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Laisismo Y Laisidad


Enviado por   •  17 de Marzo de 2014  •  1.031 Palabras (5 Páginas)  •  353 Visitas

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¿Laicidad o laicismo?

p. Eugenio Martín, LC

«El acto religioso es el más personal e íntimo de un ser humano. Y consiste en la actitud que tomamos frente a Dios, frente a los demás y frente a la propia conciencia»

La venida del Papa Benedicto XVI a México ha traído, entre muchas cosas, un interesante debate en torno al tema de la laicidad del Estado. Desde hace veinte años la República Mexicana vivía una esquizofrenia reflejada muy bien en la anécdota que un testigo presencial me refirió de la conversación que mantuvo el Presidente José López Portillo con el Papa Juan Pablo II cuando lo recibió en el aeropuerto del D.F. en su primera visita a México el 26 de enero de 1979. “Bienvenido a México, Santidad. Llega usted a un país surrealista, porque la mayoría de los mexicanos son católicos, pero no lo puedo recibir oficialmente, porque no tenemos relaciones diplomáticas con el Vaticano. Sin embargo, le quisiera pedir el favor de si podría oficiar una misa privada en Los Pinos para mi mamá, que es muy católica”.

Ahora que Benedicto XVI sí pudo ser recibido oficialmente por el Presidente Felipe Calderón resulta que a algunos políticos e intelectuales les pareció maquiavélica la elección de la fecha y el lugar que el Papa escogió para su visita. Abrazando el estandarte de la sacra laicidad del Estado, denunciaron las intenciones ocultas de la Iglesia al traer a su máximo representante al centro simbólico del “México católico” justo antes de la campaña a las elecciones presidenciales. Y recordando la memoria de Don Benito Juárez, se han rasgado las vestiduras por ver al Presidente de la República recibir la comunión en una ceremonia religiosa presidida por el Sumo Pontífice. Leyendo interpretaciones tan retorcidas, me ha venido a la memoria la conocida anécdota del Benemérito de las Américas, que cuando le preguntaron si su hija se iba a casar por la Iglesia Católica, respondió con seguridad y firmeza: “¡Por supuesto! Mi hija no es una cualquiera”. Creo que los candidatos a la presidencia de los principales partidos políticos tampoco quisieron ser considerados unos “cualquiera” y no tuvieron problema de asistir a la misa pública que el Papa celebró en el Parque Bicentenario.

Y es que, a pesar de tantos prejuicios y predisposiciones negativas a la visita del Papa, el pueblo mexicano manifestó una vez más su espontaneidad y entusiasmo a la hora de vivir su fe. Mexicanos de muy diversos estados, condiciones sociales y generaciones –con predominio de muchísimos jóvenes- abarrotaron las calles de Guanajuato y se entregaron de corazón al Papa. Como sucedió en las anteriores visitas apostólicas de Juan Pablo II a nuestro país, no se avergonzaron de mostrar al mundo que México sigue “siempre fiel” a sus raíces y tradiciones católicas, orgulloso de ser un país hospitalario, alegre y profundamente religioso.

Pasado el enojo de algunos y el fervor popular levantado por esta visita papal, creo que lo más sensato y oportuno es reflexionar sobre la libertad religiosa y el significado del “Estado laico” como marco jurídico que permita superar estas tensiones y establecer

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