La Teología Moral Alfonsiana
Enviado por radolf • 15 de Mayo de 2017 • Monografía • 3.715 Palabras (15 Páginas) • 416 Visitas
La Teología Moral Alfonsiana
Sabatino Majorano cssr
(Traducción del Francés por Raúl Párraga sdb)
Para la inculturación hace falta el discernimiento de la cultura, y para el discernimiento, se necesita la ayuda de la teología moral.
La reflexión teológico-moral constituye un elemento de la herencia alfonsiana.
La teología moral es un tratado de nuestra tradición.
Después, no se trata de cualquier reflexión. Nuestro compromiso es hacia una moral de la benignidad pastoral. Hoy hay un retorno del rigorismo que hace olvidar que solo el camino de la benignidad es el camino de Dios. Nosotros, los Redentoristas, debemos ser fieles al enfoque alfonsiano de teología moral y proponérselo a los hombres.
Dos reflexiones:
Reflexión respecto a la metodología moral de San Alfonso.
Reflexión respecto a la conciencia (debemos ser los defensores de la dignidad de cada persona)
LA SITUACION DE LA TEOLOGIA MORAL EN EL SIGLO XVIII
En esta época, el bien es la ley, el mandamiento. Porque solamente cuando una cosa es impuesta por una ley esta cosa es perfecta. Todo está mandado: los mandamientos, el derecho, la administración… Eso es lo que da la perfección. El siglo XVIII fue esquivo respecto a la libertad.
La ley moral está fundada sobre la naturaleza, por tanto ella está por encima de la Historia, ella es universal, absoluta, inmutable. (Aún hoy si se quiere estar a la moda, tener éxito, se precisa ser rigoristas). Hace falta que la Historia se adapte a la ley. Se debe aplicar las leyes, pero la ley es una cosa que está allá y que no puede ser modificada.
La formación moral es, por tanto, un crecimiento de información. Nuestra vida moral está determinada por el conocimiento de las leyes. Somos formados cuando conocemos la ley que mira cada una de nuestras acciones. La verdad moral es de la ley y, cuando no hay una ley clara, la verdad está dada por los sistemas morales sin que la conciencia tenga una tarea que cumplir. Siempre es un trabajo de aplicación.
EL CAMINO DE ALFONSO COMO MORALISTA:
Sabemos que Alfonso fue formado por maestros rigoristas. En su mentalidad había también influencia de su padre que era un hombre de autoridad, pero también la de su madre que era una mujer de ternura. Pero él escribió: “Cuando comencé la actividad pastoral en las misiones para los pobres, hice una doble experiencia: la primera, que en la práctica pastoral aquellos que defendían las opiniones rígidas no eran numerosos. Más numerosos eran los que defendían las posiciones benignas. La otra experiencia es que vi que los que defendían las posiciones rígidas eran casi todas personas que estaban alejadas de la vida y que vivían solamente con sus libros, no con los hombres.”
A partir de esto, Alfonso llega a una conclusión: en atención a la debilidad histórica del hombre, no es seguro que conducirlo por caminos más rígidos sea la mejor manera de actuar. Es la primera clave de la moral alfonsiana.
Alfonso hace otra experiencia: él conoce a Cristo Redentor, lleno de misericordia. Esto significa que Dios se abaja al hombre, toma al hombre en sus manos y lo eleva: no espera a que el hombre venga a El. Este conocimiento de Cristo salvador es la otra clave de la moral alfonsiana.
Su primer escrito de teología moral concierne a la blasfemia sobre los muertos. Había obispos que habían dicho que estas blasfemias eran pecados, pecados mortales y pecados reservados. Alfonso escribe (su primer escrito) : “Hice investigaciones y pregunté a los que empleaban estas expresiones y a aquellos que los escuchaban si ellos tenían verdaderamente intención de maldecir a los muertos, ellos me respondieron que “no”; por tanto, no es un pecado.”
De allí, el método. Hace falta mirar lo que hay en la vida, incluso frente a una afirmación de la autoridad. De ahí surge la teoría del equiprobabilismo que significa dos cosas:
La solución de un problema moral no debe nunca buscarse solamente dentro de consideraciones abstractas; es necesario examinar verdaderamente las situaciones concretas. Siempre hay que escuchar antes a la vida.
Es necesario superar la oposición entre libertad y Dios. No son realidades opuestas entre sí. Dios quiere la libertad del hombre y la libertad del hombre es una búsqueda de Dios; de allí, la necesidad de superar las oposiciones.
LAS AFIRMACIONES FUNDAMENTALES DE ALFONSO CON RESPECTO A LA TEOLOGIA MORAL:
La teología moral es la verdad moral formulada para los pobres y a partir de los pobres. Lo que significa, antes que nada, que la verdad moral es fiel a Cristo cuando ella sigue a Cristo como verdad para nosotros. El se hizo verdad encarnándose por nosotros: El renunció a su gloria. La teología moral hace que el paso de Cristo se vuelva verdad para los pobres. Para vivir ciertos valores (como en el ámbito de la sexualidad o de la justicia) hacen falta los medios (materiales) para vivirlos. Si nos proponemos directivas morales fuera de las posibilidades de los pobres no estamos en la línea de Cristo. La verdad moral siempre debe ser la de la kénosis de Cristo: la que frecuentemente toma la forma humilde de los pobres.
Para formular la verdad moral hace falta escuchar a los abandonados porque frecuentemente ellos nos pueden decir las cosas que son más importantes que un montón de libros o lecciones de teología. Hoy día esta actitud de escucha debe ser más fuerte.
Dios quiere, antes que nada, al hombre como libertad (sic, NdT). Para la libertad de los hombres, El ha querido la ley moral. De esta afirmación, Alfonso saca como consecuencias:
Nunca hay que imponer a los hombres alguna cosa como pecado si no hay para eso una razón evidente: la probabilidad de duda no impone una obligación moral. En el plano de las formulaciones generales a menudo no hay dudas, porque la duda viene de la historia, de la realidad vivida.
Si, respecto de una obligación moral, hay una duda fundada, entonces eso significa que esta obligación no ha sido promulgada: hay una duda de obligación, pero no hay obligación y, por tanto, el hombre queda en su libertad. La obligación debe ser promulgada de una manera clara. El lugar de esta obligación es la conciencia del hombre. Cuando hay enfrentamiento entre conciencia y clara obligación moral, entonces prima la obligación moral. Para Alfonso, prima la evangelización y, por tanto, el descubrimiento de los valores que son las normas morales.
La crisis moral de nuestra sociedad no es la crisis de las normas, sino la crisis de los valores. Debemos volver a la evangelización, al anuncio claro y convencido de los valores. Entonces, el hombre podrá comprender las normas, pero esto, a partir de la experiencia de los valores.
Si presentamos
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