiar, etc. Su presencia implica bendición; ver su rostro conlleva al quebrantamiento y santificación, y contemplar su Gloria nos revela y nos capacita de una manera sobrenatural para la visión que ha determinado para cada uno de nosotros.
Al hablar de la Presencia, el Rostro y la Gloria no estamos hablando necesariamente de lo mismo. Aunque suene extraño, de manera práctica podemos comprobarlo, pues muchas veces podemos ver a dos personas en una celebración; uno siendo quebrantado, recibiendo a plenitud del Señor, avivado y siendo transformado y renovado; mientras que el de al lado está distraído e inconsciente de su presencia sanadora. Todo depende de nuestra hambre y anhelo por Él. La Presencia implica bendición, su Rostro resulta en quebrantamiento y la Gloria manifiesta nos concede revelación.
En el Antiguo Testamento vemos muchos ejemplos: Elías vivía en su presencia, Moisés veía cara a cara al Señor, Isaías pudo contemplar su Gloria. El Nuevo Testamento también nos añade información: La iglesia primitiva llevaba la presencia de Dios a través del pueblo, Pablo vio el rostro de Jesucristo, Moisés y Juan vieron la Gloria de Dios. Debido a este y muchos otros casos podríamos concluir entonces que Presencia, Rostro y Gloria se refiere a distintos niveles de la manifestación de Dios, refiriéndonos a las tres como concentraciones manifiestas de su presencia pues Él mismo se revela; sin embargo lo hace de maneras distintas y con propósitos particulares en momentos, lugares, formas y en personas muy diversas.
Para ilustrar esta definición me referiré al caso del tabernáculo de Dios en el tiempo del AT. Existe una analogía muy estrecha que nos explica de manera muy clara las distintas manifestaciones de Dios y los lugares del tabernáculo. Este simbolizaba esencialmente la íntegra presencia de Dios en el pueblo, fue el lugar donde se ofrecían continuos sacrificios por el pecado, donde frecuentemente contemplaron la Gloria de Dios. El mismo está compuesto de tres partes, y representan lugares de adoración y bendición (Atrio), justificación o perdón (lugar Santo) y el lugar de gloria y revelación (Lugar Santísimo)
Jesús es el vínculo clave que nos revela el camino a una mayor intimidad en nuestra búsqueda de su Ser. Esto esta claramente explícito cuando Jesús dice:”yo soy el camino, la verdad y la vida…” Juan 14:6 en ese momento Jesús se refiere justamente a cada uno de los lugares del tabernáculo, mencionando que Él es la puerta a cada una de estos lugares. El Espíritu Santo es nuestro ayudador durante todo el trayecto a la Gloria del Padre. Pues es Él quien produce el arrepentimiento, derrama la unción en sobre nosotros, nos sume en adoración y nos revela la Gloria manifiesta del Dios Vivo (Juan 16:13,14). Él nos guiará a la verdad.
EL TABERNÁCULO DE DIOS
El Tabernáculo es la figura que revela la sombra del Cristo que habría de venir y las condiciones o el orden dado por Dios para llegar a la comunión total con Él. El Tabernáculo era un lugar de transformación y preparación para el sacerdote que se disponía a introducirse al lugar Santísimo (lugar de Gloria y revelación de parte de Dios para el pueblo)
A través del tabernáculo podemos percatarnos del grado de santidad que requería el ingresar en cada parte del mismo. Los objetos que se encontraban dentro del tabernáculo en los respectivos lugares, representaban un patrón de pureza y valor a medida que estaban colocados en los diferentes lugares del tabernáculo. Estos materiales con los que se construían los elementos iban en grado creciente desde el bronce, pasando por la plata el oro mezclado hasta llegar al oro puro. Esta perfección y santidad gradual explica por qué el pueblo pudo llegar solamente hasta el patio, los sacerdotes hasta el Lugar Santo y sólo el sumo sacerdote al Lugar Santísimo. Esto nos dice que aun hoy es necesario presentar un nivel de santidad creciente a fin de recorrer por completo el tabernáculo en la búsqueda de la comunión intima con Dios.
DESCRIPCIÓN DEL TABERNÁCULO
ATRIO
Es el primer y más externo lugar del tabernáculo, en este lugar el pueblo se reunía para alabar al Dios de Israel y conocer la respuesta de Dios a la ofrenda de expiación del sumo sacerdote. En los atrios habitaba permanentemente la presencia de Dios y es donde el sacerdote ofrecía el sacrificio sobre el altar, se purificaba en la fuente y luego podía entrar en el Lugar Santo. Vemos entonces que el atrio era una preparación para el lugar Santo y contenía principalmente dos elementos:
1. EL ALTAR DEL SACRIFICIO
Llamado también el altar del holocausto. Era de madera, cubierto de bronce, con cuatro cuernos y cuatro anillos por los que pasaban las varas con que se portaba en el desierto. En el centro tenía una rejilla sobre la que se colocaba el sacrificio. Sobre el altar se ofrecía el holocausto continuo y otros sacrificios por la mañana y por la tarde; y nunca se apagaba el fuego.
El altar, en sentido figurado, es el lugar de consagración donde demostramos continuamente nuestra absoluta dedicación a Dios. Jesús dijo “el que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” Lucas 9:23. Implica una continua renuncia a la voluntad nuestra para aceptar la de Él, a nuestros pensamientos para llenarnos de los
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