La promesa de las tierras

La promesa de las tierras

Fue una de las principales demandas de la Revolución Mexicana que tuvo inicio en 1910: la devolución de las tierras. El 80% de la población durante los 33 largos años del porfiriato eran personas despojadas de sus tierras, y bajo el movimiento armado vieron la posibilidad de que se las devolvieran. En este ensayo se expondrá la vida de uno de los líderes sociales más importantes de la Revolución, y se pretende demostrar que fue un hombre que vale la pena ser estudiado, y que tuvo logros sustanciales en la historia del agrarismo de nuestro país.

Emiliano Zapata, “El Caudillo del Sur”, fue uno de los líderes militares más importantes de la Revolución. Y no sólo eso, sino que fue también el claro ejemplo de líder social. Zapata se enfocó en lo que él buscaba, y no divagó en conseguirlo. Quería la devolución de las tierras que habían sido despojadas, y supo bien que para conseguirlo primero debía hacerlo en su propio territorio, es decir en Morelos. Para esto distribuyó la tierra mediante comisiones agrarias creadas por él, y se aseguró de supervisar cuidadosamente que todos los miembros fueran tratados con equidad para que no existieran favoritismos. Además creó la primera organización agraria para créditos de México, y la industria azucarera fue otro aspecto que trató de reorganizar, ya que en el estado de Morelos la principal producción era el azúcar.

Zapata nació el 8 de agosto de 1879 en Anenecuilco, Morelos, y demostró ser el caudillo que Morelos tanto necesitaba. Por ser de familia pobre no recibió educación pero a los 23 años empezó activamente a apoyar el reparto de tierras, apoyando la Junta de Cuautla que luchaba por los ejidos de Morelos, pero debido a la represión de parte de Porfirio Díaz tuvo que huir a la capital y rápidamente se dio cuenta de las grandes injusticias que aquejaban también a todo el país. Cuando regresó a su estado distribuyó las primeras tierras en 1909 tras tomar un Hospital, y el pueblo de Morelos rápidamente lo reconoció como su gran líder.

Don Emiliano pronto demostró ser de los pocos que buscaban la unión y no el individualismo, como se vio en muchos otros caudillos. Cuando Madero lanzó el Plan de San Luis, Zapata decidió apoyarlo confiando en él, para que luego de licenciar sus tropas fuera traicionado por León de la Barra, quien era el presidente interino y quien mandó a Huerta a que lo combatiera.

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