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La mancha en el muro


Enviado por   •  21 de Marzo de 2015  •  Síntesis  •  684 Palabras (3 Páginas)  •  259 Visitas

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La mancha en el muro

Todos en la familia estaban sorprendidos con la visita de Enzo, pues desde que se independizó, pasaban demasiados días para disfrutar de su compañía, cuando dijo que se quedaría algunos días, fue difícil creerlo. También resultaba raro que no trajera consigo algunas de sus pertenecías, ni siquiera una moda de ropa. Aun así, lo recibieron con una sonrisa.

Al paso de los días, notaron algo raro en su actitud, él se veía mal, descuidaba su aspecto, además no comía ni dormía bien, solo se encerraba en una habitación y estaba tan nervioso que su propia respiración lo asustaba. Por más que insistieron en saber el motivo de su desesperación, se mantenía en silencio, y se marchaba comiéndose las uñas. Sigue leyendo →

Esta entrada se publicó en Cuentos de terror y está etiquetada con cuentos de terror, La mancha en el muro en febrero 10, 2015 por Alexa.

Una autopsia de rutina

- ¡Qué noche más aburrida! Me gustaría algo de acción.

Esas eran las palabras que pronunciaba Tadeo en voz baja, mientras bebía una taza de café y esperaba a que llegaran los nuevos “inquilinos” a la morgue (al menos así llamaba él a los cadáveres).

Finalmente los cuerpos fueron enviados a la zona de autopsias y el forense se puso a trabajar. Los expedientes de los difuntos venían preclasificados por las siguientes causas: herida de bala, asfixia y paro cardiaco.

- Bien. Comencemos por el sujeto del “corazoncito” detenido. Con eso de que estamos en el mes de febrero, seguramente su novia lo dejó y por desconsuelo terminó aquí. Dijo Tadeo.

Tomó el bisturí y abrió el pecho del hombre para determinar la verdadera causa de la muerte.

- Con razón, las venas de este individuo están llenas de colesterol. ¿Así como querías que la sangre siguiera circulando amigo? Debiste cuidar tu alimentación. Rió el doctor.

Sin embargo, en el momento en el que estaba retirando el corazón para introducirlo en un recipiente de vidrio, una de las arterias se reventó dejando escapar un gas de color violeta.

- ¿Qué es esto? Y yo que creí que eran sedimentos de lípidos. Mencionó para sí mismo el forense.

No obstante, antes que pudiera llamar a alguno de sus colegas para que lo ayudaran en el estudio de esa sustancia, el vapor morado empezó a tomar una figura humanoide.

De repente, las paredes de la sala retumbaron y se escuchó una voz aguda que dijo:

- No tienes sitio alguno en donde te puedas ocultar de mí. Así que mejor ríndete y entrégate a las órdenes de Zarthos.

- ¿Quién es Zarthos? Alcanzó a preguntar Tadeo.

- Es un conquistador interestelar que se dedica a extraer el alma de distintos seres existentes en sistemas lejanos. Tú eres el siguiente.

En eso el engendro se volvió a transformar en gas e ingresó al cuerpo del especialista a través

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